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Este el término que quiere superar al Coeficiente Intelectual y a la Inteligencia Emocional

  • La Inteligencia Experiencial no debe entrenarse, al contrario que las anteriores
  • Requiere de seguir unos pasos de hacer memoria con nuestro pasado
  • Entre sus beneficios están la autoconciencia y el reconocimiento de los logros
Foto: Dreamstime.
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Soren Kaplan es autor del libro "Inteligencia Experiencial: Aprovecha el poder de la experiencia para avances personales y de negocios". También es científico de investigación afiliado de la Universidad del Sur de California. El mismo propone un término para predecir el éxito de las personas, y que pretende superar al Coeficiente Intelectual (CI) y a la Inteligencia Emocional (EI). Se trata, precisamente, de la Inteligencia Experiencial.

"Es la combinación de actitudes, habilidades y conocimiento técnico que obtuviste en tus experiencias pasadas", explica el autor. Aunque publicó su obra el pasado martes, cabe añadir que este término no lo ha acuñado él, sino que hace décadas lo propuso el psicólogo Robert Sternberg.

¿Por qué optar por el término?

Sin embargo, la popularidad del término ha aflorado en los últimos años, y Kaplan considera que es el momento de equipararlo con otros test de inteligencia. Además, con la popularidad emergente de programas de Inteligencia Artificial (IA) como ChatGPT, que buscan "mercantilizar el contenido en tu cabeza", el mismo añade que las personas deben encontrar formas varias de analizar el concepto de la inteligencia. "Cuando eso pase... ¿Qué nos queda? Nuestras experiencias", comenta.

Además, el mismo añade que si bien la IE puede requerir de entrenamiento, para comenzar a aplicar la Inteligencia Experiencial en la vida no es necesaria preparación. "Todo el mundo la tiene. No es algo nuevo que te tengas que aprender, sino que ha estado escondido todo este tiempo", dice.

¿Cuál es la forma de medirla?

Kaplan afirma que se puede conseguir una "puntuación concreta" de este tipo de test de inteligencia, a diferencia de los otros. Para ello pide comenzar reuniendo las experiencias más impactantes que se hayan tenido, a través de eventos importantes en la vida de uno. Se debe recordar el sentimiento que se experimentó entonces, por ejemplo la inestabilidad de ser un niño que no paraba de trasladarse con su familia.

Después, se debe pensar sobre qué creencias se han internalizado en base a esos momentos. Por ejemplo, y siguiendo con el caso anterior, quizás ese niño se convirtió en una persona a la que le cuesta comprometerse con otras personas o ligares, sabiendo lo a menudo que tuvieron lugar los cambios en su pasado. Si se tienen dificultades para recordar esos sentimientos y creencias, Kaplan dice que es normal, pues requiere de un esfuerzo.

Acto seguido, y sin importar si eso que se recuerda es negativo, el autor habla de considerar qué habilidades se pueden haber desarrollado en base a ello. Esa moraleja final es la que mide la Inteligencia Experiencial, y Kaplan afirma que puede considerarse la posibilidad de añadirla en el Currículum o en la carta de presentación.

La manera de aprovecharla

De acuerdo con el autor, ser capaz de medir la Inteligencia Experiencial propia puede ayudar a ser más consciente de uno mismo, algo clave tanto para tomar decisiones como para construir una relación. En el ámbito laboral específicamente, ayuda a describir mejor las propias fortalezas a potenciales empleadores.

Y Kaplan añade que usualmente las mejores mediciones vienen desde sitios sorprendentes. Por ejemplo, recuerda preguntar a la entonces directora de marketing en The Hershey Company, Santhi Ramesh, qué experiencias fuera de su CV le ayudaron a alcanzar dicho puesto de responsabilidad. Su respuesta fue: "Ah, es fácil, pues toco el violín", con lo que él le preguntó, visiblemente sorprendido, cómo puede ser eso.

Ella le dijo que tocar el violín requiere de mucha concentración y de la capacidad de centrarse en sus destrezas. Cuando tocaba en una orquesta, necesitaba la capacidad de tomar el liderazgo, a la vez que sintonizarse con los demás. Afirma que esa fue su moraleja: ya has hecho la parte complicada de vivir y recolectar experiencias. Este tipo de inteligencia se trata simplemente de canalizarlas hacia el objetivo que uno se ha propuesto. "El mundo sería un lugar mejor si todos empezamos a ser conscientes de lo que ya existe de otra manera", asevera Kaplan.

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