
La Comisión Europea ha determinado que el gobierno de Irlanda ha ayudado a la compañía estadounidense Apple a través de beneficios fiscales indebidos desde el año 2003, por lo que el gigante Cupertino se verá obligado a pagar hasta 13.000 millones de euros, más intereses, en concepto de impuestos atrasados no abonados, lo que supone un 30% de sus beneficios anuales. Una decisión que recurrirán tanto la compañía estadounidense como el gobierno irlandés.
Competencia explica que Apple consiguió pagar un tipo efectivo del impuesto sobre sociedades del 1% sobre los beneficios generados en Europa en 2003 y que se redujo hasta el 0,005% en 2014. El tipo oficial de Sociedades en Irlanda es del 12,5%.
Margrethe Vestager, responsable de la política de Competencia, explica que "los Estados miembros no pueden otorgar ventajas fiscales de forma selectiva a determinadas empresas, puesto que esa medida es ilegal en virtud de las normas sobre ayudas estatales de la UE. La investigación de la Comisión ha permitido concluir que Irlanda concedió a Apple ventajas fiscales ilegales que le permitieron pagar, a lo largo de varios años, un importe en concepto de impuestos considerablemente inferior al de otras empresas".
De este modo, Bruselas ha exigido a Irlanda que recupere un total de 13.000 millones de euros más intereses, que corresponden al periodo comprendido entre 2003 y 2014. Y es que la Comisión sólo puede ordenar la recuperación de la ayuda estatal otorgada ilegalmente correspondiente al periodo de diez años previo a la primera solicitud de información de la Comisión en relación con este asunto, que data de 2013. Por consiguiente, Irlanda será la que debe exigir a Apple los impuestos no pagados correspondientes al período transcurrido desde 2003.
Aproximadamente un importe de 50 millones de euros en concepto de impuestos no pagados corresponde a la distribución indebida de beneficios a la administración central de Apple Operations Europe. El importe restante procede de la distribución ilegal de beneficios a la administración central de Apple Sales International. El período de recuperación se interrumpe en 2014, ya que, a partir de 2015, Apple modificó su estructura en Irlanda y, por tanto, la resolución de 2007 ya no le es aplicable.
Cómo funciona fiscalmente Apple en Europa
El organismo que dirige Vestager también ha explicado cómo era la estructura de la que dispone Apple en el contintente europeo. En concreto la compañía dispone de Apple Sales International y Apple Operations Europe, dos sociedades mercantiles irlandesas íntegramente controladas por el grupo y, a su vez, bajo el control de la matriz estadounidense Apple Inc.
Dichas empresas están autorizadas a utilizar los derechos de propiedad intelectual e industrial de Apple para fabricar y vender productos de Apple fuera de América del Norte y del Sur en aplicación del denominado "acuerdo de reparto de gastos" con Apple Inc, en virtud del cual, Apple Sales International y Apple Operations efectúan pagos anuales a Apple en EE.UU. para "financiar las iniciativas de investigación y desarrollo emprendidas en nombre de las empresas irlandesas en los EE.UU.", explica la Comisión. Dichos pagos ascendieron a unos 2.000 millones de dólares (unos 1.790 millones de euros) en 2011, aunque se fueron incrementando de forma significativa en 2014.
Por su parte, los gastos, sufragados principalmente por Apple Sales International, contribuyeron a financiar más de la mitad de las iniciativas de investigación emprendidas por el grupo Apple en los EE.UU a fin de desarrollar su propiedad intelectual a escala mundial. Dichos gastos se deducen de los beneficios anuales obtenidos por Apple Sales International y Apple Operations Europe en Irlanda, de conformidad con las normas aplicables.
Asimismo, los beneficios imponibles de Apple Sales International y Apple Operations Europe en Irlanda se determinaban de acuerdo con una resolución fiscal emitida por Irlanda en 1991, que fue sustituida en 2007 por una segunda resolución fiscal similar. Esta última resolución fiscal dejó de aplicarse en 2015, cuando Apple Sales International y Apple Operations modificaron su estructura.
