
Para Acerinox es una hazaña imposible recuperar las ganancias récord de hace once años si el níquel no acompaña, pero no lo es aumentar su margen de beneficio bruto, que depende de la inversión y del ahorro de costes, dos de sus objetivos para 2017
Cuando Bernardo Velázquez entra en su despacho todas las mañanas, lo primero que hace es fijar su atención en la pantalla del ordenador. En ella analiza lo que define (con una discreta sonrisa) como los parámetros del enfermo, que son, básicamente, todos los activos que pueden afectar a Acerinox: cotización del dólar, el precio de las materias primas y la competencia, básicamente Aperam y Outokumpu. Y eso que sus preocupaciones se han relajado bastante si se compara con 2016, gracias al repunte de las materias primas, el plan de ahorro de costes llevado a cabo por la compañía y una mayor flexibilidad a la hora de moverse en un mercado con ciclos cada vez más cortos.
Hace poco más de un año las perspectivas eran bastante menos favorables. Ahora, ¿cuánto tiempo aguantará el viento a favor con una de las mejores recomendaciones del Ibex?
Hemos atravesado hasta el año pasado un ciclo inusualmente largo. Aunque sólo fuera por estadística, debería estar terminando la época mala e iniciar la recuperación. Si tenemos en cuenta que los primeros avisos de crisis se produjeron en 2005, ya llevamos doce años en la misma situación, sin volver a los niveles previos, en nuestro caso, en Europa. En EEUU ya nos hemos vuelto a situar en ratios de consumo previas a la crisis. Lo que es cierto es que los ciclos (económicos) se han vuelto muy complicados de gestionar para las compañías, sobre todo en nuestro caso, con una volatilidad tan alta en las materias primas. Antes teníamos un ciclo cada cinco años, que era bastante previsible y ahora tenemos cinco miniciclos cada año. Los mercados se han vuelto muy nerviosos. Cambia el sentimiento de un día para otro.
Con las elecciones americanas, a muchos se nos vino a la cabeza Acerinox por su fábrica de NAS (North American Stainless), en el principal mercado. Y está precisamente en Kentucky, el clásico feudo republicano. ¿Cómo valoráis la victoria de Donald Trump?
En Kentucky el voto republicano ha sido el doble que el que obtuvo el Partido Demócrata. Ha arrasado. ¿Qué representa Trump para nosotros? Llevamos 27 años en Estados Unidos. Hemos vivido con demócratas y republicanos y con todos nos ha ido bien, porque nuestra relación con la Administración es siempre como empresa americana. Allí existe un antidumping (medidas anticompetencia) que afectan al 65 por ciento de las importaciones chinas. En Europa nos ha costado mucho conseguir sólo el 25 por ciento. Y ahora se habla de que Donald Trump quiere poner más aranceles. No es algo que nos vendría mal, menos aún si aumenta el gasto en infraestructuras, como también ha dicho.
Trump ha propuesto doblar el presupuesto que proponían los demócratas. ¿Eso a Acerinox en qué le va a repercutir?
La inversión en infraestructuras es muy variada, pero si hablamos de carreteras tenemos una parte importante en el norte del país, donde, debido a la sal que se utiliza contra el hielo, las juntas de muchos puentes se corroen y hay que renovarlas con acero inoxidable. Me dicen desde EEUU que ya para febrero tendremos 3.000 toneladas de pedidos de empresas, que están preparándose para el aumento de gasto en infraestructuras, antes, incluso, de que Trump haya llegado. También habrá pedidos para aeropuertos, elementos de decoración, tratamiento de aguas, de residuos. Mal no nos puede ir.
¿Es más importante el aumento del gasto en Estados Unidos o el fortalecimiento del dólar para la cuenta de resultados?
