La Fontana di Trevi volvió a sentirse importante en mayo de 2021 después de que el Gobierno italiano eliminara la cuarentena para los viajeros europeos, abriéndose así al turismo tras un duro confinamiento. Sin duda, uno de los monumentos más reconocidos de Roma, esta fuente tan icónica es capaz de recaudar entre 1 y 1,5 millones de euros todos los años. A una media de entre 3.000 y 4.000 euros diarios. Y todo gracias a unas monedas.
Construida en 1761, la Fontana de Trevi es una fuente de estilo barroco que representa a Neptuno, dios del mar, domando las aguas. Está adosada sobre la fachada del Palacio Poli porque así lo quiso el Papa Urbano VIII. Pero una de sus peculiaridades está entre sus visitantes, los cuales llevan desde la década de los 50 lanzando monedas al aire con el objetivo de volver a Roma (una moneda), encontrar el amor con un italian@ (dos monedas) o casarse (tres monedas) con un italian@.
Curiosamente, esta tradición tan global nació en 1954 gracias a la película Tres monedas en la fuente, la cual basada en una novela de John H. Secondari. En la historia tres jóvenes norteamericanas encuentran el amor en la Ciudad Eterna: la primera con un colega casado; la segunda con un príncipe; y la tercera conquista a su jefe. Una escena que quedará marcada para la historia del cine es la que se produjo en La dolce vita (1960), la película del gran Federico Fellini, donde la sensual Anita Ekberg se da un baño nocturno -vestida de gala- en las aguas de la famosa fuente.
Restauración, recaudación y cierre obligado
En 2015, la Fontana di Trevi se reabrió al público después de estar en obras durante 17 meses. En este tiempo se incluyeron la renovación de la instalación hidráulica, que permitirá que el agua fluya por los mármoles sin dañarlos, un nuevo sistema de iluminación y otro de vigilancia. El coste fue de 2,2 millones de euros, financiados por la casa de moda Fendi.
Por desgracia, durante la pandemia, la Fontana di Trevi estaba totalmente desconocida, vacía y con su estanque de agua clara huérfano de monedas. Lógicamente, si no hay visitantes, no hay monedas, por lo que el Ayuntamiento de Roma no recaudó ningún euro. Todo lo contrario que los años anteriores y posteriores, donde la fuente percibía entre 3.000 y 4.000 euros diarios, lo que supone entre 1 y 1,5 millones de euros.
Desde 2010, la recaudación ha ido en aumento. De los 838.000 euros de 2010 a 951.000 euros en 2011. En los seis primeros meses de 2012 la cifra se elevó a 540.000 euros permitiendo anticipar una recogida histórica. No obstante, el aumento de ingresos no se debió necesariamente a que los turistas fueran más generosos, sino a que se redujeron los robos. La Fontana de Trevi es estrictamente vigilada en todo momento, y quien intente llevarse unas monedas puede ser detenido.
34 años robando monedas
Uno de los datos más relevantes de la Fontana di Trevi pertenece a Roberto Cerceletta. Este italiano sin trabajo y con problemas mentales saltó a la fama porque durante 34 años, desde 1968 a 2002, robó las monedas de la fuente romana. ¿Cómo? Cerceletta tenía dos métodos: por un lado, las barría, las juntaba y luego se agachaba para levantarse; por otro lado, con un imán con forma de espada.
Su astucia era tan elevada que llegaba a recaudar algo más de 850 euros en tan solo 15 minutos. Esta es la suma que, según la Policía romana, levantaba seis veces por semana. Y así 34 años hasta que en 1999 una nueva ley destinada a proteger los monumentos de la ciudad incluyó una prohibición para revisar las fuentes, como la de Trevi, y estableció una multa para quienes lo hicieran. La policía comenzó a multar a Cercelletta, que en señal de protesta terminó haciéndose cortes en el cuerpo y, en consiguiente, fue llevado a la cárcel.
¿Quién se queda las monedas?
Una de las muchas preguntas que se hacen los visitantes de la Fontana di Trevi es: ¿adónde van a parar las monedas? En realidad, la recaudación es destinada a la caridad, como la alianza Cáritas perteneciente a la Iglesia católica que agrupa 165 organizaciones nacionales de asistencia, desarrollo y servicio social.
En 2018, Roma informó a Cáritas de que el dinero de la Fontana de Trevi ya no se le entregaría y que, en cambio, se utilizaría para sus propios proyectos. La indignación de la población ante estos planes fue tan grande que la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, reculó rápidamente y disculpándose de todo el asunto como un "gran malentendido".
Después de varios vaivenes sobre la pertenencia de estas monedas, finalmente las autoridades italianas decidieron en diciembre de 2021 que el acuerdo con la diócesis se renovará por dos años más, siendo los voluntarios de la organización los encargados de recoger las famosas monedas.