
La transformación y el cambio son dos características fundamentales y constantes de la historia del ser humano. La velocidad que ambas han cobrado es, sin embargo, algo propio del momento que hoy vivimos. Desde su fundación hace 15 años, elEconomista está siendo testigo de esta evolución sin precedentes en todos los ámbitos: el social, el político y, en particular, en el económico y empresarial. Dentro de éstos, el periodismo y la energía son dos ámbitos de actividad que tienen en común estar afrontando la transición industrial más profunda que hayan visto jamás. La digitalización ha abierto para ambos un mundo de posibilidades inéditas. El reto de materializarlas en proyectos y realidades es extraordinario. Y en este contexto de retos y transformaciones, estamos haciendo frente a la crisis climática con la necesidad urgente e innegociable de la descarbonización. Muchas metas, como la neutralidad de emisiones de CO2, se están fijando para 2030 o 2050, pero el éxito o el fracaso se dirimen en las decisiones que seamos capaces de tomar hoy. Como dijo Ernest Hemingway "vivimos la vida como si lleváramos otra en la maleta" y ese es un lujo que no nos podemos permitir.
Y como elemento indiscutible y necesario para alcanzar los objetivos de descarbonización, emerge la electrificación. Sin duda, la electrificación es una de las respuestas imprescindibles para lograr un desarrollo sostenible. Es un vector clave para desprendernos de nuestra dependencia de los combustibles fósiles y abaratar nuestras facturas, no sólo la energética sino también la social y la medioambiental.
Los retos que la electrificación trae consigo no son pocos: necesitamos una mayor penetración de las renovables superando las dificultades administrativas para su implantación, impulsar más el autoconsumo, introducir decididamente el transporte eléctrico…y todo ello reforzando nuestras redes de distribución, lo que es sinónimo de modernizarlas y digitalizarlas aprovechando las oportunidades que nos proporcionan el big data o la inteligencia artificial. Unas redes que deben asumir de aquí a 2030 un crecimiento del tráfico en renovables que duplicará el ritmo del máximo histórico que marcó el periodo anterior (2000-2017). La innovación será un magnífico aliado en todo este desafío.
El ecosistema legislativo también será fundamental en el despliegue de la electrificación. Este año estamos comprobando la enorme tensión que genera nuestra dependencia del gas. Por ello, avanzar en el despliegue de la producción renovable es un elemento primordial. En este sentido, creemos que los Acuerdos de París, el Pacto Verde Europeo y en el caso de España el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, y la Ley de Transición Ecológica, son los marcos adecuados para orientar la acción y la voluntad políticas necesarias para llegar a los objetivos de descarbonización que, tanto la Unión Europea como nuestro país, debemos cumplir.
Y si cada vez que hablamos de descarbonización advertimos que ésta debe ser justa y no dejar a nadie atrás, también ponemos el acento en que estos procesos de electrificación y digitalización deben colocar a la sociedad en su conjunto y a los clientes en particular siempre en un lugar central. Fruto de este imparable proceso de poner a las personas en el centro surge un cambio de paradigma en el sector eléctrico. Hasta ahora, las compañías eléctricas ofrecíamos un producto. Ahora ya ofrecemos servicios basados en modelos de suscripción que añaden valor y aseguran una mejor experiencia a los clientes. Estos tendrán que tomar muchas decisiones acerca de su vida energética con el fin de hacerla más eficiente, sostenible y asequible. Y estas decisiones convergerán con otras decisiones en torno a la movilidad, a la sostenibilidad de sus hogares y empresas o en torno a su entretenimiento. Ahí, en esa convergencia, es donde los modelos de suscripción y la colaboración entre marcas y sectores industriales diferentes van a tener un papel esencial. En Endesa hemos iniciado esa andadura con Única. En definitiva, estamos adentrándonos en la época de la descarbonización, de la electrificación y de lo digital y en Endesa vamos a transitar por ella con criterios sostenibles en todo lo que concierne al medio ambiente, a la diversidad, a la inclusión, la ética y la transparencia, todos ingredientes esenciales para asegurar un futuro mejor.
Y en ese futuro estará a buen seguro el buen hacer y el desempeño periodístico de elEconomista. Un periódico que ahora emboca su cuarto lustro con vigor, solvencia y rigor en un marco de continuo cambio, enorme ruido y creciente desinformación que propicia la creación de realidades alternativas y con poco fundamento que amenazan nuestro marco de convivencia. La sociedad necesita fuentes de información cierta, medios que sean capaces de explicar la complejidad de un sector como el energético y de otros muchos. Por eso, esperamos de todo corazón que elEconomista sea ese testigo, ese narrador honesto y crítico que nos acompañe.
Felicidades por vuestro 15º Aniversario.