Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Se paga de más por las compañías tecnológicas? Los datos revelan que ahora no hay burbuja

El boom de las acciones tecnológicas: suben un 25% en cuatro meses. Fotos: Bloomberg
¿Le asaltan malos recuerdos después de ver cómo el Nasdaq 100, el índice de las grandes empresas tecnológicas estadounidenses, suma un 25 por ciento en cuatro meses? Pues no tema a los demonios del pasado.

El estirón de los últimos meses de las compañías de la denominada Nueva Economía no indica que se esté cruzando la antesala de una nueva burbuja como la de 2000. Están subiendo porque se lo merecen; es decir, porque están convenciendo a los analistas de que sus previsiones están mejorando y los beneficios que van publicando lo están refrendando.

"Desde la mitad de julio los inversores se han movido hacia la tecnología porque se espera que los beneficios del sector crezcan en 2006 y 2007 por encima de la media del mercado; su valoración es lógica; la demanda de su productos es fuerte, así como la de los mercados emergentes; el clima macroeconómico es positivo...".

Es la batería de razones con la que Johan van der Biest, gestor de renta variable estadounidense de Dexia Asset Management, explica la fortaleza de la tecnología en bolsa en el último trimestre. Si las reflexiones de Van der Biest no formaran parte de un análisis del sector tecnológico norteamericano, cualquier inversor pensaría que con ese contexto apoyándole era lógico que esas empresas vivieran un momento dulce en el parqué. Pero con el Nasdaq es otra cosa, porque el factor psicológico siempre está presente.

El peso de ser el índice maldito

Al índice norteamericano se le ha culpado de la crisis bursátil que empezó en 2000 y que no acabó hasta marzo de 2003, cuando George Bush tomó la decisión de atacar Irak, y eso le ha dejado un sambenito que después de más de seis años no se ha quitado. Su maldición es la de haber incumplido con todo lo que se espera de él; o, más bien de sus compañías, de las que se decían que tenían en sus manos el negocio del futuro.

Esta era la justificación que en 1999 y principios de 2000 se daba cuando se explicaba por qué subían alocadamente, independientemente de que ganaran dinero o no -muchas no lo hacían-. Cuando el Nasdaq 100 marcó el nivel más alto de su historia -lo hizo el 27 de marzo de 2000 en los 4.704,73 puntos-, un inversor que comprara acciones de grandes tecnológicas estaba pagando 500 veces más que si adquiría títulos de uno de los grandes gigantes industriales norteamericanos.

El PER medio (número de veces que el beneficio estaba contenido en el precio del título) de las 30 mayores empresas del Nasdaq 100 (NDX100.NQ) era de 160 veces; el del Dow Jones, de 26 veces. Hoy la diferencia es casi cinco veces menor. El PER medio de los valores del Dow Jones de Industriales <:DJI.:> está cerca de las 17 veces, mientras que el de los pesos pesados del Nasdaq está en 40 veces.

Cautela en los inversores

Esta fuerte rebaja es un buen ejemplo de que los inversores se encuentran mucho menos dispuestos en 2006 -excepto en el caso de algunas compañías concretas- que hace seis años a pagar cualquier precio por tener en sus manos títulos de una tecnológica, a pesar de que las que resistieron la lluvia de números rojos post 2000 eran las mejores, según los expertos.

"El estallido de la burbuja tecnológica propició la desaparición de las compañías que habían surgido y que únicamente se sustentaban en el momento y no en su negocio", apunta David Burns, director general de la gestora británica de fondos de inversión Schroders en España.

Además, que la trayectoria del Nasdaq (NDX100.NQ) desde mediados de julio sea brillante no quiere decir que su comportamiento más allá lo sea también. De hecho, en el conjunto de 2006, el índice tecnológico sigue por detrás tanto del Dow Jones <:DJI.:> como del S&P 500 (SP500.CH). Gana un 8 por ciento frente al 14 y al 11 por ciento que se anotan los otros dos, respectivamente. Además, mientras que el Dow cotiza a los niveles más altos de toda su historia, por encima de los 12.300 puntos, el Nasdaq 100 está muy lejos. Aún pierde un 61 por ciento respecto a su cima de 2000.

