
En la abadía de Saint Sixtus, en la localidad belga de Westvleteren, los monjes viven de espaldas a las cuentas de resultados o las campañas de publicidad o marketing. Con tan sólo un par de empleados, y todo el trabajo a su cargo, llevan fabricando cerveza de forma artesanal desde 1839. Tan sólo las dos guerras mundiales ralentizaron su producción, pero no impidieron que creciera la leyenda de la que hoy por hoy está considerada por muchos como la mejor cerveza del mundo. Los monjes son los precursores de lo que se conoce ya internacionalmente como la craft beer o cerveza artesanal. Pero a ellos se les suman cada año multitud de pequeños emprendedores por todo el mundo. Descárguese gratis el último número de elEconomista Alimentación
Según un informe de BNP Paribas, el rey de la cerveza artesanal es, de forma muy destacada, EEUU. La cuota de mercado en volumen de las pequeñas cervecerías norteamericanas ha pasado del 4% que sumaban en 2008, justo antes de la crisis económica, al 12,2% previsto para el cierre de este ejercicio. Ésta es una tendencia que, según BNP Paribas, irá cada vez a más, esperándose que en 2020, las craft beer acaparen el 20% de las ventas en Estados Unidos. Todo ello ha provocado que la exportación de cerveza artesanal estadounidense hacia Europa occidental se haya triplicado en cinco años, hasta 133.700 hectólitros.
¿Pero qué ocurre mientras tanto en el Viejo Continente? Tradicionalmente, aquí había ya cuatro grandes productores de cerveza artesanal en 2008. En Dinamarca, los pequeños productores controlaban así el 21,4% del mercado; en Alemania tenían el 16,5%; en Bélgica, el 12,1%, y en Reino Unido, el 23,2%.
Crecimiento
En ese momento, sin embargo, la presencia de la cerveza artesanal en España era prácticamente testimonial, con tan sólo 0,9 fabricantes por millón de habitantes ante el poder de las grandes empresas multinacionales. Pero la situación está dando un vuelco radical y ahora son ya 4,7. Entre 2008 y 2013 ningún otro país ha registrado un crecimiento tan fuerte en el número de microempresas dedicadas a la producción de cerveza, que se ha multiplicado por once. Muchos bares en España se han apuntado a esta moda y ya fabrican su propia cerveza.
Hemos pasado de tener 21 pequeñas compañías al inicio de la crisis a 203. Nombres como La Cibeles o La Virgen en Madrid; Domus y Sagra en Toledo; Pirineos en Huesca, Pelandrusca en Palencia, Gredos en Ávila; Badum en Peñíscola (Castellón); Nazarí en Granada; Guineau o Montseny en la provincia de Barcelona, cobran así cada vez más fuerza. Uno de los ejemplos más claros del éxito de este tipo de bebida es, sin duda, el de La Vírgen, con fábrica en la localidad madrileña de Las Rozas, y que acaba de invertir 1,6 millones de euros en la construcción de una nueva fábrica.
Fundada en 2011 por Jaime Riesgo y Ana Coello, un joven matrimonio de publicistas que vivía hasta entonces en California, la empresa trata de dar un salto ante el gran aumento de la demanda registrado en los últimos años. La empresa abastece a más de 600 clientes, entre restaurantes, tiendas y bares. Una cifra que ha ido creciendo al mismo ritmo que la facturación, con incrementos anuales de más del 100% desde la constitución de la compañía, hasta alcanzar este año según las previsiones unos ingresos de dos millones de euros, lo que le permitirá elevar su plantilla hasta las 30 personas.
"La capacidad de producción de la nueva fábrica será de 400.000 litros de cerveza pura en 2016, aunque esta cantidad podrá multiplicarse hasta tres millones de litros, gracias a las características de las instalaciones, pensadas para adaptarse a las necesidades de producción", explica Ángel Riesgo, padre de Jaime, que ejerce como presidente de la compañía. El aumento en la capacidad de producción derivado de la nueva fábrica permitirá además a la empresa afrontar su expansión por el resto de España e iniciar su andadura internacional.
Del mismo modo, La Cibeles, creada en 2010 y con una planta en Leganés (Madrid), cerrará 2015 con una producción de 300.000 litros, un tercio más que hace un año. Sus planes pasan por incorporar capital en 2016 para, según explica su socio mayoritario David Castro, aumentar la producción y llegar a dos millones de litros anuales en tres años. Crecimiento como la espuma.