
El semanario británico The Economist lleva hoy a su portada y editorial la "crisis de Wall Street", y asegura que la banca se asomó el pasado fin de semana al "invierno nuclear financiero" con la crisis del banco de inversión norteamericano Bear Stearns, salvado finalmente mediante una operación orquestada por la Reserva Federal y JP Morgan.
"Fue un esfuerzo hercúleo y evitó la completa catástrofe del hundimiento de un banco que hubiera amenazado con desmoronar Wall Street", añade el semanario, que advierte a continuación de que, "pese a todos sus errores, las finanzas modernas son dignas de ser salvadas, y la tarea parece que sólo está medio hecha".
"The Economist" señala que "llevó años construir el maravilloso edificio de las finanzas modernas" y "el mundo dispuso de un fin de semana para salvarlo del colapso", con la operación de salvamento cerrada el domingo, 16 de marzo.
Desmoronamiento de Wall Street
"Fue un esfuerzo hercúleo y evitó la completa catástrofe del hundimiento de un banco que hubiera amenazado con desmoronar Wall Street", añade el semanario, que advierte a continuación de que, "pese a todos sus errores, las finanzas modernas son dignas de ser salvadas, y la tarea parece que sólo está medio hecha".
"The Economist" se ha caracterizado por una rara franqueza en el análisis de la crisis financiera, desde que todavía en los inicios de las turbulencias advirtiese de que quienes le restaban importancia "o son tontos o tienen algún interés que defender".
Un caso de caridad con los ricos
En esta misma línea, el semanario asegura ahora que muchas personas pueden estar escandalizadas de que se haya procedido a salvar "de su propia locura" a Bear Stearns, el quinto banco de inversión de Estados Unidos, ya que parece un caso de caridad con los ricos.
"Pero la Reserva Federal arriesgó 30.000 millones de dólares de dinero público por la mejor razón de todas: el interés público", asegura "The Economist", ya que Bear Stearns intermediaba en operaciones por 10 billones de dólares.
Si se le hubiese dejado quebrar sin más, la desconfianza en el cumplimiento de operaciones financieras se habría contagiado por todo el sistema financiero. "Entonces hay que imaginarse lo que le habría pasado a la economía en el invierno financiero nuclear que habría seguido", señala el editorial.