La industrialización en EEUU nos beneficia mucho. Si los fabricantes estadounidenses de coches vuelven a EEUU a fabricar, lógicamente, nos beneficia. También es verdad que ya habían vuelto muchos de ellos antes, atraídos por el bajo precio de la energía y del gas. En teoría, un dólar caro nos favorece. Por un lado, nuestra industria está muy dolarizada y, además, el precio de materias se fija en dólares. A dólar más fuerte, más beneficio traeremos de EEUU; y Europa se convierte en más competitiva y nos permite hacerla menos atractiva para los asiáticos, que exportan en dólares.
Hace años no estaría hablando de un aumento de producción?
No, claro. Durante la crisis tuvimos que aprender a manejar la miseria. A poner las fábricas a trabajar al 50-60 por ciento de su capacidad y ser capaces de ganar dinero con ello.
2016 será el año en el que consiguieron un menor ahorro de costes. ¿Por qué?
No se puede bajar indefinidamente. Estamos bastante ajustados ya y, afortunadamente, hemos encontrado áreas para mejorar en 50 millones.
Es difícil que vuelvan al beneficio histórico de 2006, en 503 millones de euros, ya que aquel vino también por un níquel en 50.000 dólares por tonelada, pero ¿podrán mejorar la batalla por los márgenes?
En 2006 alcanzamos un margen/ebitda sobre ventas de dos dígitos. Ese año el níquel subió de 20.000 a 50.000 dólares por tonelada, con lo que casi todos nuestros beneficios vinieron por parte de la revalorización de nuestros inventarios (a los niveles actuales de la materia prima es, prácticamente imposible que Acerinox vuelva a superar su beneficio histórico, pero sí que alcance un récord en márgenes gracias a la relación ventas/reducción de costes). Hoy lo vemos otra vez posible, no sólo por volumen, porque 2016 ha sido récord en laminación en frío y esperamos que 2017 sea récord en producción de acería, sino también por la reducción de costes tan fuertes que hemos hecho. No esperamos superar un beneficio histórico, pero sí volver a un margen/ebitda del 10 por ciento o 12 por ciento, como ya logramos en 2014.
¿Será posible volver a esos márgenes con un 60 por ciento de las compañías chinas vendiendo por debajo de coste de producción?
Vivimos en un mundo global y tenemos que tener un mercado global, pero con las mismas normas. Jugar en el mercado global con normas de economía subvencionada es hacer trampas. Hemos conseguido llamar la atención, sobre todo, de los líderes mundiales, por la sobrecapacidad del acero, que se pueda directamente tratar con China y es cierto que han tomado medidas. Si no dan más licencias y se racionaliza un poco la producción en China, en poco tiempo habremos balanceado esta situación.
La revolución que se va a producir en la industria de la automoción con el coche eléctrico, ¿supone una amenaza para la firma?
Lo que dicen nuestros clientes que fabrican tubos de escape, además de otras piezas, es que el crecimiento del coche eléctrico, que va a llegar, no va a ser suficiente para tener una cota de mercado importante. Al comprar un coche eléctrico lo que estás haciendo al final es usar un 20 por ciento de carbón. Donde se puede ver ese desarrollo en los próximos años es en el híbrido, que lleva acero inoxidable. No es un nicho de mercado que preveamos que vaya a desaparecer en los próximos 20 años.
"No nos afecta la caída del níquel, sino la volatilidad de su precio"
La cotización de Acerinox está íntimamente ligada a la del precio del níquel en el mercado de futuros de Londres, básicamente porque esta materia prima supone el 60 por ciento de sus costes, frente al 25 por ciento del resto de commodities. Desde que marcara mínimos históricos por debajo de 8.000 dólares la tonelada el pasado año, el níquel ha rebotado un 35 por ciento (un 74 por ciento lo ha hecho Acerinox) y esto arroja una situación absolutamente distinta. "A nosotros no nos afecta el precio del níquel per sé, sino su variación. Incluso cuando su precio estaba en 55.000 dólares por tonelada manteníamos los niveles de producción porque el que utiliza acero inoxidable es porque lo necesita", pero un níquel barato, reconoce Velázquez, "favorece la innovación y el hecho de que podamos convencer a nuevos clientes para que compren acero inoxidable. Ahora bien, si esa cascada de precios sigue bajando mucho tiempo -como sucedió de 2015 a 2016- puede acabar con el sistema". De este último año lo que se deduce, precisamente, es un mercado mucho más volátil de precios. Por ello, Acerinox ha reducido en un "50 por ciento las existencias de níquel, se ha rebajado el ciclo de producción de seis meses a 30 días, para asegurarte un coste concreto del producto". Además, Velázquez reconoce que no le interesa un níquel mucho más caro. "Si superase los 14.000 dólares, a muchas fábricas chinas les interesaría volver a abrir, con lo que volverían a aumentar la oferta y a moderar los precios", sentencia.
