Bolsa, mercados y cotizaciones

Wall Street se frena porque la bajada fiscal se demorará hasta septiembre

  • El enfrentamiento de Trump con Paul Ryan retrasará su aprobación
  • El Dow cede un 1,4% desde que rozó un nuevo máximo el 6 de enero

"Donald Trump tiene un plan de impuestos que impulsará el crecimiento", aseguró ayer ante el Comité Financiero del Senado, Steven Mnuchin, quien se postula a tomar las riendas al frente del Departamento del Tesoro.

Si su nominación llega a buen puerto será precisamente este antiguo militante de Goldman Sachs el encargado de rematar los pliegues de la reforma tributaria patria. "Trabajaré para cerrar todas las lagunas", incidió durante su comparecencia. Una buena predisposición que coincide con la euforia bursátil y el repuntar de los espíritus animales que merodean la bolsa americana desde el pasado 8 de noviembre.

Parte de este optimismo llegó propiciado por la intención del presidente electo, que hoy jurará oficialmente su cargo en Washington DC, de desbaratar el enrevesado código fiscal patrio, una hazaña que durante los últimos 31 años ninguno de su predecesores ha conseguido acometer totalmente, teniéndose que conformar con parchear un inmenso océano gris de cláusulas y deducciones. Teniendo esto en mente, Trump quiere simplificar a tres las escalas para individuos según su nivel de ingresos, y reducir el impuesto de sociedades hasta el 15% desde el 35% actual, uno de los más elevados del mundo.

Proteccionismo

Sin embargo, aunque la Casa Blanca y el Capitolio contarán con una hegemonía republicana, Trump y los legisladores parecen no hablar el mismo idioma político. El primer pulso entre el presidente electo y el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quedó patente esta semana en una entrevista del multimillonario con el Wall Street Journal. En la misma el recién llegado al Despacho Oval tachó de "demasiado complicado" una de las propuestas tributarias clave de su partido, la conocida como Tasa de Ajuste Fronterizo (BAT). El plan apuesta por la eliminación del impuesto a los beneficios generados por las empresas por cada producto que se fabrique en EEUU con fines de ser exportados. Al mismo tiempo, se incrementaría hasta el 10% las tasas del impuesto sobre los beneficios y se eliminaría también la posibilidad de deducir gastos de importación, para las empresas que traigan los productos desde fábricas extranjeras.

Un roce político que se dejó sentir en los mercados, que parecen comenzar a entender que la reforma tributaria y las rebajas fiscales no llegarán tan rápido como estaba esperado. "La mayor parte del mercado espera una política fiscal más expansiva este año, pero el calendario para este cambio sigue sin estar claro", avisaba David Kostin, estratega de renta variable americana para Goldman Sachs. De hecho, según el banco, que ha colocado a Gary Cohn, su ex presidente, dentro de la Administración Trump, la aprobación de estas medidas llevará meses y, probablemente, no se pondrán sobre la mesa hasta la segunda mitad del año. Por ello, sus efectos no se notarán como pronto hasta finales de 2017 o los primeros compases de 2018.

Unas proyecciones que coinciden con el sinsabor de los principales indicadores bursátiles durante los últimos cinco días. El Dow Jones ha recortado casi un punto porcentual y el S&P 500 se ha dejado un 0,4%. Al hilo de las tentativas que baraja Goldman, Jamie Dimon, el capitán de JP Morgan Chase, el mayor banco por activos del país, aseguró a la CNBC desde Davos, Suiza, que "llevará entre 9 y 12 meses" detallar esta propuesta fiscal y que mucho más trabajo de lo que los mercados imaginan.

Precisamente, en su entrevista con el WSJ, Trump hizo mención por primera vez públicamente desde su victoria al repunte del dólar, del que dijo "está demasiado alto". El republicano acusó a China y al yuan de estos males, pero en realidad obvió mencionar los fundamentos económicos de su país así como sus propias propuestas como parte del impulso sufrido por el billete verde. "Incentivar la repatriación de beneficios extranjeros por parte de las multinacionales estadounidenses fortalecerá la divisa y las inversiones domésticas", reconoce Douglas Porter, economista jefe de BMO Financial Group. Es por ello que quizás un retraso en la aprobación de estímulos fiscales y la reforma del código tributario no sentaría mal al dólar, que en los primeros compases de 2017 llegaba a tocar máximos de los últimos 14 años.

Dicho esto, Bilal Hafeez, estratega de divisas de Nomura, estima que "una repatriación de beneficios sólo tendrá un impacto marginal en el dólar". Este experto justifica que de los 3 billones de dólares que acumulan las empresas americanas en el extranjero, alrededor del 30% están denominadas en divisa extranjera por lo que sólo el 15% de la cifra total acabará regresando a tierras estadounidenses, según sus cálculos. Además, avisa de que las propuestas fiscales de Trump, especialmente en lo que al impuesto de sociedades se refiere "no serán tan dramáticas como se espera". Hafeez considera que la tasa efectiva sobre los beneficios empresariales acabará siendo de alrededor del 25 %, "no tanto como se esperaba" y recuerda que en el primer año de Obama en la Casa Blanca, esta misma tasa llegó caer hasta el 20 %.

Ya se pierde un 0,2% con el bono de EEUU

Hasta ahora la deuda pública americana a diez años era una de las pocas referencias que dejaba ganancias en las carteras de los inversores estas primeras semanas del año. Ya no. Ayer el interés del T-Notes repuntó del 2,42% hasta el 2,47%, su nivel más elevado desde finales de diciembre. En una sesión en la que predominaron las ventas en el mercado de deuda, el papel americano deja minusvalías latentes del 0,2% en lo que va de ejercicio.

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