Internacional

Londres deja a Gibraltar fuera de la negociación del Brexit a pesar de la protesta

  • No presenta una propuesta para la factura, y cuestiona las contribuciones
Foto: Archivo

Las negociaciones para la salida del Reino Unido de la UE concluyen este jueves su primera ronda negociadora propiamente dicha. Tras el primer encuentro del pasado mes para hablar del Brexit, los equipos negociadores de ambos lados se metieron en harina desde el pasado lunes para encontrar áreas comunes y, sobre todo, detectar los puntos de conflicto. Tras este primer cuerpo a cuerpo, se avecina un divorcio incluso más complicado de lo esperado, dado que el Reino Unido se resiste a presentar una propuesta sobre la cantidad que debe al presupuesto comunitario. En vez de satisfacer la petición europea, ha cuestionado cada euro que le demanda la UE como parte de su factura pendiente. La negociación del Brexit arranca con Londres dividido y sin liderazgo.

Un abismo continúa separando a Londres y Bruselas en este punto y en el otro aspecto más difícil de la negociación: el papel de la Corte de la UE como árbitro en caso de disputas una vez se ejecute el divorcio, según informaron este miércoles fuentes europeas. Sorprendentemente, durante esta primera ronda negociadora sobre el Brexit destinada a explorar todos los temas sobre la mesa y puntos conflictivos no surgió Gibraltar, informaron las mismas fuentes.

El lado europeo tiene poco interés en poner el tema del peñón sobre la mesa, una vez que ya fijó en su posición negociadora que cualquier acuerdo sobre el Brexit y la futura relación con la UE no se aplicará directamente en el territorio, sino que dependerá de una negociación entre Londres y Madrid. De esta manera, la UE respaldó la tesis española de que Gibraltar no es territorio británico sino que mantiene un status especial como colonia.

A pesar de la protesta mediática, e incluso las amenazas de algunos políticos británicos tras conocerse la posición europea respecto a Gibraltar, los negociadores británicos no han marcado el tema como prioritario o conflictivo, a pesar de que las fronteras terrestres entre el Reino Unido y la UE forman parte de esta primera fase de la negociación.

Enzarzados por la factura

Ambos lados se enzarzaron sobre todo en el asunto de la cuenta que tendrá que pagar el Gobierno británico. El negociador jefe de la UE, Michel Barnier, demandó la semana pasada que llegaran a Bruselas con una propuesta concreta, al menos con una metodología para calcular lo que deben a la UE. Reino Unido acepta por primera vez que debe pagar por salir de la UE.

Pero según las fuentes consultadas Londres ha llegado con las manos vacías y no tiene pensado presentar tal documento en las tres próximas rondas negociadoras antes de octubre. Será entonces cuando los socios europeos evalúen si se ha conseguido un "progreso suficiente" para empezar a discutir la futura relación con la UE, la prioridad para las islas.

Más aún, los británicos se dedicaron a cuestionar una por una sus obligaciones con cada línea presupuestaria de las cuentas comunes de la Unión, y no sólo aquellos puntos más explosivos como las subvenciones agrícolas desde el periodo de su salida (marzo de 2019) hasta 2020, cuando concluye el presupuesto multianual actual.

Las fuentes consultadas reconocieron que tampoco están de acuerdo aún sobre qué significa progreso suficiente. Para los británicos, se trata de tener más o menos un acuerdo sobre la metodología para calcular la factura, mientras que Barnier ya ha dejado claro que quiere un compromiso firme con el pago del hasta el último euro que deben. Aunque inicialmente la Comisión puso la cifra en torno a 60.000 millones de euros, estimaciones más recientes señalan que Londres podría deber 100.000 millones.

Derechos de los ciudadanos de la UE

Respecto a los derechos de los ciudadanos de la UE en las islas y viceversa, y la frontera con Irlanda de Norte, los otros dos puntos del divorcio, las coincidencias fueron mayores. Sobre todo en el último, donde los objetivos políticos son los mismos, comentaron las mismas fuentes.

Respecto a los derechos de los ciudadanos, los mismos funcionarios señalaron que ambas posiciones están más cerca de lo que parecería comparando la propuesta británica y las demandas europeas. "Son las mismas ideas, pero a veces con diferente lenguaje", explicaron.

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