Opinión

Del populismo al totalitarismo de Iglesias

Voy a hacer un paréntesis sobre los asuntos económicos para defender una de las libertades esenciales, la de expresión, recogida en la Declaración de Derechos Humanos. En elEconomista respaldamos el comunicado emitido por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), que preside Victoria Prego, en referencia a las amenazas y presiones coordinadas desde Podemos contra varios grupos de periodistas. Las sufrimos en nuestras carnes, cuando en los orígenes de la carrera política de Pablo Iglesias desvelamos la financiación irregular de su programa La Tuerca en una televisión iraní, que motivó el levantamiento de un acta de inspección por parte de Hacienda. Los insultos a sus autores fueron constantes y bochornosos, en lugar de presentar una demanda ante la Justicia.

Las informaciones críticas hay que desmontarlas con hechos y razonamientos, porque quienes recurren a la injuria no logran más que descalificarse a sí mismos. Sorprende que los podemitas levanten una mano para defender causas justas, como la lucha contra la corrupción, mientras con la otra cargan contra libertades básicas, como las de expresión e información, como señala acertadamente el comunicado de la APM.

El líder de Podemos parece que está endiosado, todo lo que no está con él, está contra él y solo merece el desprecio. En el reciente congreso celebrado en la plaza madrileña de Vistalegre, se mostró incapaz de desplegar una estrategia integradora con la corriente de Íñigo Errejón y acabó sustituyéndole al frente de la portavocía por su última novia, Irene Montero. Es una política que conoce desde los primeros movimientos asamblearios en sus vacaciones estivales en Ávila, quien confiesa que su referencia ideológica son las brigadas internacionales.

¿Se imaginan que Albert Rivera pusiera a su novia de portavoz? Las críticas de Podemos y del resto de fuerzas políticas serían acidísimas, y con motivo.

Iglesias está perdiendo el sentido de lo que está bien o mal para encumbrarse frente a los demás. Un tránsito peligroso del populismo al totalitarismo. Tanto asesoramiento a dictadores como el venezolano le ha debido de nublar las entendederas, como a Don Quijote cuando embistió contra los molinos creyendo que eran gigantes al galope de Rocinante.

Iglesias debe saber que la libertad de expresión es un derecho fundamental recogido en los tratados internacionales y consagrada en la Constitución. Como reza el comunicado de la APM: "Solo una prensa independiente y sin miedo puede cumplir su misión fundamental de control del poder y solo unos medios firmes en la defensa de la libertad de expresión pueden frenar las tentaciones de los poderosos de eludir la rendición de cuentas a la que están obligados en democracia".

Hay regímenes, como el del Tercer Reich en Alemania, que llegaron al poder con el favor de la mayoría de la población y luego pisotearon y violaron todos los derechos fundamentales. Una página negra de la historia de la humanidad, que confiamos en que no vuelva a repetirse jamás.

La actitud de Iglesias es incoherente con las denuncias de su propio partido sobre las presiones que sufren los periodistas por parte de sus jefes. El secretario general de Organización, Pablo Echenique, volvió a señalar esta semana que vivimos en "un país mordaza", en el que "las presiones sistemáticas de acoso a los periodistas no proceden de los partidos políticos sino de sus jefes y propietarios de los medios de comunicación". Probablemente a Echenique le gustaría nacionalizar los medios para que así ejerzan su libre apego al poder, como en los regímenes bolivarianos, donde ya no existe "presión de los editores".

No voy a negar lo evidente, la existencia de presiones por parte de las empresas editoras de medios de comunicación hacia sus plantillas. Pero en democracia, la verdad siempre resplandece por algún lado, como se ve en los numerosos casos de corrupción que llenaron cientos y cientos de páginas de periódicos. Como decía Winston Churchill, "la democracia es el menos malo de los sistemas políticos", no el ideal.

¿Qué autoridad tiene Podemos para criticar a los demás cuando Irene Montero, su nueva heroína al estilo de Agustina de Aragón, acaba de fulminar a todos los partidarios del errejonismo de los órganos directivos y cierra las puertas al diálogo y al debate interno en el partido?

La soberbia de Iglesias lo condujo a rehusar un Gobierno de coalición con Pedro Sánchez, que hubiera devuelto a España al ostracismo y hundido su economía durante otra década. Desde elEconomista vamos a seguir denunciando los populismos totalitarios como el de Iglesias. Animo a todos los compañeros a que sigan ejerciendo libremente esta bella profesión que tenemos y a denunciar las presiones de todo tipo.

La otra revelación de la semana es la del expresidente del Palau de la Música, Fèlix Millet, y su lugarteniente, Jordi Montull, sobre el pago de comisiones a la Generalitat de Artur Mas. Esto explica la evolución de Mas desde un político nacionalista moderado al independentismo para esconder sus fechorías. Ahora resulta que en vez de "España" nos roba, debería escribirse "la Generalitat" o "Artur Mas".

PD.-El mundo financiero anda escandalizado por la designación de Emilio Ontiveros, de AFI, para valorar la fusión de Bankia y BMN. Ontiveros, un protegido de Juan Luis Cebrián, ya diseñó las SIP que promovieron las fusiones entre cajas de ahorro y las abocaron a su quiebra casi por completo.

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