
La casa de subastas Osenat ha sido el escenario de una puja sorprendente. Un experto de la galería valoró un jarrón chino con un precio máximo de 2.000 euros, pero finalmente fue vendido por casi 8 millones de euros. Jean-Pierre Osenat, dueño de la casa de pujas Osenat, dijo que "esta es una historia loca".
A principios de este año, una mujer decidió vender algunos artículos de la casa de su difunta madre, entre ellos se encontraba la pieza. Un tianqiuping chino, que significa "globo celestial" y con la base redonda y el cuello largo. En el catálogo lo describieron como un "gran jarrón de porcelana y esmalte policromado en un estilo azul-blanco con cuerpo globular y cuello cilíndrico largo, decorado con nueve dragones feroces y nubes". El objeto decorativo de 54 cm por 40 cm se calificó como en "buenas condiciones".
Las primeras sorpresas llegaron cuando, tras publicar el catálogo, la exposición previa a la subasta se llenó de unos 300 o 400 compradores interesados. "Vinieron con lámparas y lupas para mirarlo. Obviamente vieron algo", relató Osenat. "Hubo tantas inscripciones que tuvimos que detenerlas. En ese momento entendimos que algo estaba pasando". En primer lugar, atribuyeron este especial interés a la pasión de la comunidad china francesa por el arte.
Ante una demanda tan abrumadora decidieron limitar la venta a la sala y a la puja telefónica, para facilitar el proceso. Las ofertas fueron aumentando rápidamente primero 100.000 €, 200.000 €, 500.000 euros hasta que alguien gritó "dos millones". Cuando las ofertas alcanzaron los 5 millones de euros, 10 compradores aun seguían compitiendo. Al llegar a 7 millones de euros solo quedaban dos. La subasta se cerró con 7,7 millones de euros, una cifra que con las tasas se queda en 9,12 millones. El nuevo propietario realizó la adquisición por teléfono ya que reside en China.
Se especula que este jarrón podría tener un sello de Qianlong, un emperador chino del siglo XVIII, que es una figura sagrada –lo que explicaría el revuelo causado". Cédric Laborde, director del departamento de arte asiático de la casa de subastas, aseguró que "no sabemos si -el jarrón- es viejo o no o por qué se vendió a ese precio. Tal vez nunca lo sabremos". El experto cree que la valoración del experto pudo ser correcta ya que, "en China, copiar algo, como un jarrón del siglo 18, también es un arte". Aunque no puede confirmar si la primera tasación se realizó bien. Labordé cree que "el experto pensó que era una copia del siglo XX" y que finalmente fue el mercado quién decidió que esa era su fecha correcta. Afirma que: "tengo confianza en el mercado. Un experto dijo lo que dijo... pero el precio real es lo que deciden los compradores".
Finalmente, el experto que realizó fue despedido aunque no se sabe a ciencia cierta si su tasación fue correcta o no. "El experto cometió un error. Una sola persona contra 300 compradores chinos interesados no puede tener razón", aseguró Osenat.