¿Dividida o perdida? La Reserva Federal tiene claro que quiere una recuperación económica sin el extraordinario sostén actual del Gobierno, pero no sabe como conseguirlo y además no tiene claro si la amenaza es la deflación o la inflación. La Fed debería subir los tipos al 2% para evitar nuevas burbujas, según expertos.
Estas dudas, o divisiones, salen ahora a la palestra. El diario The Wall Street Journal publica hoy que en la última reunión de la Fed, celebrada el pasado 10 de agosto, al menos 7 de los 17 miembros del Comité se opusieron o expresaron sus reservas a la decisión de retomar las compras de deuda.
Tras esta reunión, los mercados internacionales han iniciado una senda bajista provocada por el miedo a una doble recesión en Estados Unidos, miedo que además han alimentado los últimos datos, especialmente los de empleo.
Algunos analistas y expertos temen que la Reserva Federal se haya quedado sin cartuchos para poder enfrentarse a una eventual recaída de la economía. Precisamente sobre eso, qué hacer o incluso si hacer algo para reaviviar el crecimiento y acabar con la sombra de la deflación, gira el actual debate que hay en el seno de la institución, según el diario.
¿Qué se puede hacer ahora?
Bernanke podría decidir comprar más bonos, expandiendo el balance de la Fed, aunque todo depende de si la institución ve realmente acercarse al fantasma de la deflación, de una situación "a la japonesa".
James Bullard, presidente de la Fed de San Luis, fue el primer miembro del Comité Abierto de la institución que habló públicamente de este riesgo. Sin embargo, tanto dentro de la Fed como entre la mayoría de expertos, no se espera que EEUU vaya a caer en una espiral deflacionista.
Las divisiones dentro de la institución, según el diario financiero, serían principalmente en torno a dos cuestiones. La primera sería si debe actuar rápidamente o esperar a que la economía muestre síntomas más claros de caída. La segunda sería si, una vez que han decidido actuar, tendrían que tomar grandes medidas o medidas más cautelosas.
De momento, la primera batalla la han ganado los miembros más proclives a la acción, las denominadas "palomas", más preocupadas por el crecimiento. Pero es un hecho que la Fed ha tenido que dar marcha atrás en su estrategia de salida, es decir, en la retirada de las medidas extraordinarias que implantó para combatir la crisis.
Y ahora mismo el tamaño del balance de la institución es otro de los temas de debate, ya que para algunos miembros, como William Dudley, presidente de la Fed de Nueva York, reducirlo ante una economía menguante sería aplicar prematuramente los frenos.
Los bandos de la institución
En las reuniones del Comité, donde se deciden las medidas, se sientan los cinco gobernadores y los 12 presidentes regionales, cinco de los cuales tienen derecho a voto.
En el bando de las "palomas" se encontraban, William Dudley, presidente de la Fed de Nueva York, así como Eric Rosengren, presidente de la Fed de Boston y Janet Yellen, presidente de la Fed de San Francisco, que mostraron su preocupación por lo lejos que estaban ahora mismo de los objetivos de desempleo e inflación.
El presidente de la Fed de Atlanta, Dennis Lockhart, que suele situarse entre ambos bandos, esta vez se decantó más por tomar medidas, y explicó que reducir el balance no le parecía lo correcto en las circunstancias actuales.
El otro bando se mostró mucho más escéptico. Entre los denominados "halcones" se encuentra el gobernador de la Fed Kevin Warsh, antiguo banquero de inversión en Wall Street, que mostró su disgusto por la decisión de reinvertir los intereses de los bonos, ya que este cambio de dirección de la política monetaria podría hacer creer a la gente que la Fed estaba más preocupada de lo que realmente está.
Otros miembros del comité querían que la Fed no reactivara las compras de bonos hasta que el panorama estuviera más claro, pero que en el comunicado se resaltaran los problemas económicos.
Richard Fisher, presidente de la Fed de Dallas, mostró su preocupación por la inefectividad de las medidas, ya que las empresas estaban pendientes de otros problemas más allá del crédito. Este argumento fue poyado por otros miembros de la institución.
Narayana Kocherlakota, presidente de la Fed de Minneapolis, argumentó que el desempleo actual está provocado por problemas que van más allá de la Fed, como por ejemplo la diferencia entre las cualidades de los trabajadores y los trabajos ofrecidos.
Charles Plosser, presidente de la Fed de Filadelfia y un crítico habitual de Bernanke, señaló que la medida era prematura, porque a pesar de la ralentización, las previsiones para 2011 y más allá no habían variado significativamente. Otros dos críticos habituales, Thomas Hoeing de la Fed de Kansas (que mostró sus críticas públicamente tras la reunión) y la gobernadora de la Fed Betsy Duke, también expresaron sus reservas, según el periódico estadounidense.
El voto formal, 9 a 1, escondió las divergencias que hubo en la reunión. Tanto Warsh como Duke, a pesar de las reservas, votaron junto a Bernanke. También lo hicieron el vicepresidente Donald Kohn y el gobernador Daniel Tarullo, el único miembro de la Fed propuesto por el presidente Obama. Entre los presidente regionales, votaron a favor Dudley, Rosengren, Bullard y la presidente de la Fed de Cleveland, Sandra Pianalto. Tan sólo Hoenig pudo expresar su disconformidad.