
Dumbo, el éxito del gigante de la animación, Disney, enseñó a más de una generación el sufrimiento de los animales que viven enjaulados, obligados a salir de su hábitat para realizar tareas impropias de su naturaleza. Sin embargo, un circo ha conseguido cumplir el deseo de miles de personas de poder ver a estas hermosas criaturas a pocos metros: animales holográficos.
La compañía francesa L'Écocirque ha conseguido brillar entre los grandes espectáculos del país vecino. Este circo encontró en los hologramas una forma ética de llevar al público hasta lo más profundo de la sabana.
Este espectáculo, "100% Humain", proyecta imágenes hiperrealistas de leones, elefantes y hasta ballenas beluga en el interior de su enorme carpa. Animales que acompañan a decenas de trapecistas, malabaristas, superhombres y demás artistas circenses.
Estas fieras salvajes realizan un espectáculo de luces en una pantalla LED al ritmo de una banda de rock. "No queríamos simplemente hacer un espectáculo sin animales, queríamos un espectáculo con algo extra", dice el cofundador André-Joseph Bouglione a Bloomberg.
La familia que devolvió las bestias a la carpa
Como muchos otros circos, este espectáculo está en manos de una familia. Una unidad familiar un tanto peculiar, formada por un padre y una madre que han dedicado su vida a la doma de animales salvajes.
André-Joseph Bouglione forma parte de una estirpe de domadores, es el nieto de Joseph Bouglione, un nombre grabado con letras de neón en la historia del circo, tras llevar al Cirque d'Hiver de la bancarrota a lo más alto del espectáculo tras la Segunda Guerra Mundial.

Todavía sin conocerse, la actual esposa de André-Joseph Bouglione, Sandrine Bouglione, ya daba muestras de lo que sería su futuro. Con tan solo unos pocos años de vida, la mascota de la niña era un elefante y mostró sus habilidades de domesticación de animales en los Estados Unidos con su padre, en Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus.
Los domadores que no quisieron domar
Tras una vida entera dedicada a la doma de animales salvajes, este matrimonio se dio cuenta del flaco favor que hacían a sus compañeros de profesión. "Nos obsesionaba la forma en que los leones nos miraban antes de regresar a la jaula", lamenta Bouglione.

Este fue el momento en el que la familia decidió invertir 2,5 millones de euros en un superespectáculo, dinero que llegó a través de la financiación ajena de diversos inversores. Tan solo el espectáculo de hologramas supuso un coste de 400.000 euros.
El Covid-19 devolvió a los animales a sus jaulas
Sin embargo, para disgusto de los amantes de la farándula y las fieras salvajes, la irrupción de una pandemia mundial provocada por el Covid-19 frenó en seco la presentación del espectáculo de los Bouglione.

Tan solo pudieron dar contadas fechas durante la pandemia y hoy en día, aunque recorren largo y ancho de Francia, dando cuatro espectáculos semanales, tan solo pueden llenar un tercio de su aforo debido a las restricciones del país.
El respeto a la naturaleza atrae público
No es ningún secreto que los cambios en los hábitos de los consumidores han obligado a las empresas de todo el mundo a aportar su grano de arena a la sociedad, respetar el medio ambiente y crear un modelo de negocio sostenible.
El público quiere compañías comprometidas con los deseos sociales y un espectáculo que se aleja del maltrato animal y encuentra una forma de llevar a estos geniales ejemplares al centro de una carpa es un reclamo perfecto.