
Mientras avanza la guerra entre Israel e Irán, los mercados, los analistas y el mundo entero tienen los ojos puestos en una gran pregunta: ¿entrará EEUU en la guerra? Durante toda la tarde, Donald Trump ha ido calentando la posibilidad de tal cosa, asegurando que "mi paciencia se está agotando", y exigiendo la "redición incondicional" de Irán. Este temor está haciendo temblar a las bolsas, mientras que el petróleo está sufriendo los efectos de las interferencias electrónicas sobre el suministro a través del estrecho de Ormuz, un efecto colateral del enfrentamiento que hoy ha llevado a chocarse a dos cargueros.
Los mercados europeos han cerrado la sesión de hoy con caídas superiores al 1% en Italia, Alemania y España, donde el Ibex 35 se ha dejado un 1,41%, y el Eurostoxx 50 ha perdido un 0,95%. Wall Street cotiza a la baja, con el Vix, el llamado 'índice del miedo', subiendo casi un 4%. El petróleo, por su parte, avanza con fuerza: un 2,84% el Texas y un 2,5% el Brent.
Y toda la preocupación se ha desatado después de que Trump decidiera adelantar su regreso de la cumbre del G7 en Canadá en la noche del lunes, con mensajes que abrían la puerta a su entrada en el conflicto bélico entre Israel e Irán. La clave está en que EEUU tiene un tipo de bomba capaz de destruir búnkeres de gran profundidad, que podrían alcanzar las instalaciones nucleares iraníes situadas dentro de montañas. Israel no tiene esta capacidad, y la gran baza de Benjamín Netanyahu es conseguir que Trump les dé acceso a ese armamento estratégico. Mientras, Trump se aferra a una posibilidad: que Irán vuelva a la mesa de negociaciones para renunciar pacíficamente a su programa nuclear y obtener alguna contrapartida a cambio.
Este martes, el canciller Friedrich Merz ha advertido de la posibilidad de que EEUU se sume a la guerra. En declaraciones a la cadena alemana ZDF, desde la cumbre del G7, Merz ha afirmado que "la agenda [de Israel] incluye la destrucción completa del programa nuclear iraní", pero "Israel por sí solo no puede lograrlo". El alemán advertía de que si Irán no aceptaba una negociación, la entrada de EEUU en la guerra parecía más probable.
A lo largo de esta tarde, Trump ha estado publicando en su cuenta de Truth Social una serie de mensajes que indican que el presidente tiene unas intenciones bastante claras. Primero ha hecho pública una comunicación del embajador estadounidense en Israel, Mike Huckabee, en el que este afirmaba que Trump está en la misma posición que "Harry Truman en 1945", cuando el entonces mandatario tuvo que decidir si lanzaba dos bombas nucleares a Japón para terminar con la II Guerra Mundial. A continuación, le animaba a poner su decisión en manos de Dios: "Creo que oirá una voz del cielo, Su voz, y esa voz será más importante que ninguna otra. Usted no buscaba este momento, pero el momento le buscó a USTED!".
Tras este mensaje, Trump pareció ir calentándose. Primero aseguró que "nosotros" tenemos "el control completo de los cielos sobre Irán", una referencia en primera persona que no parece referirse a Israel. La Casa Blanca ha confirmado que Trump se refería a EEUU con ese "nosotros", pero no ha elaborado más sobre el significado de esa afirmación. Poco después, el presidente aseguró que "sabemos dónde se esconde el autodenominado 'líder supremo'. Es un objetivo fácil, pero no le vamos a matar, al menos no todavía", una amenaza de muerte poco velada al ayatolá Alí Jameneí, con el que teóricamente quiere negociar. Y le recordó que "nuestra paciencia se está agotando". Finalmente, terminó con dos palabras en mayúsculas: "RENDICIÓN INCONDICIONAL".
Catar lanza alertas
Mientras todo esto ocurría, los países del golfo Pérsico están cada vez más preocupados. Esta misma tarde, dos grandes petroleros que habían partido de los Emiratos Árabes Unidos han chocado a unos 27 kilómetros de la costa, en el golfo de Omán, y han acabado ardiendo tras el impacto. La causa fue las interferencias que los dos países en guerra están emitiendo para intentar detener los drones lanzados por ambos. Estas interferencias también afectan al GPS, lo que deja sin localización a los cientos de barcos que transportan petróleo por la zona, y que suponen un 20% del mercado mundial de esta materia prima.
En respuesta, el Gobierno de Catar ha condenado "firmemente" este martes los ataques israelíes y ha advertido de las "repercusiones" de estos bombardeos sobre los mercados del petróleo, antes de incidir en la necesidad de un acuerdo diplomático para poner fin al conflicto.
"Los países de la región estaban implicados en apoyar los esfuerzos para un acuerdo entre Washington y Teherán", ha recalcado El portavoz del Ministerio de Exteriores catarí, Mayed al Ansari, quien ha sostenido que "la seguridad regional no puede tolerar más crisis y un recrudecimiento del conflicto", según ha recogido la cadena de televisión qatarí Al Yazira.
Según ha informado Amena Bakr, analista de Kpler, Qatar Energy ya ha pedido a sus cargueros que esperen fuera del golfo Pérsico y del estrecho de Ormuz antes de cargar el combustible, para evitar accidentes.
Muchos frentes abiertos
El inicio de este conflicto se solapa con una larga lista de temas que Trump tiene sobre la mesa, y que están disparando la incertidumbre económica y geopolítica mundial. No solo tiene la guerra de Israel contra Palestina y ahora contra Irán, sino que también tiene la de Rusia contra Ucrania. Además, están los aranceles masivos 'a la carta', que el presidente quiere restaurar el próximo 9 de julio con los países con los que no llegue a un acuerdo comercial. Y la reforma fiscal, su gran plan legislativo, está ahora mismo atascada en el Senado, donde tiene que volver a lograr un acuerdo complejísimo entre numerosos parlamentarios que piden cambios contradictorios.
El resultado ha sido un parón en las compras de los ciudadanos, con el mayor enfriamiento de las ventas mayoristas en lo que va de año. "La economía se está desacelerando porque los consumidores están nerviosos por lo que les espera y están optando por ahorrar en general en lugar de gastar dinero en tiendas y centros comerciales", advierte Chris Rupkey, economista jefe de Fwdbonds. Y quién sabe qué está por llegar.