
"Estamos muy consumidos por la crisis en Ucrania", admitía una fuente diplomática anticipando la agenda que este jueves y viernes tienen por delante los 27 líderes de la Unión Europea reunidos en Bruselas. Los jefes de Estado y de Gobierno darán previsiblemente el visto bueno a la concesión del estatus de candidato al club a Ucrania y Moldavia, como recomendó la Comisión Europea la semana pasada después de estudiar a toda velocidad las dos solicitudes. A continuación, la segunda jornada del encuentro vendrá inevitablemente marcada por la preocupación por la situación económica, lastrada por las consecuencias de la invasión rusa.
A pesar de las reticencias iniciales de algunos gobiernos, hay consenso para apoyar las aspiraciones europeas de Kiev y enviar así un fuerte mensaje político a Moscú. El estatus de candidato a entrar en la UE es un paso preliminar a una larguísima negociación y proceso de adaptación antes de que el estado en cuestión se convierta efectivamente en miembro del club. En este caso, Bruselas recomendó a las capitales dar el sí a Ucrania, pero con una contundente lista de condiciones que implican desde medidas para garantizar la independencia judicial y el estado de derecho, hasta reformas en el ámbito de la lucha contra la corrupción y también económicas, para poder asumir la entrada en el mercado único.
Esta decisión tomada en un tiempo récord levanta ampollas a los Balcanes, dónde hay países que hace años que esperan con la etiqueta de candidato puesta y las reformas hechas. Por eso, antes de arrancar la cumbre monopolizada por Ucrania, los líderes se reunirán con representantes de los seis países de los Balcanes Occidentales, para dar un empujón a las negociaciones con Albania y Macedonia del Norte, que llevan desde 2005 y 2009 respectivamente en la cola de países candidatos. Basándose en este ejemplo, ha habido varias voces alertando de las falsas esperanzas que se podían generar en la ciudadanía ucraniana ante un proceso que puede durar décadas.
Así pues, esta decisión tiene más implicaciones prácticas para Ucrania y Moldavia que para la Unión Europea, que a nivel económico ya está sufriendo las consecuencias de la guerra. Como de costumbre, en la cumbre del euro que se celebrará el viernes, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, participará en la reunión, pero su intervención será especialmente relevante después de que la institución haya acelerado los planes para evitar la fragmentación del mercado de la deuda en Europa.
Varias fuentes consultadas dan especial relevancia al debate sobre la situación económica, especialmente delicada a causa de la elevada inflación. "Será importante porque nos encontramos en un momento de recuperación débil con la necesidad de incrementar el gasto en defensa, paliar los efectos de la inflación y aumentar las inversiones para reducir la dependencia de los combustibles fósiles", constataba una fuente diplomática. Está previsto pues que líderes como el italiano, Mario Draghi, o el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pongan de nuevo sobre la mesa la necesidad de aplicar un tope europeo al precio del gas, aunque no se espera que tomen medidas.