
Estupefacción entre los bancos acreedores y los bonistas de Abengoa porque la compañía seguía anoche sin entregarles el Plan de Viabilidad que ha elaborado Álvarez & Marsal y que el consejo de administración del grupo andaluz aprobó el lunes, según comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el mismo día al filo de las 11 de la noche.
Más aún, en dicho hecho relevante, la ingeniería sevillana cambia algunas de las magnitudes, de forma que los niveles de ingresos en los próximos años serán del orden de dos tercios de los que obtuvo en 2014 y no la mitad como se preveía hasta ahora.
Hasta ayer de noche, ni KPMG, el asesor de los bancos acreedores, ni Houlihan Lokey, contratado por los bonistas, habían recibido el plan operativo de Abengoa. La fecha que habían establecido inicialmente los acreedores para tener en sus manos el informe de Álvarez & Marsal era el 18 de enero. Fuentes próximas a la compañía aseguran, sin embargo, que están dentro de los plazos para entregarlo.
A partir del día que lo hagan, KPMG requerirá aproximadamente dos semanas para cruzar el citado plan con el mapa de deuda y otros informes sobre la tesorería del grupo y elaborar así una propuesta de reestructuración financiera que tendrá que contar el visto bueno de los bonistas. Por tanto, previsiblemente en la semana del 10 de febrero -siempre que den su visto bueno al plan de Abengoa- todos los actores pondrán las cartas sobre la mesa, en la que los accionistas tendrán su voz a través de la empresa.
Negocia para atrasar las facturas
Entre los partícipes de las negociaciones tendrán también un papel los proveedores, con los que Abengoa lleva meses negociando para tratar de atrasar los pagos de las facturas y poder aligerar las cargas de liquidez inmediatas. En este sentido, la compañía acumula unos 500 millones de euros en facturas ya vencidas y espera que de aquí al próximo 28 de marzo, cuando vence el plazo legal de cuatro meses del preconcurso de acreedores, esta cifra se eleve a cerca de 300 millones. Serán, en consecuencia, alrededor de 800 millones, según señalan fuentes del mercado. La deuda total con suministradores superaba a 30 de septiembre 5.400 millones, de los que el grueso, 4.105 millones, correspondían a proveedores comerciales.
El plan que presumiblemente entregará Abengoa a los acreedores en las próximas horas se focaliza en la reducción del tamaño de un grupo, que se centrará en ingeniería y construcción con tecnología propia y para terceros. En esta línea, se focalizará en generación eléctrica, incluyendo energía solar, desalación, transporte de energía eléctrica y agua y servicios de operación y mantenimiento en muchas plantas. No habrá sitio, sin embargo, para la filial Bioenergía. No obstante, esto implicará la venta de la actividad de generación de biocombustibles de primera generación (por unos 1.000 millones), pero mantendrá los de segunda para explotar su know how en este campo.
De cara a la reestructuración, Abengoa cuenta con Lazard como asesor, que no descarta ninguna opción, pero inicialmente no observa una vía que no pase por una quita a los acreedores para rebajar la deuda de los 8.903 millones actuales hasta el entorno de entre 3.000 y 4.000 millones. Otra parte fundamental provendrá de desinversiones, que el plan estima en 1.500 millones a lo largo de 2016.