El precio, valor de lo racional

Esas pérdidas y el crecimiento de los beneficios son dos de los argumentos en los que mejor se sustenta la tesis de que hoy no existe burbuja en el sector tecnológico norteamericano, a pesar que dé miedo el estirón que están dando algunos nombres propios del sector, como Google (GOOG.NQ), que se anota casi un 500 por ciento desde su salida a bolsa en 2004.

De media, las 30 empresas más importantes del Nasdaq 100 cotizan a un PER de 40 veces. Que es lo mismo que decir que un 75 por ciento más baratas que antes del estallido. El 27 de marzo de 2000, el PER medio de estos valores era de 160 veces (véase gráfico). Por algunas, como por el gigante de internet eBay (EBAY.NQ), se llegaban a pagar 600 veces sus beneficios. Ahora, incluso menos que por la media, 39,5 veces. Quienes adquirieran ahora sus acciones lo harían con una rebaja de casi el 90 por ciento sobre los que lo hicieron en el récord de 2000.

Mucho más baratas en 2006

(-) Dato no disponible. (1) Precios a 21 de noviembre de 2006. (2) Número de veces que el precio de la acción recoge el beneficio. (3) Diferencia entre el precio objetivo y el precio de mercado, no incluye la rentabilidad por dividendo.

Potencial menor del 3%

Potencial entre el 3 y el 9%

Potencial mayor del 9%

Las tecnológicas, en 2000

(-) Dato no disponible. (4) Precios a 27 de marzo de 2000, fecha del máximo histórico del Nasdaq 100.

Cuadro comparativo

Fuente: elaboración propia con datos de JCF.

¿Se puede invertir?

Desde la gran crisis de principios de siglo, muchos inversores son muy reticentes a la hora de invertir en empresas tecnológicas, aunque hace mucho tiempo que los expertos afirman que son atractivas. Como en cualquier otro sector, la clave del éxito se esconde en separar el grano de la paja y buscar valores que coticen a buen precio.

"Cualquier tipo de inversor puede fijarse en empresas en reestructuración, tanto de producto como de negocio, que están viviendo la luz al final del túnel. En compañías que ya han dado la campanada, como Google o Apple (AAPL.NQ), sólo deben invertir los muy creyentes en el producto. Intel (INTC.NQ), Cisco (CSCO.NQ), HP (HPQ.NY), Motorola, Microsoft (MSFT.NQ), AT&T (T.NY) y Qualcomm (QCOM.NQ) son las que están a un precio razonable", revela Alicia Jiménez, directora de análisis de SelfTrade Bank. No obstante, esta experta recomienda que cuando el precio del dinero en Estados Unidos comience a bajar -como pronto la Fed puede empezar a relajar su política monetaria en marzo de 2007- abandonar el sector.

David Burns, desde Schroders, opina que algunas tecnológicas pueden comportarse bien en los próximos meses, ya que "gracias a los bajos tipos de interés y a una fuerte disciplina en costes, las compañías han generado buenos márgenes y han fortalecido sus balances durante los últimos años. Por lo tanto, ahora están en posición de usar su buena exposición y exceso de liquidez en inversiones que les permita mantener el crecimiento de beneficios futuros", prevé este experto.

Los valores con más atractivo

El consenso de expertos también otorga recorrido al alza al sector. Entre las 30 empresas más grandes por valor bursátil del índice Nasdaq 100, doce cuentan con un potencial alcista superior al diez por ciento . Es decir, que para alcanzar el precio ideal que la media de los bancos de inversión que siguen su evolución les otorgan deberían subir en bolsa, como poco, ese porcentaje.

Los dos valores que podrían dar más alegrías son Qualcomm (QCOM.NQ), que para igualar su precio justo, los 50 dólares, tendría que avanzar más de un 30 por ciento en los próximos doce meses, y Teva Pharmaceutial, que habría de dispararse casi lo mismo para colocarse a 41,6 dólares, que es el precio que calculan que se podría pagar por ella

Otras empresas del sector de la salud, como algunas tecnológicas, pueden aprovechar el factor político. La victoria del Partido Demócrata en las elecciones estadounidenses al Congreso y al Senado es un aliciente para ellas. De acuerdo con su programa electoral, una de sus prioridades era impulsar la investigación científica con células madre.

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