La guerra comercial librada entre EEUU y China a lo largo de 2018 y que aún se mantiene en estos primeros meses de 2019 fue una de las causas, que no la única, que explicó el mal comportamiento que experimentaron los mercados durante el año pasado.
Todos sufrieron la incertidumbre que implica un aumento del proteccionismo comercial en un mundo cada vez más globalizado, pero hubo dos activos que sufrieron esa guerra de una forma más virulenta: la deuda de los países emergentes y, sobre todo, las divisas de estas regiones, que además tuvieron que lidiar con no pocas crisis políticas internas. Basta con ver la evolución que tuvieron estas monedas en 2018 en sus cruces contra el dólar y también contra el euro con el peso argentino.
Sin embargo, atendiendo al arranque de año que han protagonizado todos los mercados, parece que los inversores han querido hacer borrón y cuenta nueva e interpretar las caídas del año pasado como oportunidades de compra en muchos casos. Y uno de ellos es el que aplica a las divisas emergentes. Lo hacen no solo porque muchas de las incertidumbres que presentaban el año pasado, si bien no han desaparecido, sí se han dilucidado sino porque, a diferencia de lo que sucedía en 2018, ya no hay tanto optimismo con respecto a la evolución que vaya a tener este año el dólar en un contexto de desaceleración económica en EEUU que puede llevar a la Fed a variar su política monetaria, si no radicalmente, sí sutilmente. "Creemos que la economía estadounidense va a seguir expandiéndose durante el primer semestre de 2019 y que se ralentizará durante el segundo semestre a medida que se atenúen los estímulos fiscales y los aranceles comerciales empiecen a hacer mella en la economía estadounidense. Es probable que el dólar estadounidense ceda parte de lo ganado a medida que se acorte la divergencia entre el crecimiento de EEUU y el del resto del mundo", apunta Diliana Deltcheva, responsable de mercados emergentes de Candriam. "Creemos que el cambio de tono de la Fed confirma aún más nuestra visión generalmente optimista con respecto a los mercados emergentes", apuntan desde Ebury.

Ese "cambio de tono" al que se refiere el bróker especializado en divisas se vio en la última reunión de la Reserva Federal estadounidense del mes de enero en la que Jerome Powell, que acaba de cumplir su primer año al frente de la Fed, insistió en la "flexibilidad" de sus políticas ante "signos de conflicto" de cara al futuro, lo que el mercado interpretó como un frenazo, como poco, a su política de subida de tipos de interés. Incluso, su antecesora en el cargo, Janet Yellen, dejó caer días más tarde que no le extrañaría que el siguiente movimiento de la Fed fuese el de bajar los tipos.
Sea como fuere, la mera posibilidad de que se enfríe esa hoja de ruta es una de las causas que explican que sean muchas las divisas emergentes que han cambiado sus pérdidas de 2018 por ganancias sustanciales para lo poco que llevamos de año. Por ejemplo, divisas como el rublo ruso o el real brasileño se anotan subidas superiores al 4% en su cruce contra el dólar y de más del 6% en su tipo de cambio con el euro.
Riesgo de dólar a la baja
La otra causa que explica este cambio de percepción de los inversores para con estas monedas es que con un menor riesgo dólar y con el de la guerra comercial en stand by muchos han vuelto a mirar a los fundamentales de estas economías que, incluso en tiempos de desaceleración, siguen siendo más positivos que negativos. De hecho, según la última encuesta a gestores de Bank of America Merrill Lynch, el 37% de estos profesionales sobrepondera estos mercados en sus carteras convirtiendo las acciones emergentes en el activo que más consenso genera en estos momentos. "En un entorno tan precario como el actual, los fundamentales de los mercados emergentes permanecen ampliamente estables. El crecimiento de los mismos se estabiliza en torno a su nivel de 2018, la deuda pública media es del 51% del PIB, muy inferior al 100 por cien del PIB homólogo para los mercados desarrollados y la inflación sigue siendo moderada", apunta Diliana Deltcheva.
De hecho, según subrayan desde Brandywine, filial de Legg Mason, no solo los emergentes tienen una inflación por debajo de los objetivos de sus bancos centrales sino que además en términos absolutos está por debajo del 4 y 5 % en muchos casos". Es decir, la inflación contenida les deja las manos libres para poder acometer políticas monetarias acomodaticias si fuera necesario para impulsar sus economías. Siempre y cuando el dólar no les dé sustos inesperados ya que, como recuerdan desde la gestora SYZ AM, "en el contexto de 2018, con el dólar fuerte y la subida de tipos de interés en EEUU, muchos bancos centrales se vieron forzados a incrementar los tipos de interés para defender sus divisas y evitar presiones inflacionistas".
Por todas estas razones, cada vez son más los más expertos que consideran que puede ser un buen momento ya no solo para apostar por los mercados emergentes sino también por sus divisas. "No recomendaría cubrir divisa a la hora de invertir en emergentes porque en realidad si inviertes en emergentes es porque crees que el dólar estará débil", afirma Devan Kaloo, responsable de mercados emergentes de Aberdeen Standard Investments.
Sin embargo, Tomás García-Purriños, gestor de Morabanc, recuerda que aunque se tienda a meter a todas las divisas en el mismo saco, cada una de ella presenta una particularidades propias. "Trataríamos de diversificar lo máximo posible evitando aquellas divisas de países emergentes que mantengan una balanza básica negativa, las de cuyos bancos centrales hayan perdido credibilidad o la de los países que tengan su deuda en manos de extranjeros". Y advierte de que la parte de la cartera a divisas emergentes debe considerarse como algo satélite y ser tenida en cuenta solo en perfiles con alta tolerancia al riesgo. Al fin y al cabo, las divisas siguen siendo, con mucha diferencia, el mercado más difícil de predecir de todos...