Apple organizó sus operaciones de ventas en Europa de manera que, por obligación contractual, los clientes tuviesen que comprar los productos de Apple Sales International en Irlanda, en lugar de hacerlo en los puntos físicos de venta. De este modo, Apple registraba todas las ventas, así como los beneficios generados por las mismas, directamente en Irlanda. Y es que Apple Sales International era la compañía que se encargaba de adquirir los productos de la compañía a los fabricantes de equipo a escala mundial y de venderlos en Europa (aunque también en Oriente Medio, África y la India).
La mayor parte de los beneficios obtenidos se distribuían dentro de Apple Sales International a una "administración central" situada fuera de Irlanda y que no estaba implantada en país alguno ni contaba con empleados o locales propios, sino que sus actividades consistían únicamente en alguna reunión ocasional de la Junta Directiva. "Solo una pequeña parte de los beneficios de Apple Sales International se distribuían a su sucursal irlandesa y estaban sujetos a impuestos en Irlanda. La mayoría de los beneficios restantes se distribuían a la administración central, en la que quedaban exentos de impuestos", explica la Comisión, que añade que "Así pues, solo un pequeño porcentaje de los beneficios de Apple Sales International estaba sujeto a impuestos en Irlanda mientras que el resto no se gravaba en ningún lugar".
Como ejemplo, el organismo europeo explica que Apple Sales International registró beneficios por valor de 22.000 millones de dólares (unos 16.000 millones de euros) de los cuales solo se consideraron imponibles en Irlanda 50 millones de euros, mientras que los 15.950 millones de euros restantes quedaron exentos de impuestos. De este modo, Apple Sales International sólo pagó menos 10 millones en concepto de impuesto sobre sociedades en Irlanda en 2011, lo que equivale a un tipo impositivo efectivo de alrededor del 0,05% sobre sus beneficios totales anuales. En años posteriores, aunque los beneficios obtenidos por Apple Sales International siguieron aumentando, los beneficios considerados imponibles en Irlanda en virtud de los términos de la resolución fiscal no lo hicieron. Así, en 2014, este tipo impositivo efectivo se redujo todavía más hasta situarse solamente en el 0,005%.
Del mismo modo, el otro gran pilar de la compañía en Europa, Apple Operations Europe, también se benefició de un régimen fiscal similar a lo largo del mismo período. Y es que "la empresa se encargaba de la fabricación de determinadas líneas de ordenadores para el grupo Apple. La mayoría de los beneficios de esta empresa también se distribuyeron internamente a su 'administración central' y no se gravaron en ningún país".
En suma, Competencia establece que sólo la sucursal irlandesa de Apple Sales International disponía de capacidad para generar ingresos derivados de operaciones comerciales, en este caso, de la distribución de los productos de Apple. Con lo que, los beneficios por ventas de Apple Sales International deberían haberse registrado en la sucursal irlandesa y haber sido objeto de gravamen en Irlanda.
Mientras que la bautizada como "administración central" no disponía de empleados ni de locales propios y las únicas actividades que podrían vincularse a ella son las decisiones adoptadas por sus consejeros en materia de distribución de dividendos, medidas administrativas y gestión de la tesorería. Dichas actividades generaron beneficios en concepto de intereses que, según la evaluación de la Comisión, son los únicos beneficios atribuibles a dicho organismo.
Irlanda, en "profundo desacuerdo"
El ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan, ha expresado su "profundo desacuerdo" con la decisión de la Comisión Europea para recuperar los más de 13.000 millones de euros de Apple. "Discrepo profundamente con la decisión de la Comisión. Nuestro sistema de impuestos se fudamenta sobre una estricta aplicación de la ley, tal como fue promulgada por el Parlamento, sin excepción", añadió.
En este sentido, Noonan apuntó que la determinación de Bruselas deja al Ministerio de Finanzas sin otra opción que buscar la autorización del Gobierno para apelar la decisión ante los tribunales europeos.
"Esto es necesario para defender la integridad de nuestro sistema de impuestos; para proporcionar certidumbre fiscal a las empresas y para desafiar la invasión de las normas sobre ayudas estatales de la UE de la competencia sobre impuestos de los Estados miembros soberanos", indicó el ministro.
