
Phil Stutz es un psiquiatra, terapeuta y autor que trabaja con el afamado actor Jonah Hill. El experto asegura que una vida satisfactoria viene de la mano con cultivar la disciplina personal. Por tanto, asegura que el autocontrol se puede entrenar, y no es algo con lo que se nazca o no.
En un episodio reciente del podcast "Experto de sillón", Stutz comentaba que la autodisciplina no equivale a machacarse cuando un día no se cumple un objetivo de entrenamiento, o si se cometió un error en el trabajo. En su lugar, el mismo habla de una serie de pasos a seguir para alcanzar una mejoría personal importante.
Stutz asegura que cada paso implica lograr un mérito individual, así como que la mejor forma de aprovecharlos es desarrollando los tres. Además, cree que para poder equilibrar la salud física con la mental, una persona debería haber asimilado el concepto de disciplina cuando alcance los 27 años de edad. Para ello, Stutz ofrece tres etapas:
Disciplina reactiva
La disciplina reactiva es, por así decirlo, esa voz interior que advierte antes de tomar una decisión poco productiva o irresponsable, o bien que regaña cuando esta se está acometiendo. Esta reacción se basa en cómo la persona predice el resultado de sus propias acciones.
Por tanto, Stutz comenta que dominar esta primera fase implica saber decidir cómo reaccionar ante un conflicto interno o externo.
"La disciplina reactiva la entiende todo el mundo. Es aquella que te dice: 'No comas esa galleta'. Se llama autorepresión", explicaba en el podcast. Esta fase debería ser incómoda, pues es probable que implique lo opuesto a lo que la persona está llevando a cabo.
Disciplina estructural
Durante esta segunda etapa, Stutz comenta que el individuo debe coger esos actos reactivos y asimilarlos a la rutina básica. También puede explicarse como crear una nueva forma para el día a día, y adherirse a ella progresivamente. De manera ideal, hacer esto dirigirá la vida de la persona hacia la situación que desea tener.
Para varios expertos, el proceso para crear hábitos saludables se basa en una combinación de algo equivalente a las disciplinas reactiva y estructural de Stutz. Cabe añadir que la primera se relaciona con el comportamiento subconsciente, y la segunda con decisiones conscientes. Tanto buenos como malos, los hábitos nacen con rutinas consolidadas a lo largo del tiempo, por lo que escoger aquellas que sean positivas puede ayudar a contrarrestar los malos hábitos.
Los hábitos son algo automático que comprende el 43% de las acciones diarias, de acuerdo con Wendy Wood, profesora de la Universidad Southern California. No requieren de nada (o casi nada) de pensamiento, y según las explica Woods en su libro "Buenos hábitos, malos hábitos": No se tiene que pensar en dar un beso a los hijos cada mañana antes de ir al trabajo. Al contrario, sí se debe tomar la decisión de hablar con el jefe si se quiere logra un ascenso.
Disciplina expansiva
Pero Stutz afirma que no es suficiente con depender de esa nueva rutina asimilada. Crecer es salirse de la zona de confort y mantener una mente abierta, dice. Entonces, para el psiquiatra este tercer paso implica la voluntad de repetir el círculo de manera incesante, esto es, adquirir la disciplina para "caminar hacia delante sin detenerse". Añade que: "La disciplina expansiva es aprovechar las oportunidades", que se pueden utilizar tanto para la vida personal como para la profesional. Stutz indica que el proceso final se resume en "moverse hacia lo desconocido".
Además, explica que el punto óptimo para mantener un cerebro sano es combinar correctamente la parte consciente (desarrollar nuevos hábitos) con la inconsciente (mantenerlos y aprovecharlos). Dice que la clave para retener la energía a lo largo de la vida pasa por mantener el cerebro ocupado. Para él, la satisfacción plena implica una "energía física" junto a una "energía espiritual".
La disciplina, como conjunto de las tres fases mencionadas, es la que permite a la persona desarrollar y mantener la "energía espiritual", pues ayuda a sumar buenos hábitos a la vez que se deshace de los malos. Stutz añade que además esto es cada vez más importante a medida que uno se hace mayor. "A partir de los 27 la energía física comienza a declinar, por lo que se requiere de cada vez más energía espiritual para mantener un equilibrio vital".
Una teoría basada en la observación
El propio experto afirmaba que llegó a esta última conclusión con la edad a través del seguimiento con sus propios clientes. Un estudio de 2009, realizado por el Departamento del Envejecimiento y la Investigación Geriátrica del University of Florida Institute, respalda sus conclusiones. Y es que el mismo mostró que la edad implica una sensación de mayor cansancio físico. De acuerdo con este trabajo, la energía física de una persona puede alcanzar su máximo entre los 17 y los 30 años, dependiendo de la cantidad de ejercicio que se realice habitualmente. Además a partir de los 40 (aproximadamente) la energía comienza a caer.
Entonces, Stutz asevera que mantener este ciclo de autodisciplina es la mejor manera de mantenerse adaptable ante el envejecimiento. Ahora bien, las tácticas para lograrlo pueden ser de diversa índole, e incluso sencillas. El experto cambió su reloj de su muñeca derecha a la izquierda, rompiendo un hábito mundano, pero que mantenía desde hace años, para involucrar a su cerebro en cambios de esta índole. "Te mantiene consciente. La disciplina reactiva es la práctica de ser consciente y que debería llevar a realizar alguna acción", explicaba Stutz.