El sector apícola andaluz atraviesa una crisis sin precedentes, una situación "catastrófica" que pone en peligro la supervivencia de las colmenas, el aporte medioambiental que realizan las abejas y el sustento de más de 3.000 familias que dependen de manera directa de la miel en la región.
Las altas temperaturas y falta de precipitaciones que se están registrando esta primavera han dado la puntilla final a un sector que lleva una década en lucha por su subsistencia y que viene sufriendo otros problemas como las desmesuradas importaciones de miel procedente de China, que se comercializa en la gran distribución a bajos precios.
"La situación es totalmente catastrófica, el campo se está secando, no hay flores y corremos el riesgo de que mueran las colmenas", advierte Antonio Álvarez, responsable de Apicultura en COAG Andalucía.
El escenario, aunque se ha agravado en los últimos meses, no es nuevo y los apicultores llevan más de dos años trabajando a pérdidas. Según explican desde la organización agraria, la mayor parte de ellos había firmado compromisos de mantener durante cinco años sus colmenas para poder recibir ayudas de la PAC, por eso, aunque no eran rentables debían seguir trabajándolas.
En enero muchos de esos "periodos de permanencia" vencieron y los apicultores en peor situación decidieron dar de baja sus colmenas de los registros apícolas de la OCAS (Oficinas Comarcales Agrarias). Esto ha provocado que en los primeros cuatro meses del año Andalucía haya perdido el 25% de sus colmenas censadas.
"No es tan fácil que se pierdan las colmenas, porque aunque se den de baja, los apicultores tienen que seguir cuidándolas para que no mueran, muchos las han puesto en venta, pero la situación es tan complicada que nadie las compra", comenta el portavoz del sector.
La pasada campaña en la región había entre 550.000 y 600.000 colmenas y tras esta merma quedan activas poco más de 430.000, lo que unido a las pésimas condiciones climatológicas va a mermar notablemente la producción de miel.
Caída de la producción
En 2022 las colmenas andaluzas generaron apenas un 40% de la producción de miel de una campaña normal y para este año se espera una caída aún mayor, con una cantidad de producto que apenas alcanzara el 30% de su capacidad.
"Algunas floraciones no van a dar nada de miel, el azahar y el aguacate se están manteniendo, pero las de verano pintan muy mal, el girasol apenas se ha sembrado y el algodón tampoco", lamenta Álvarez.
Los apicultores, que se mantienen en pie de guerra contra las importaciones masivas, aseguran que el año pasado España recibió más de 7.500 toneladas de miel procedente de China, que se vendió sin etiquetar de manera correcta.
"En los lineales de la gran distribución no encontramos miel China y eso quiere decir que se está mezclando y enmascarando para sortear la normativa", apunta el representante del sector, asegurando que el 50% del producto que proviene fuera de España está adulterado.
En este sentido, desde COAG hacen un llamamiento a los consumidores para que compren miel procedente de España, garantizando así la calidad del producto, ya que la que está adulterada no tiene los mismos beneficios para la salud.
"Una miel de China no poliniza nuestros campos y eso no lo valoramos, nos vendemos por un producto barato que ni siquiera es miel. Los consumidores juegan un papel muy importante en este escenario tan complicado y deben saber que la miel es muy beneficiosa para la salud, pero si está adulterada no, eso solamente es agua con azúcar", destaca.
Como en otros sectores, la subida de los costes de producción también está mermando la rentabilidad de las colmenas, de hecho algunos gastos como el combustible o los piensos apícolas se han disparado hasta en un 70%.
Fijador de producción
Los apicultores han lanzado un SOS y piden ayudas directas para tratar de salvar a un sector que además de actuar como fijador de población rural en la Andalucía vaciada, es esencial para el medio ambiente por la labor que cumplen las abejas en el ecosistema y en los cultivos.
"La polinización es el valor real de la apicultura, porque aumenta la producción de la cosecha, crea cubiertas vegetales y reduce la erosión y la desertización", subraya el representante de COAG.
En lo que va de año, los apicultores han aunado fuerzas en varias ocasiones concentrándose incluso ante el Ministerio de Agricultura y aseguran que lo seguirán haciendo hasta conseguir ayudas.
"Lo primero que necesitamos es que la Unión Europea cambie el código aduanero que permite las trampas legales y la entrada de miel China y lo segundo es que nos ayuden económicamente para rescatar a un sector que se está hundiendo. Somos muy pocos, no necesitamos mucho, para el rescate a los bancos si que hubo dinero, pero para nosotros no. Ahora estamos en plena campaña, pero en cuanto baje el trabajo seguiremos con la lucha", concluye el apicultor.