El Gobierno de Irlanda cuenta ahora con un plazo de dos meses y diez días para presentar su apelación a la decisión de la Comisión Europea. De este modo, Noonan subrayó la importancia de "enviar un mensaje fuerte" de que Irlanda continúa siendo un lugar atractivo para realizar inversiones a largo plazo. Asimismo, recordó que Apple está presente en Irlanda desde 1980 y da trabajo a miles de personas en la localidad de Cork, además de expandir recientemente sus operaciones en el país.
Apple: "Vamos a apelar"
Por su parte, la compañía estadounidense también ha informado de que recurrirá la decisión de la Comisión Europea, "vamos a apelar y confiamos en que la decisión será revocada", explica Apple en un comunicado.
En dicha carta, la empresa señala que paga todos sus impuestos en cualquier lugar donde opera y consideró que Bruselas "ignora" la legislación fiscal de Irlanda, al mismo tiempo que advirtió del "profundo" efecto que la medida tendrá en la inversión en Europa.
El propio Tim Cook, CEO de la compañía, ha criticado a través de una carta que "la Comisión Europea ha iniciado una campaña para reescribir la historia de Apple en Europa, ignorar las leyes fiscales de Irlanda y de paso cambiar radicalmente el sistema internacional en materia tributaria".
Cook insiste en que "nunca pedimos y nunca recibimos ningún tipo de tratamiento especial. Ahora nos encontramos en la situación excepcional de que se nos requiera el pago retroactivo de impuestos adicionales a un gobierno que afirma que no le debemos nada más de lo que ya hemos pagado".
"El dictamen de la Comisión no tiene precedentes y sus implicaciones son graves y de gran calado. Lo que propone en realidad es sustituir las leyes fiscales irlandesas por otra versión, la que la Comisión opina que debería haber sido. Esto supondría un golpe demoledor para la soberanía de los Estados miembros de la Unión Europea en lo referente a sus propios asuntos fiscales y al principio de la certidumbre del régimen jurídico en Europa", expone el CEO del gigante tecnológico, quien confía en que "la orden de la Comisión quede sin efecto".
Cook defiende la gestión fiscal
Más allá de criticar el proceso de Competencia, el CEO de Apple, argumenta que "el fondo, el caso presentado por la Comisión trata no tanto sobre cuánto dinero paga Apple en impuestos, sino sobre qué gobierno recauda ese dinero. Los impuestos de las empresas multinacionales son una cuestión compleja, pero hay un principio universalmente aceptado: los beneficios de una empresa deben tributar en el país donde crean su valor. Apple, Irlanda y Estados Unidos están de acuerdo en este punto".
Asimismo, Cook ha defendido la arquitectura fiscal de la compañía ya que "casi toda nuestra investigación y desarrollo tiene lugar en California, por lo que la gran mayoría de nuestros beneficios tributan en EEUU. Las empresas europeas que hacen negocios en EEUU pagan impuestos según el mismo criterio. Sin embargo, ahora la Comisión quiere cambiar las reglas de forma retroactiva".
No se irá de Irlanda
Tanto la propia compañía como el departamento del Tesoro de EEUU han comentado que la decisión de Bruselas podría suponer un precedente para la actividad que tienen otras empresas en el continente.
En concreto Apple ha defendido que "su efecto más profundo y perjudicial se notará en las inversiones y la creación de empleo en Europa. Si la teoría de la Comisión se llevara a la práctica, todas las empresas de Irlanda y del resto de Europa correrían el riesgo de estar sometidas al pago de impuestos dictados por leyes que nunca han existido".
Eso sí, desde la compañía explica que pese a la decisión del departamento que dirige Vestager no planean irse de Irlanda. "Estamos comprometidos con Irlanda y es nuestra intención seguir invirtiendo allí, creciendo y sirviendo a nuestros clientes con la misma pasión y dedicación de siempre. Creemos firmemente que los hechos y los principios legales sobre los que se fundó la Unión Europea prevalecerán".