Almudena Fontecha atesora una dilatada experiencia en el ámbito social y especialmente en el ejercicio de la defensa de la mujer y de colectivos en riesgo de exclusión. Tras permanecer durante 21 años en la Ejecutiva Confederal de UGT, sindicato en el que encabezó durante varias etapas la Secretaría de Igualdad. En 2017 paso a presidir la Fundación Aliados por la Integración, que presta atención a menores, personas mayores, familias, personas con discapacidad, víctimas de violencia, y otros colectivos en riesgo de exclusión..
Aliados por la Integración es una entidad que tiene como objetivo favorecer la integración sociolaboral de personas en situación de vulnerabilidad ¿Con qué colectivos trabaja la fundación?
Nuestro fin es la inclusión de personas con dificultades para encontrar empleo y, en este sentido, la realidad nos dice que esta situación afecta a distintos tipos de perfiles. Entre ellos podemos citar, por ejemplo, a personas con discapacidad, mujeres víctimas de violencia de género, menores de 25 años, mayores de 55 años desempleados de larga duración y las personas en riesgo de exclusión social. En Aliados por la Integración somos conscientes de las múltiples necesidades y perfiles y por eso damos prioridad a estas personas en los procesos de contratación que realizamos para prestar servicios tanto a instituciones públicas como empresas privadas.
¿Cómo ha afectado la crisis económica derivada de la pandemia a las personas más vulnerables?
La incertidumbre es enemiga de las personas más vulnerables y más cuando abordamos su realidad en términos de empleo. La pandemia, de la que probablemente aún no hemos contemplado todos los efectos en el medio y largo plazo, ha creado una nueva realidad en todo el mundo y ha expuesto la fragilidad de algunos de los grupos más marginados. Debemos poner el foco en estas personas, que se enfrentan a barreras que impiden su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás y que, como resultado de la crisis, ven reducidas de manera sensible sus posibilidades de incorporarse al mercado laboral. En una sociedad moderna, el empleo representa un medio para obtener ingresos, pero no debemos olvidar que también es una de las mejores expresiones de integración y participación en la sociedad. Hablamos, además, de un derecho universal, pero todos somos conscientes de que no es igual de accesible para todas las personas. Vivimos en un modelo socioeconómico que genera desigualdades y exclusiones y esto coloca a muchas personas en situación de desventaja social
La pandemia ha puesto en el punto de mira a muchas residencias de ancianos. ¿Es un reflejo de la realidad o una imagen distorsionada?
Lo primero que hay que destacar es que las residencias son espacios seguros, con todos los protocolos de seguridad asumidos. Hemos superado la etapa más difícil, con el esfuerzo ímprobo de los profesionales, residentes y familias, y nos parece injusto que se cuelguen etiquetas despectivas a una función social tan imprescindible. El problema es de concepto, porque debemos empezar por plantearnos que las residencias no son hospitales, pese a que puedan contar con apoyo médico y seguimiento.
¿Ha disminuido la demanda de este tipo de servicios socio sanitarios?
Es evidente que durante los momentos más difíciles de la pandemia hemos notado un descenso en la ocupación de plazas, pero en estos momentos la situación está volviendo a la normalidad. Sí percibimos incrementos en los tiempos de decisión de las familias a la hora de decidirse por un ingreso y también mayores necesidades de información, pero en líneas generales vuelve la confianza hacia los profesionales y hacia el modelo de atención que promovemos.
¿Qué propuestas está implementando con Aliados Advance en las residencias que gestionan?
Hoy, en Aliados por la Integración cuidamos a más de 2.000 personas mayores en residencias ubicadas en Madrid, Castilla y León, País Vasco o Cataluña. Tenemos el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas, respetando sus valores, ideas y creencias y contando con su participación. Todo ello lo hemos englobado en un programa llamado 'Aliados Advance', que aporta soluciones concretas en materias como la nutrición, atención médica, tecnología, ayudas físicas, comunicación con las familias, etc. Todo para hacer que la casa donde residen las personas mayores ofrezca cada vez un mayor nivel de personalización. Creemos firmemente que hay que desterrar aquellos conceptos de que mudarse a una residencia significa perder independencia. De hecho, es todo lo contrario. La vida asistida puede ayudar a permanecer independiente durante más tiempo y, además, beneficiarse de una variedad de servicios diseñados específicamente para su comodidad y bienestar.
Usted cuenta con una amplia experiencia en el ámbito social y especialmente en el ejercicio de la defensa de la mujer y de colectivos en riesgo de exclusión. ¿Detecta un aumento de la sensibilidad social en estos ámbitos?
La exclusión y marginación de grupos sociales siempre ha sido un problema, incluso en las sociedades más prósperas. En los últimos años, determinados avances sociales adquiridos se han visto amenazados, en particular por el impacto de la crisis financiera y económica, y eso ha despertado efectivamente una mayor sensibilidad por parte de la sociedad. En el contexto de los desafíos actuales, en Aliados por la Integración estamos convencidos de que la inclusión a través del empleo es la mejor herramienta para promover la igualdad de oportunidades y de trato, y la fórmula más apta para construir una sociedad más justa e igualitaria.