Tecnología

El combate de las baterías tiene más de un aspirante

  • La empresa, desbordada por la avalancha de demanda
Elon Musk en la presentación de Tesla. Foto: Reuters

Hace un mes el fundador y presidente de la empresa Tesla, Elon Musk, presentaba en California, en honor de multitudes, su nueva unidad de negocio, Tesla Energy, dedicada a la creación y comercialización de baterías domésticas. El acto también sirvió para la presentación de su producto estrella, la Powerwall Home Battery, una batería de ión-litio pensada para el hogar, que permite acumular la electricidad de la red como la generada en paneles solares. Toda la información en la revista digital elEconomista Energía.

La nueva batería tiene dos versiones, la de 7 kilovatios/hora, pensada para uso diario y la de 10 kilovatios/ hora, con mayor capacidad de almacenamiento, pensada para hacer frente a posibles cortes en el suministro. Fabricada con un diseño muy estético, ofrece una garantía de 10 años y al ser de tamaño reducido es posible colgarla de la pared. Pero lo que verdaderamente sorprendió fue su coste: 3.000 y 3.500 dólares, respectivamente, un precio notablemente inferior al existente hasta la fecha.

El impacto fue tan grande que en menos de una semana Tesla recibió cerca de 40.000 pedidos, valorados en 800 millones de dólares. Su modelo industrial, la batería Powerpack de 100 kilovatios/hora, también está teniendo sus adeptos y ya hay en torno a 2.500 peticiones.

Desde que Tesla diera a conocer sus nuevas baterías, han sido muchas las voces que han saltado a la palestra criticando su producto. Algunas de ellas se han apoyado en las declaraciones realizadas por Solarcity -compañía líder en Estados Unidos controlada por Musk y especializada en la instalación de sistemas de autogeneración en domicilios a partir de paneles solares- en las que afirma que sólo ofrecerá a sus clientes las baterías de 10 kilovatios y no las de siete kW porque no sale rentable.

La batería de 7 kilovatios/hora ha sido diseñada para ser usada todos los días, con cargas y descargas frecuentes, lo que la hace perfecta para almacenar electricidad producida con paneles solares y reutilizarla, por ejemplo, para recargar un vehículo eléctrico durante la noche. Sin embargo, el principal problema es el precio de la electricidad. Comparada con la alternativa actual, que es vender la electricidad directamente a la red y cobrar por ello, la posibilidad de almacenar la electricidad generada para usarla después es mucho más cara cuando se incorpora el coste de la batería.

Legislación

Según recoge en su blog el experto en energía Jorge Morales de Labra, "en varios Estados norteamericanos las legislaciones sobre autoabastecimiento son tan favorables que no merece la pena almacenar energía, porque el precio al que te pagan la energía inyectada en la red hace que el almacenamiento sea absurdo". Fuentes del sector consultadas señalan que como el coste de la batería de 10 kilovatios/hora es de 3.500 dólares, esto significa que el coste de cada megavatio/hora almacenado y luego suministrado es de unos 120 dólares, lo cual duplica el coste de la energía producida con un panel fotovoltaico en pequeña escala (rango 90-150), digamos 120 dólares por megavatio/hora. El suministro de la red eléctrica es más competitivo que esos 240 dólares por megavatio/hora. Además, tiene una potencia de 2 kW, con potencia pico de 3 kW, lo que impide que un cliente residencial pueda desengancharse de la red.

Según las mismas fuentes, el sistema integrado de generación y reparto es más eficiente que un panel solar y el Powerwall. La energía cotiza en el mercado mayorista a unos 40 dólares por megavatio/hora (medios ordinarios de producción) y el reparto (transporte y distribución) cuesta unos 30. Son 240 dólares por megavatio/hora frente a 70.

Tesla ha reconocido que convertir la casa en un almacén de energía sale más caro que convertirla en una central que la genera y la vende, pero anima a los consumidores a probar nuevas tecnologías para ser independientes de la red aunque el precio sea un poco más elevado.

Pequeñas empresas

En Estados Unidos existe un elevado número de empresas inmersas en la fabricación de baterías de almacenamiento para diferentes usos a precios competitivos. Algunas de ellas son startups que han recibido varios millones de euros de financiación para convertir en realidad el fruto de varios años de investigación.

Una de ellas es Seeo, una pequeña compañía afincada en Hayward, California, que se encuentra ultimando el desarrollo de un nuevo tipo de batería basada en las de ión-litio pero construida con materiales innovadores, capaz de acumular el doble de energía que las actuales. Si las baterías que utilizan los coches eléctricos hoy en día tienen una autonomía media de 160 kilómetros, las de Seeo alcanzarían los 320 kilómetros para el mismo peso y volumen. Su principal objetivo es poner en el mercado baterías para coches eléctricos con 400 vatios/hora por kilo de capacidad energética. La empresa ha recibido más de 17 millones de dólares de la compañía Samsung para terminar el desarrollo de sus baterías.

Ambri es otra pequeña empresa afincada en Cambridge, Massachussets, fundada por Donald Sadoway, un profesor de química del Instituto de Tecnología de Massachusetts y por David Bradwell, uno de sus alumnos.

Sadoway concibió una célula de metal líquido como una forma de crear una batería para la red eléctrica capaz de almacenar muchas horas de energía solar y eólica a un coste muy bajo. Mientras que las baterías recargables convencionales tienen electrodos sólidos que se degradan con el uso, una batería sólo con partes líquidas podría durar años sin perder demasiada capacidad de almacenaje energético.

La empresa ha recibido en estos años una importantísima inyección de capital por parte de empresas como Total y hasta del propio Bill Gates. Recientemente, Ambri ha anunciado que conectará sus baterías con la red por primera vez a finales de este año en una serie de proyectos piloto en Massachusetts, Nueva York, Hawai y Alaska.

Aquion Energy también está despuntando. Con sede en Pittsburgh, se dedica a la fabricación de baterías de ión-sodio y sistemas de almacenamiento de energía. Fue fundada en 2008 por el profesor de la Universidad Carnegie Mellon, Jay Whitacre.

Sus baterías Aqueous Hybrid Ion (AHI) se fabrican utilizando un electrolito de agua salada, ánodo de compuesto de carbono, cátodo de óxido de manganeso y un separador de algodón sintético. Sus modelos AHI S20 y S20-P, han sido las primeras del mundo en recibir la certificación Cradle to Cradle.

A lo largo de estos años, también ha sido subvencionada por parte de entidades como Kleiner Perkins, Bill Gates o Nick and Joby Pritzker, una de las familias más adineradas de Estados Unidos. Recientemente, la empresa ha firmado un acuerdo para suministrar un sistema de baterías de un megavatio/hora como parte de una microrred solar desconectada de la red en Bakken Hale, en la isla de Hawai.

Las grandes empresas también están buscando ampliar su nicho de mercado. Es el caso de Boston-Power, empresa norteamericana afincada en China, líder mundial en el diseño y producción de baterías para vehículo eléctrico, que ha recibido apoyo financiero por valor de 290 millones de dólares por parte del Gobierno chino para la expansión de sus dos fábricas en el país. La fábrica de Liyang recibirá 160 millones de dólares, gracias a la cual quintuplicará su capacidad de fabricación en 2016. Por su parte, la fábrica de Tianjin aumentará su capacidad hasta los 4 gigavatios en 2017 y espera alcanzar los 8 gigavatios/hora de capacidad de fabricación en 2018.

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