
La construcción está dejando atrás su vieja piel. Afronta un profundo proceso de transformación, siendo parte esencial del nuevo sector industrial del hábitat, cuyo escenario se sitúa entre la necesidad de dar respuesta al acceso a la vivienda, el impulso a la industrialización como nuevo paradigma productivo y la inteligencia artificial como tecnología transversal que reconfigura desde el diseño hasta la operación.
En este mismo marco discurrieron las sesiones del I Congreso Nacional hábitat de vanguardia: nuevas fronteras de la construcción, organizado por el clúster AEICE, que reunió en Valladolid a más de 300 profesionales, empresas, universidades y administraciones públicas. Las reflexiones siguientes forman parte de las conclusiones del Congreso, contrastadas con datos y tendencias de ámbito nacional e internacional, con el objetivo de ofrecer una visión técnica y estructurada sobre el futuro inmediato del sector.
Vivienda: un reto estructural
El acceso a la vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones sociales en España. El sector de la construcción reconoce el carácter estructural del problema y reclama un enfoque segmentado: no es igual la situación de Madrid o Barcelona que la de Castilla y León, donde la presión demográfica es menor. Aunque también en este Comunidad desciende el stock disponible y la demanda de vivienda social supera las 21.000 solicitudes.
Entre las causa de la crisis de la vivienda cabe citar el parón inversor que se ha producido desde 2008, la desaparición de oferta de alquiler y el desequilibrio entre la población que llega (con necesidades inmediatas) y la que se marcha (perdiendo talento y renta disponible). A esto se suma un parque de viviendas envejecido: más del 50% construido antes de 1980, con certificado energético E o inferior.
Ante esta situación, las medidas que deben ponerse en marcha con urgencia se refieren, por un lado, a la actualización de la normativa: la ley del suelo (que data de 1956), la ley de contratos, la ley hipotecaria, el Código Técnico de la Edificación (CTE) y la normativa que regula el planeamiento urbanístico.
Por otro lado, es preciso garantizar la coordinación entre departamentos oficiales (Vivienda, Economía, Hacienda, Contratación) y mejorar la fiscalidad: actualmente, hasta el 32% del coste de una vivienda son impuestos.
En tercer lugar, parece necesario revisar la tipología de las viviendas, con el fin de dar respuesta al nuevo perfil demográfico de la sociedad, más envejecido, y al nuevo tamaño medio de los hogares, claramente más reducido.
Dinamizar la rehabilitación de viviendas es otro aspecto a tener en cuenta, porque es clave en esta estrategia. De hecho, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) contempla la rehabilitación de 1,3 millones de viviendas antes de 2030. Solo en Castilla y León hay 60.000 viviendas vacías, de las cuales al menos 6.000 son movilizables.
Finalmente, cabe mencionar una propuesta que contribuiría al reequilibrio territorial, como es el aprovechamiento del potencial de las ciudades intermedias como palanca de despresurización de las áreas tensionadas.
Todo ello supone un reto mayúsculo para el sector, que se ve abocado a multiplicar por tres la producción anual de vivienda. Es decir, triplicar los recursos, el capital y las capacidades de la cadena de valor. Es un reto-país.
Industrialización: del concepto a la capacidad instalada
Una de las vías que contribuirán a avanzar en el logro de este gran reto es el fomento de la construcción industrializada, que actualmente representa menos del 2% del total en España. El objetivo, en ese sentido, es elevar ese porcentaje hasta el 10% en 2030, lo que implica una profunda transformación de procesos, agentes y modelos de negocio.
El Congreso dejó muy claro que hablar de industrialización no es hablar de 'prefabricación', sino de procesos constructivos eficientes, sostenibles, escalables y controlables. No se trata de polarizar entre edificios tradicionales e industrializados, sino de hablar de prestaciones, trazabilidad y productividad. Tampoco es ya la industrialización una opción para el futuro: es una necesidad para escalar el sector.
En Castilla y León, por ejemplo, ya se han puesto en marcha distintas iniciativas para impulsar la construcción industrializada. El plan de 3.000 viviendas aprobado por la Junta es una de ellas, ya que se ha previsto que un tercio de ellas sean industrializadas.
Además, para evitar los problemas que plantean en ocasiones las licitaciones en el medio rural, se puede optar por el modelo de 'paquetes de obra'. Y también merece una mención, al menos, el programa 'Construaliza' que ha puesto en marcha AEICE, cuyo principal objetivo es que actúe como plataforma regional de impulso a la industrialización con todos los agentes.
Por su parte, él Gobierno de la nación también ha impulsado algunas iniciativas con este mismo propósito. Entre ellas, la creación de una Oficina Técnica, la actuación del 'Sepes' como agencia de generación de demanda pública, el grupo de trabajo UNE para definir y clasificar la industrialización o el propio lanzamiento del PERTE de la vivienda industrializada, que pretende consolidar un ritmo de construcción de 15.000 viviendas industrializadas al año.
Aunque, ciertamente, la construcción industrializada debe superar obstáculos no menores, como la actualización de la normativa antes mencionada, la adaptación del crédito promotor e industrial, alineamiento con ICO y BEI, o la enorme dificultad que plantea la necesidad de incorporar nuevos perfiles profesionales y la propia formación continua del personal en activo.
Inteligencia Artificial: de la teoría al cambio real
La tercera frontera abordada por el Congreso de Valladolid ha sido la integración de la inteligencia artificial (IA) en los procesos constructivos y urbanos. El mensaje fue claro: la IA no se reduce a aplicaciones de moda, sino que requiere una estructura de datos fiable, procesos bien definidos y una hoja de ruta para su adopción. Es decir, debe partir del conocimiento interno de los procesos, plantear inicialmente proyectos piloto viables y, después, garantizar una base digital mínima.
En la actualidad, el diseño generativo con IA permite hasta 100.000 opciones por segundo con parámetros definidos. Además, ya se ha comprobado que optimiza los procesos de licitación y de ofertas, la planificación urbana y la movilidad inteligente, así como la climatización adaptativa en edificios o los modelos predictivos de mantenimiento y rehabilitación. Ahora bien, la IA no es solo una alternativa para las grandes corporaciones. Como se dijo en el Congreso: "No es para empresas grandes, es para empresas listas".
Vivienda, industrialización e IA no son tres caminos paralelos, sino que se retroalimentan. La industrialización permite acelerar la producción de vivienda y mejorar su calidad. La IA permite optimizar diseño, ejecución y mantenimiento. La rehabilitación se convierte en un espacio natural para la aplicación de ambos. En este sentido, Castilla y León tiene una oportunidad muy clara. Cuenta con una muy amplia disponibilidad de suelo y recursos endógenos (madera, piedra, biomasa), con un tejido empresarial innovador, una buena infraestructura logística y un ecosistema formativo potente.
Y el clúster de hábitat eficiente AEICE ha actuado y sigue actuando como catalizador de esta visión transformadora. La revolución del hábitat está en marcha.
*Enrique Cobreros García es director del Clúster de Hábitat Eficiente, AEICE.