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Airbnb propone dormir con un millón de abejas o en el País de las Maravillas

  • La plataforma de alquiler turístico acoge experiencias singulares
Apartamento con nueve colmenas, en Basilicata (Italia)

La plataforma de alquiler de casas y habitaciones turísticas ha descubierto en las experiencias un filón con el que animar a los turistas menos convencionales. En ese empeño, la web de la compañía de Internet sorprende a diario con destinos tan memorables como alojarse en un apartamento compartido con nueve colmenas con más de un millón de abejas. La ocurrencia fue del apicultor local, Rocco Filomeno, comprometido en "concienciar y promover entre la gente el respeto a las abejas", según explica la puntocom. Financiada a través de crowdfunding, la estructura costó unos 16.000 euros y consta de una única habitación en cuyo tragaluz se puede admirar a los insectos en plena actividad. El anfitrión también ofrece una clase sobre las abejas y elogia las propiedades relajantes del descanso con semejante zumbido. El desayuno incluye ricotta, fresas, galletas caseras, todo ello regado con miel de la casa.

Para aquellos que buscan experimentar unas vacaciones sin red, pero sin comprometer las comodidades modernas, Airbnb propone una excursión al norte del Parque Nacional Joshua Tree donde se encuentran dos pequeñas cabañas, perfectamente equipadas, pero con apariencias de haber estado abandonadas en medio del desierto. Entre las actividades sugeridas en las suites destaca la observación de estrellas en uno de los cielos más limpios del planeta.

La compra del fuselaje de un avión fue la mejor inversión realizada por un anfitrión de Airbnb en Nantes (Francia). Los inquilinos pueden visitar la cabina del piloto sin necesidad de permisos de la tripulación o acomodarse en las butacas de primera clase. Cuesta alrededor de 100 euros la noche.

En la región de Bretaña, Francia, Airbnb ofrece una casa que parece flotar sobre las plácidas y gélidas aguas de un lago. Solo se puede acceder por barca y los ventanales van del techo al suelo, para sentir el vivir en lo más parecido a un palafito, pero con todas las comodidades imaginables (168 euros la noche).

Hay gente para todo

Rachel Allard, de 57 años y superfan de Alicia en el País de las Maravillas, aprovechó el confinamiento durante la pandemia para convertir una antigua casa de pescadores en Babbacombe Downs (Devon) en uno de los destinos más insólitos del Reino Unido, con decoración extravagantemente fantasiosa inspirada en la novela de Lewis Carroll. Cojines, con mobiliario colorista, vajilla de la fiesta del té de Madhatter, suelos ajedrezados, decenas de figuras de conejos, relojes con sombreros y sillones tapizados en terciopelo. Para redondear la jugada, el apartamento está situado junto a un campo de golf y a pocos minutos del centro histórico de St Augustine, famoso también por sus playas de anuncio.

Al sur de Islandia, en el desierto de Iava, también existe una casa de Airbnb disponible para aquellos que quieran ver, desde la propia cama, las espectaculares auroras boreales que abundan en la zona. El techo y paredes acristaladas reciben todos los elogios de los huéspedes, generalmente también agradecidos por el jacuzzi climatizado de una terraza exterior (540 euros la noche).

Las nuevas ofertas de Airbnb coinciden en el estreno del mayor cambio estratégico de la compañía desde que dos de sus fundadores recibieron a unos huéspedes en su piso de San Francisco hace ahora 15 años. La compañía cuenta con cuatro millones de anfitriones que han compartido sus alojamientos con más de 1.000 millones de viajeros en casi todos los países del mundo.

En Nairobi, Kenia, llama la atención la mansión Giraffe Manor, cuyo éxito reside en la puntual visita de un par de jirafas todas las mañanas para asomar sus cabezas por las ventanas en busca de un trozo de pan con mermelada, todo por 800€ euros por noche.

Alojarse en la isla desierta privada East Sister Rock Island (Marathon, Florida, EEUU) cuesta cerca de 20.000 euros y permite disfrutar de la privacidad de una casa de lujo sin vecinos a varios kilómetros a la redonda.

En el norte de Noruega se encuentra el hotelito Arctic Hideaway, situado en una isla remota del mar de Noruega, Sørværet del archipiélago de Fleinvær. La gran atracción del complejo turístico es la Tower House, una cabaña situada en lo alto de un pilar, a varios metros de altura, con su propia sauna. "Estas cabañas ofrecen a los huéspedes hermosas vistas del mar noruego, islas cercanas, aves, focas, amaneceres y puestas de sol, las luces del norte, el sol de medianoche y mucho más", explica su anfitrión en Airbnb.

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