"Las fábricas de Sudáfrica y Malasia crecerán un 20% este año"
Acerinox es primordialmente una compañía estadounidense a tenor de sus ingresos. Su fábrica de NAS (North American Stainless), en Kentucky, es el principal mercado y donde se produce la mitad de sus ventas, por delante de Algeciras, que representa un tercio del negocio. En un segundo plano quedan Columbus Stainless, su factoría en Sudáfrica, y Malasia, en proceso de construcción desde el año 2006. "En ambas tenemos un potencial de crecimiento del 20 por ciento", reconoce Velázquez, y otro 10 por ciento en su factoría del sur de España dado el parón de estos años. "Si este año no hemos producido más ha sido porque no hemos podido" debido a una demanda de acero inoxidable a la baja en una economía todavía en proceso de recuperación. Ahora, la acerera plantea una inversión de 140 millones de euros en Malasia que debe hacer frente a la feroz compentencia de China. Sus exportaciones de acero inoxidable representan el 53 por ciento a nivel mundial. En España invertirán también a finales de año. "Nuestro negocio es de mucha inversión, de mucho coste fijo, pero si aumentas producciones, aumentas también los márgenes" y es lo que se está produciendo ya en Sudáfrica, donde la factoría de Columbus entró en breakeven (umbral a partir del cual la inversión empieza a ser rentable) el año pasado. Entre tanto, en EEUU el plan de aumento del gasto público les favorecerá. De momento, la construcción e ingeniería les reporta sólo el 38 por ciento de sus ingresos.
"Lo lógico es pensar en volver al pago en metálico y después aumentarlo"
"Tenemos una política de retribución sencilla: mantenemos en tiempos malos y subimos en los buenos", asegura Velázquez. Y ahora es uno de esos momentos buenos, de ahí que "lo lógico fuera ir pensando poco a poco volver al dividendo en metálico, primero, y luego aumentarlo", sostiene. ¿Será 2017 el año de volver al cash? "Desde luego que ha empezado bien y las expectativas son buenas, pero tendremos que comprobarlo de cara a la preparación de la Junta de Accionistas que tendrá lugar en junio o julio lo discutiremos". En todo el periodo que dura el scrip, que son ya cuatro años, el dividendo de Acerinox se ha mantenido estable, en los 0,45 euros brutos por título que venía repartiendo la acerera en la última década. La única diferencia es que antes del scrip, el accionista percibía cuatro pagos -tres por valor de 0,1 euros y uno más, de 0,15 euros- y ahora se realiza una sola vez al año. De cara a 2017, los expertos estiman que la rentabilidad de su retribución se sitúe en el 3,5 por ciento, en la parte media de la tabla del Ibex 35 y por encima de sus comparables. ArcelorMittal y Outokumpu no reparten dividendo y el pago de Aperam, la única de las grandes que sí lo mantiene, renta un 2,6 por ciento, según Bloomberg. "No puedes diluir el capital hasta el infinito, pero, de momento, el scrip parece una fórmula que gusta al accionista. En 2014, un 51 por ciento de ellos prefirieron acciones (en lugar de cobrar en metálico), en 2015 subió al 59 por ciento, y el año pasado fue del 77 por ciento", concluye.