
El genio español, esa reconocida fuerza interior que nos empujó a surcar los mares del nuevo mundo en busca de aventuras, también nos permitió construir hospitales en unas semanas, al igual que habían hecho los chinos, o lo que es mejor, dotarlos con personal voluntario gracias a la generosidad de miles de estudiantes y de profesionales ya jubilados. Descubrimos que nuestras fábricas eran capaces de producir las anheladas vacunas o cómo los hospitales se convertían en improvisados centros experimentales para acoger los ensayos clínicos de las vacunas.
El hombre ya se sabe que es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero también de los pocos que aprenden de sus errores. Más de 20.000 sanitarios contratados por la vía de emergencia para atender a los afectados por el virus han sido despedidos en los últimos meses. El Gobierno debería estudiar cuidadosamente las necesidades de la Sanidad y tomar medidas para revertir sus carencias, dotándola de personal suficiente. También debería aprovechar la exitosa colaboración entre universidades y centros hospitalarios para captar más ensayos clínicos y luego extenderla a otros ámbitos de cooperación público-privada.
España es uno de los países más atractivos del mundo para la realización de ensayos clínicos. Es necesario aprovechar esa posición privilegiada para captar inversiones y crear empleo para jóvenes cualificados. La sanidad es uno de los pocos sectores que crea puestos de trabajo de calidad y donde tenemos personal con capacitación científica excelente. Por cada euro que se invierte en el sector, el retorno es de 1,6 euros.
Es urgente, por último, reactivar la producción de fármacos nacionales a través de los fondos Next Generation de la Unión Europea con el fin de regenerar el tejido productivo y evitar situaciones de escasez extremas como las vividas durante la pandemia, que aún permanecen en la memoria colectiva de todos. Sobre la mesa del Gobierno está la propuesta presentada por una cuarentena de laboratorios para la creación de un plan estratégico (Perte) valorado en 1.700 millones destinado a fabricar medicamentos esenciales en nuestro país. Son productos maduros de bajo precio, que actualmente provienen de Asia, y que la pandemia mostró que son muy necesarios para curar enfermedades.
Como los navíos lanzados contra los arrecifes y luego abandonados a su suerte, en medio de la tempestad, el coronavirus puso patas arriba el sistema sanitario al completo y dejó al descubierto sus virtudes y sus deficiencias. No se debe olvidar que la salud es lo primero y su inversión es rentable.