Cuando el Pentágono se ve obligado a explicar que "no se ha detectado actividad alienígena en los últimos días" sobre el cielo de EEUU, es que algo muy raro está ocurriendo. Y no es para menos: en lo que va de mes, el Ejército estadounidense ha derribado ya cuatro objetos voladores, probablemente globos, sobre el cielo de su país y el de Canadá, que patrulla conjuntamente con las Fuerzas Armadas de su vecino del norte. Una situación que puede sonar a broma pero que ha vuelto a tensar las relaciones políticas y comerciales entre China y EEUU apenas pocos meses después de que sus respectivos presidentes, Xi Jinping y Joe Biden, abrieran la puerta a una distensión.
El primer globo fue derribado el 4 de febrero, en la costa de Carolina del Sur, tras pasearse sobre casi todo el país. El siguiente cayó el 10 de febrero, sobre Deadhorse, Alaska. El día siguiente, el Gobierno de Canadá solicitó a la Fuerza Aérea estadounidense que derribara otro objeto que sobrevolaba Yukon. Y este domingo 12, mientras EEUU veía la final de la Super Bowl, otro aparato sin identificar apareció sobre el Lago Hurón, en la frontera entre ambos países. A ello se suma otro globo detectado en Latinoamérica, que fue visto sobre Costa Rica.
Esta lista hace pensar que se ha desatado una epidemia de globos espía. La explicación, sin embargo, es que estos aparatos, muchos de ellos usados para fines estrictamente científicos y meteorológicos, llevan años sobrevolando medio mundo sin despertar la preocupación de ningún Gobierno. Hasta ahora: en cuanto EEUU ha empezado a buscarlos en serio, no ha dejado de encontrarlos.
La cuestión que ha desatado todas las alarmas es la sospecha de que estos globos, o al menos algunos de ellos, no sean meros aparatos de recogida de datos meteorológicos, como asegura China, sino mecanismos de espionaje, con aparatos de vigilancia y reconocimiento. Varios de ellos, además, se han paseado cerca de Montana, un estado fronterizo con Canadá donde se sitúan varias de las principales ojivas nucleares estadounidenses, y cuyo terreno la inteligencia militar extranjera tiene mucho interés por observar.
El pasado viernes, como consecuencia, EEUU sancionó a China Electronics Technology Group (CETG), una firma tecnológica relacionada con el Ejército chino, según informa Bloomberg. En 2017, la agencia oficial de noticias china Xinhua anunció que CETG había desarrollado un globo con radares y otros materiales de espionaje tecnológico, lo que ha desatado las sospechas norteamericanas.
China, por su parte, ha decidido contraatacar con un "y tú más": este lunes, el Gobierno asiático ha acusado a EEUU de haber mandado 10 globos sobre su país durante 2022 -algo que Washington ha desmentido inmediatamente- y ha afirmado que va a derribar un supuesto aparato americano que estaría sobrevolando su territorio estos días.
Crisis doble
La epidemia de globos espía ha provocado una doble crisis al Gobierno de Biden. Por un lado, la oposición republicana le acusa de ser "blando" con China por no haber derribado el primer globo inmediatamente (el Ejecutivo alegó que era demasiado grande y pesado como para hacerlo caer sobre áreas pobladas, por lo que esperaron a que saliera al mar), y le exige tomar represalias contra Pekín de forma inmediata.
Enfrente, a China no le ha sentado nada bien la respuesta de Biden: la suspensión de la visita programada para la semana pasada del secretario de Estado (ministro de Exteriores), Anthony Blinken, al presidente Xi, el primer encuentro al más alto nivel en uno de los dos países desde que Biden es presidente. China cree que esta crisis muestra, por un lado, la debilidad de Biden, obligado a tomar medidas simbólicas como estas para sacudirse la presión republicana; y, por otro, la falta de voluntad de EEUU para reducir las tensiones entre ambos países, que están en su nivel más alto en décadas desde que el expresidente Donald Trump decidiera imponer múltiples sanciones comerciales a Pekín.
La pregunta ahora es si esta crisis será una breve interrupción en el proceso de deshielo, o una nueva congelación. Los republicanos han creado un Comité en la Cámara de Representantes sobre el papel de China en el mundo, para presionar contra cualquier concesión, y la próxima campaña presidencial, que se pondrá en marcha en un año, no dará ninguna tregua a Pekín. La oportunidad de reconstruir los dañados puentes comerciales y políticos es ahora... si los globos lo permiten.