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Análisis del Razer Phone: potencia y carácter pensado por y para jugones

Ponerse en el lugar de los jugones ha sido la máxima de Razer desde que en 1998 presentara su primer producto, el ratón Boomslang. En este tiempo la compañía ha evolucionado con periféricos, sistemas de software, creando una comunidad… hasta llegar al Razer Phone, su primer teléfono que ha desembarcado en el mercado cumpliendo ese mandamiento casi 20 años después: ser una herramienta de jugadores hecha por jugadores.

El Razer Phone es un dispositivo diferente, una rareza en la oferta actual de smartphones. Más allá de apostar por un diseño con líneas marcadas y corte recto que le hacen ser identificado fácilmente, monta una pantalla con una frecuencia de refresco de 120 hz que hace que la experiencia de usuario sea especialmente fluida.

La frecuencia de refresco en la pantalla marca un antes y un después en el mercado, tanto es así que cuando se está usando durante unos días el terminal y después se vuelve a otro con menor frecuencia -lo habitual en el mercado-, se tiene la sensación de que no hay ningún teléfono tan fluido como el Razer.

Eso sí, la pantalla no es perfecta. Aunque el panel IGZO IPS LCD resulta ideal para jugar en entornos cerrados, sí se pueden encontrar problemas de visibilidad en ambientes soleados. Aún así, cabe volver a plantearse que es un teléfono pensado para gamers, con lo que en la mayoría de situación rendirá con nota.

Otro de los alicientes envidiables del teléfono es su sistema de sonido. "Si se ve bien, se necesita que se escuche bien", explicaba Ming-Lian Tan, CEO de Razer durante el evento de presentación en Londres. En la parte superior e inferior del frontal monta dos potentes altavoces Dolby Atmos certificados por THX, que puestos al máximo hacen pequeños a algunos de los sistemas de sonido portátiles del mercado.

Puro músculo

Más allá de altas capacidades en pantalla y sonido Razer ha decidido apostar en su primer teléfono por una característica clara: potencia.

El terminal monta un procesador Snapdragon 835, Adreno 540, 8 GB de RAM, 64 GB de memoria (ampliable a 256 GB a través de una tarjeta microSD), 4.000 mAh de batería con carga rápida y doble cámara trasera. Lo que supone toda una declaración de intenciones al resto de competencia.

El smartphone va muy fluido y pese al rendimiento que se le exige en determinados juegos, se mueve con soltura y su batería hace que incluso jugando puntualmente a juegos se pueda llegar de sobra a acabar el día. Además de su gigantesca batería, su sistema de refrigeración y parte de la optimización reside en la adaptación de Android que hace la compañía. Aunque llega al mercado con la versión 7.0 Nougat del software de Google, habrá que esperar a primavera de 2018 para ver sacar el máximo partido al teléfono con Oreo.

Pese a todo, la capa de personalización del sistema es muy leve y destaca por incorporar el lanzador Nova Launcher Prime integrado además con el Asistente de Google, con lo que el usuario puede adaptar el software a sus necesidades. Una personalización que va más allá con la incorporación de la Razer Theme Store, un catálogo de fondos, paquete de iconos, colores y tonos para que cada jugón adapte su teléfono a sus títulos favoritos.

Con respecto a su cámara, el Razer Phone cumple aunque queda por detrás de algunos modelos de la misma categoría. Sin embargo, para ver el verdadero potencial del smartphone habrá que esperar ya que el propio CEO de la compañía reconoció que la aplicación aún no está lista al 100% y que en menos de dos meses se actualizará para sacar todo el partido a su capacidad fotográfica.

A día d ehoy, pese a montar una doble cámara trasera de 12 megapixeles (f/ 1.75 y f/ 2.6) con teleobjetivo pensado, resulta imposible sacarle todo partido y lograr el efecto bokeh ya que el software no está pulido al completo. En la parte frontal monta una lente de 8 megapixeles a f/2.0.

Un diseño con carácter

Más allá de las especificaciones y rendimiento, lo que de verdad imprime carácter al teléfono es su diseño. El equipo de Nexbit, compañía que Razer compró a principios de año, ha sido el encargado de concebir el primer teléfono de la marca de gaming, que se ha basado en su modelo Robin para crecer en base a sus fortalezas y equiparlo de músculo.

Con respecto al Robin, el teléfono ha crecido, está construido en metal y acabado en aluminio que imprime una sensación premium tanto al uso como a la vista. Es un terminal contundente con unas dimensiones de 158,5 x 77,7 x 8 mm y un peso de 197 gramos, pese a ello, su uso es cómodo y consigue que se puedan prolongar en el tiempo las partidas.

Entre las particularidades de su diseño se encuentra la incorporación de un lector de huellas en el lateral derecho, que queda a la altura del pulgar cuando se coge el teléfono. Asimismo, nos encontramos con la ausencia del puerto de auriculares, pese a que cuenta con un grosor del que cabría esperarse.

En suma, el primer teléfono de Razer no es perfecto pero consigue ser sobresaliente en la experiencia de usuario y aporta a los usuarios enfocados al gaming motivos añadidos para elegir esta opción sobre el resto de smartphones del mercado.

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