
La temporada de migración de las ballenas está por llegar a América Central y con ello la oportunidad de experimentar la majestuosidad de estas criaturas desde un resort de primera magnitud como es Islas Secas, ubicado en el Golfo de Chiriquí, en el Pacífico panameño.
Desde esta privilegiada ubicación es posible atestiguar la llegada de dos distintas poblaciones de ballenas: las que llegan del norte en diciembre, y las que salen desde el sur en julio. Los huéspedes más afortunados pueden llegar a ver a ambas encontrarse.
"Existen 14 distintas poblaciones de ballenas jorobadas en el mundo, cada una de entre 10 mil y 12 mil individuos. La población que viene del norte tiene unos 800 ejemplares, mientras que la del sur tiene un tamaño de 12,000 ballenas, pues ha crecido a ritmo tremendo", comenta Kristen Rasmussen, bióloga marina e investigadora del Golfo de Chiriquí.
Durante la temporada de avistamiento de ballenas, éstas se pueden ver directamente desde la propiedad y es posible organizar excursiones en barco para acercarse a estas majestuosas especies y observar sus saltos y sus impresionantes palmadas de cola.
Los huéspedes de Islas secas pueden embarcarse en paseos de avistamiento de ballenas y tomar fotos que pueden compartir con Panacetacea, organización dedicada al estudio y la conservación de las ballenas jorobadas y los delfines en Panamá, contribuyendo así con sus esfuerzos científicos. "Es muy simple, y lo más hermoso es que solo se trata de una fotografía. Es barato y cualquiera puede hacerlo", añadió la investigadora.
El avistamiento de ballenas en el Golfo de Chiriquí y el Parque Nacional Coiba es un programa que sigue los estrictos criterios establecidos por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, lo que permite a los huéspedes encontrarse con estas criaturas cautivadoras de manera consciente y sin aglomeraciones. La mejor temporada para ver a las hermosas ballenas jorobadas empieza en julio y termina en diciembre de cada año.
Los paseos de avistamiento de ballenas son solo una de las actividades que se pueden realizar en este resort único en el mundo por su gestión sostenible y amigable con el medio ambiente. Sus paseos por la selva, las costas vírgenes del archipiélago o sus recorridos para avistamiento de aves son una forma única de conectar con la naturaleza y fomentar el respeto a las especies.
La conservación de la naturaleza está en la médula de Islas Secas. Al ubicarse en un área ambientalmente protegida por la ley panameña, el resort se enorgullece de mantener la sostenibilidad en el centro de sus instalaciones y operación. "Uno de mis roles principales es educar a nuestro personal sobre el por qué y el cómo estamos preservando el archipiélago, y cómo nuestras decisiones diarias impactan a la biodiversidad de la isla", comenta Beny Wilson, gerente de Actividades y Conservación de Islas Secas, experto en aves y reconocido guía de clase mundial.
El 100% de la energía de la propiedad es generada por medio de paneles solares, la totalidad de los residuos alimenticios se convierte en composta y todas las aguas residuales se reutilizan para riego.
Adicionalmente, Islas Secas apoya proyectos de educación y servicio comunitario local a través de la Fundación Islas Secas, entidad de financiación privada dedicada a la conservación de la flora y la fauna de la región.