
La industria del petróleo se encuentra en un momento complicado por la caída de precios que se está produciendo este año, y todo apunta a que el descenso continuará en los próximos meses si se cumplen las previsiones de oferta y demanda que acaba de lanzar la Agencia Internacional de la Energía (IEA). El organismo ha publicado su informe mensual de agosto y las cifras son preocupantes: si nada cambia en la situación actual del mercado, el año que viene los inventarios mundiales crecerán a un ritmo de 2,96 millones de barriles diarios, la mayor sobreoferta que se ha visto en toda la historia en un año completo, incluso superando el año 2020, en plena pandemia de Covid-19.
Los motivos que llevan a la IEA a llegar a esta conclusión son claros: el mundo entero está aumentando la producción de petróleo con rapidez, en un momento en el que el consumo se está frenando con fuerza, y continuará haciéndolo el año que viene. Si esta tendencia no cambia, el consumo mundial de petróleo aumentará sólo en 700.000 barriles diarios el año que viene, una cantidad que no hace sombra a los nuevos millones de barriles diarios que van a entrar por parte de los grandes productores de crudo.
Por un lado, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios externos, en cártel conocido como OPEP+, acaba de confirmar que, en septiembre, se completará el último aumento masivo de su producción, acordado en julio, y que hará que el aumento total del año 2025 será de 2,2 millones de barriles. Esta cantidad es la que la OPEP+ pretendía inyectar en los mercados, pero esperaba hacerlo a un ritmo más lento, completando el aumento de oferta en septiembre de 2026, y no un año antes, como finalmente han hecho.
Al mismo tiempo, los rivales de la OPEP+, es decir, países como Estados Unidos, Guyana, Canadá o Brasil, no se han quedado de brazos cruzados, y en vez de asumir que la OPEP+ se comería parte de su cuota de producción, también han avanzado en el proceso de aumento de oferta: la IEA acaba de aumentar la cifra de incremento de producción que espera para estos países no-OPEP y, si en julio esperaba que su oferta creciese a un ritmo medio de 900.000 barriles diarios en 2026, ahora creen que será de 1 millón de barriles diarios.
La cantidad de crudo que no tendrá comprador será récord
Si se combina el aumento de la oferta de la OPEP+, y de sus rivales, junto a un consumo que no consigue repuntar, en un momento en el que el crecimiento económico se está enfriando, y en el que existe miedo por el impacto de los aranceles en la economía mundial, la tormenta perfecta está preparada para la industria del crudo. Los 2,96 millones de barriles diarios que habrá de sobreproducción el año que viene son la cifra más alta que se ha visto nunca, incluso por encima de los niveles que se tocaron en el año 2020, el año más duro de la pandemia (en un solo trimestre, 2020 sí fue peor, ya que se llegó a alcanzar una cifra de sobreoferta de 7 millones de barriles diarios, en el momento en el que coincidieron los confinamientos en todo el mundo).
Buena parte del estancamiento que se espera para el consumo de petróleo tiene que ver con la transición energética. Según la agencia, el pico de demanda histórico se tocará a finales de la década, a medida que el mundo continúa alejándose de los combustibles fósiles y, en el caso de la automoción, los sustituye por vehículos eléctricos.
La advertencia de la IEA llega en un momento en el que el mercado ya está sufriendo la sobreproducción de crudo, con los inventarios mundiales del recurso energético en máximos de los últimos 46 meses, en 7.836 millones de barriles, según los datos que publica la agencia. No hay que olvidar que la demanda de 2025, y la que se prevé para el año que viene, crecerá, según las estimaciones, a un ritmo menos de la mitad de rápido que en 2023.
El Brent vuelve a los 65 dólares...
Coincidiendo con la temporada estacional de verano, en la que el consumo de petróleo suele aumentar, el barril Brent europeo ha pasado unos meses de verano en los que se ha movido en el entorno de los 70 dólares, de media. Sin embargo, en las últimas sesiones el precio del barril está sufriendo la presión bajista, y este miércoles, tras perder un 1,5%, ha vuelto a cotizar en los 65 dólares, por primera vez desde principios de junio.
Además, las últimas casas de análisis en actualizar sus previsiones para los precios del barril en los próximos trimestres están recogiendo las malas perspectivas para la demanda, y la sobreoferta que se espera para el barril: Goldman Sachs ve al 'Brent' en 53 dólares dentro de un año, mientras JP Morgan lo espera en los 57 dólares, e ING lo sitúa en los 58 dólares, según los datos que recopila la agencia Bloomberg.
...y más caídas apoyan el recorte de tipos de la Fed
Si el escenario que plantea la IEA se materializa, y el precio del crudo lo sufre en sus carnes, como esperan algunas casas de análisis, esto puede ser la guinda del pastel que permita a la Reserva Federal acometer un recorte de tipos sostenido en los próximos meses. Ya hay voces que están planteando la posibilidad de que haya un recorte de tipos de 50 puntos básicos en próximas reuniones, por encima de los 25 que suelen ser habitual y que descuentan ahora los mercados, y un precio de la energía a la baja, arrastrado por las caídas del crudo, apoyará un movimiento de este tipo.
Frente a unos aranceles que amenazan con impulsar la inflación en los próximos meses, a medida que los inventarios de bienes en Estados Unidos se van agotando y las empresas tienen que reponer con importaciones que ya incluirán las nuevas tasas en su precio, la caída de los precios del petróleo pueden tener un impacto que contrarreste parte del aumento inflacionista por los aranceles.
No hay que olvidar que el precio del crudo, y de otros recursos energéticos, tiene un impacto significativo en las cadenas de suministro mundiales y en los precios de otro tipo de bienes, y, como se vio en 2022, con un rápido aumento de la inflación tras las subidas de precio de la energía, ahora puede ocurrir a la inversa.