
El ritmo ajetreado de vida cotidiana, el ámbito laboral que nos persigue hasta altas horas de la noche, problemas familiares y demás sucesos análogos nos impiden dormir correctamente. Y es que hacerlo de manera adecuada es determinante para la salud física y mental.
Explicación
¿El motivo? Está claro: permite al cuerpo y al cerebro recuperarse del estrés diario, mejorar la concentración, el estado de ánimo, la memoria y la función inmunitario. También ayuda a mantener un peso saludable, mejora la capacidad de tomar decisiones y reduce el riesgo de enfermedades crónicas.
Tanto es así que investigadores de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) han revelado recientemente que, cuando el sueño irregular se convierte en un hábito, o en algo cotidiano, puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto o accidente cerebrovascular.
Más detalles
Este vínculo, cabe destacar, se ha mantenido -y de manera sorprendente- independientemente de si la persona cumplía, o no, las recomendaciones sobre la duración del sueño. Por norma general, es aconsejable dormir entre siete y nueve horas por noche.
"Los resultados muestran que las personas que se quedan dormidas y se despiertan en horarios extremadamente variados día tras día tienen un riesgo 26% mayor de sufrir una emergencia de salud cardíaca potencialmente mortal", ha reflejado de modo contundente la investigación.
A tener en cuenta
Pero esto no es todo. El impacto del sueño en la salud cardiovascular es el siguiente:
- Desregulación del sistema nervioso autónomo. La falta de sueño puede desregular este sistema, lo que puede tener efectos negativos en la salud cardiovascular.
- Mayor estrés cardíaco. Puede aumentar el estrés cardíaco, lo que puede conducir a problemas cardíacos.
- Apnea del sueño y presión arterial alta. La apnea del sueño, una condición en la que la respiración se detiene durante el sueño, se ha relacionado con presión arterial alta, un factor de riesgo para enfermedades cardíacas.
Los expertos, ante este panorama, han recomendado irse a dormir y despertarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, lo cual puede ayudar a regular el ciclo del sueño. También, evitar las pantallas antes de acudir a la cama y crear un ambiente de sueño propicio.