
Se habla esta semana más que nunca de diamantes gigantes gracias al anillo de compromiso que Cristiano Ronaldo ha regalado a Georgina Rodríguez. Se trata de un pedrusco de 40 quilates valorado por algunos expertos en seis millones de euros. La joya, un solitario de talla oval acompañado por otros diamantes más pequeños, entra en un ranking histórico al situarse entre los anillos de compromiso más caros jamás lucidos por una celebrity, solo por detrás del de Liz Taylor, que exhibió un diamante rectangular de corte Asscher de más de 33 quilates valorado en 8,8 millones de euros.
Lo que a priori pareciera un tema solo digno del papel couché, como es el precio de un anillo de compromiso de personas multimillonarias, en realidad pone en la palestra otros asuntos económicos, e incluso de Estado, más relevantes, como la importancia de la industria minera en algunos territorios. El altísimo valor de estas piedras preciosas no es casualidad o producto de un buen márketing. La rareza natural de su propio origen, el coste de extracción y procesamiento y el control del mercado de los diamantes son el fruto de estos precios.
Justo en el último punto entraría una polémica relacionada con la minera De Beers, que controla gran parte de la producción mundial de diamantes desde principios del siglo XX. Esta compañía tiene un papel central en la economía de países como Botswana, una de las naciones más prósperas de África gracias a la industria diamantífera, que ahora se enfrenta a uno de los mayores desafíos económicos y diplomáticos de su historia reciente.
A casi 60 años del hallazgo de diamantes en su territorio por parte de De Beers, el país se encuentra sumido en una agria disputa con la minera británica Anglo American por la venta de esta histórica compañía, pieza clave de su economía nacional. La tensión se intensificó el mes pasado, cuando el presidente de Botswana, Duma Boko, lanzó duras críticas contra De Beers, acusándola de no cumplir con su responsabilidad hacia el país. En un encendido discurso, el mandatario declaró que la empresa "no está haciendo su trabajo" y afirmó que Botswana, que posee actualmente un 15% de participación en la compañía, debería "tomar el control total de este activo nacional estratégico".
Estas declaraciones llegaron días antes del plazo límite impuesto por Anglo American para recibir ofertas por su 85% de participación en De Beers, lo que ha desatado especulaciones sobre una posible oferta de adquisición por parte del propio Estado botsuano. Sin embargo, analistas financieros y expertos del sector citados por Financial Times consideran que esta posibilidad es remota debido a las limitaciones fiscales del país.
Según el Banco de Botswana, las reservas de divisas extranjeras se redujeron de 4.800 millones de dólares en mayo de 2023 a 3.500 millones en mayo de 2024, lo que limita significativamente su capacidad de inversión en un posible rescate o adquisición total de De Beers. "La posibilidad de que el gobierno adquiera De Beers parece poco realista", afirma Kieron Hodgson, analista de Peel Hunt, en el citado medio.
No obstante, Botswana cuenta con un derecho de tanteo como accionista actual, lo que le otorga prioridad en cualquier venta futura. Pero para ejercer ese derecho necesitaría apoyo financiero externo, una tarea difícil en el actual contexto de incertidumbre global del mercado de diamantes.
El telón de fondo de esta crisis es el profundo declive del mercado internacional de diamantes, que ha visto cómo los ingresos de De Beers en 2023 cayeron a la mitad en comparación con el año anterior. La producción de la compañía en Botswana también se desplomó un 44% en el segundo trimestre de 2024, hasta los 2,7 millones de quilates, en parte debido a la competencia de los diamantes sintéticos y a la disminución de la demanda en China y Estados Unidos.
La venta de De Beers es parte de una reestructuración más amplia por parte de Anglo American, que busca centrarse en activos más rentables tras rechazar una oferta hostil de compra por parte de la minera BHP por 39.000 millones de libras. Como parte de esta estrategia, también se están desprendiendo de activos de carbón, níquel y platino.
Entre los posibles compradores de De Beers figuran antiguos directivos de la propia empresa, como Gareth Penny y Bruce Cleaver, quienes estarían preparando ofertas. Penny, según fuentes cercanas, ha contratado al banco Standard Chartered para formular una propuesta centrada en revitalizar el mercado de diamantes naturales mediante una mayor inversión en marketing. Se calcula que De Beers tiene actualmente un valor de mercado cercano a los 4.900 millones de dólares, aunque 2.000 millones corresponden a inventario.
La historia entre Botswana y De Beers ha estado marcada por una cooperación estrecha desde la creación en 1969 de la empresa conjunta Debswana, propiedad a partes iguales del Estado y de la minera. Sin embargo, esa relación se ha deteriorado en los últimos años. En 2023, el entonces presidente Mokgweetsi Masisi acusó a De Beers de "engañar" al país antes de firmar un nuevo acuerdo de diez años que otorgaba a Botswana el derecho de vender una mayor parte de los diamantes a través de una empresa estatal.
Mientras tanto, Anglo American mantiene abierta la posibilidad de una salida alternativa: lanzar una oferta pública inicial (IPO) de De Beers si no recibe propuestas convincentes. "Seguimos en contacto constante con el gobierno de la República de Botswana", ha afirmado la empresa, que podría prolongar el proceso de venta hasta bien entrado 2026.