
Los tres imputados por el caso de las tarjetas opacas de Caja Madrid y Bankia desfilaron ayer por la Audiencia Nacional. Tras tres horas de declaración, el juez Fernando Andreu impuso una fianza de 19 millones para dos de ellos, los expresidentes de ambas entidades, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, que tendrán que abonar en los próximos tres días, aceptando así la petición de la Fiscalía Anticorrupción y del fondo de rescate público (Frob), dependiente de Economía.
Las fianza, que se distribuye en 16 millones para Blesa y 3 millones para Rato, incluye por un lado la responsabilidad civil que tendrían que afrontar en caso de ser condenados por el uso de los 15,5 millones, gastados tanto por ellos como por el resto de consejeros y directivos de la entidad y, por otro, una multa del 25 por ciento adicional que permite la ley. El abono tendrá que ser depositado en los próximos tres días. De lo contrario serán embargados.
12,5 millones en la época de Blesa
Fuentes jurídicas señalan que el importe de las fianzas se establece por la utilización global de las tarjetas durante sus mandatos. En la época de Blesa, que fue presidente hasta enero de 2010, la cúpula gastó unos 12,5 millones de euros, mientras que en la etapa de Rato (de 2010 a mayo de 2012), los restantes 2,7 millones de euros, sin incluir el dinero devuelto en julio de este año por parte de tres directivos, entre ellos, el propio exministro de Economía.
El magistrado de la Audiencia Nacional que instruye el caso considera que los dos expresidentes podrían haber incurrido en un presunto delito de administración desleal. Además, deja la puerta abierta a que, posteriormente, pudiera añadirse la apropiación indebida, según fuentes jurídicas.
Las medidas cautelares adoptadas excluyen al que fuera ex número tres de la entidad y supuesto administrador de las tarjetas opacas, Ildefonso Sánchez Barcoj, al que tanto Blesa como Rato acusaron de ser uno de los responsables de la trama. Los tres, eso sí, coincidieron en que este sistema era legal y heredado. Por ejemplo, el exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional declaró que Barcoj le informaba periódicamente de los límites y gastos de cada una de ellas, según fuentes conocedoras de la testificación ante el magistrado. Y que el propio Barcoj le dio la suya.
Blesa daba el visto bueno a las tarjetas
Su antecesor en la presidencia indicó que él mismo elevaba las decisiones a la dirección de Medios, que durante un largo tiempo estuvo en manos de Barcoj. Pero de la declaración de Blesa, que duró algo menos de una hora, es resaltable que reconociera ante el juez que él era el que daba el visto bueno de la emisión de cada una de las tarjetas opacas, a pesar de intentar sólo responsabilizar a su número tres y a la cúpula anterior.
Costumbre desde 1988
El banquero jienense se remontó a diferentes reuniones del consejo y de distintas comisiones de mayo de 1988 y posteriores para culpar a sus antecesores de la creación de este sistema oculta de retribuciones, que, a su juicio, era para compensar salarios.
Fuentes jurídicas señalan que la gran coincidencia de los tres imputados en su defensa se basó no sólo en la legalidad del sistema, sino también en culpabilizar a otros y que eran para su uso personal.
Blesa, además, de responsabilizar a Barcoj y a la cúpula anterior presidida por Jaime Terceiro, apuntó hacia el secretario del consejo, que durante años ocupó Enrique de la Torre como la persona encargada de repartir la tarjeta. "Era un sistema que estaba institucionalizado y era consuetudinario", indicó Blesa ente el magistrado de la Audiencia Nacional.
De la Torre, asimismo, fue el disparadero de Barcoj, según declaró su abogado a la salida de la declaración de éste directivo.
Rato, como sus predecesores en la testificación judicial, hizo referencia a la costumbre instaurada en la caja y admitió que él mismo sabía de la existencia de estas tarjetas antes de llegar a la presidencia, que se produje a finales de enero de 2010.
Ante este reconocimiento, el juez le preguntó sí también conocía la implantación de un sistema parecido en otras entidades, a lo que el exdirector gerente del FMI respondió que no.
Rato explicó que cuando decide reducir a cinco directivos el cobro de las tarjeta en 2011 -dos de los cuales fueron cesados posteriormente- lo hizo porque consideraba que era un sistema que ya estaba instaurado en el sueldo de la cúpula, a pesar de que ya había restricciones legales sobre las entidades que habían recibido ayudas públicas. En concreto, Bankia había percibido ya 4.500 millones de euros.
Discrepancias sobre el salario
En el punto dónde los tres imputados no se pusieron de acuerdo y entraron en contradicciones fue en el calificativo legal de las tarjetas opacas. Mientras que Barcoj indicó que eran una remuneración flexible, Blesa dijo que era una retribución de libre disposición. Estas dos acepciones podrían tener las mismas connotaciones, pero no serían similares, según fuentes jurídicas. Pero la gran diferencia la marca Rato, que aseguró que las tarjetas formaban parte de la retribución y por tanto no eran un complemento a la misma. Ante esta discrepancia con los otros dos imputados en la causa, el juez le interrogó sobre este asunto y le expuso la paradoja de cómo era posible, por ejemplo, que el consejero delegado de la entidad, Francisco Verdú, cobrara menos de lo que le correspondía al no haber utilizado las tarjetas en ningún momento. Ante esta pregunta Rato no pudo responder de una manera clara, según las fuentes jurídicas consultadas.
Rato, que en todo momento apeló a la legalidad de este sistema salarial personal, recordó que los directivos contaban con dos tarjetas, ésta y otra institucional, y que, en su caso, él siempre usaba la primera para todo tipo de gastos, incluidos los de representación.
El que no reconoció, sin embargo, el uso personal de estas visas, fue Barcoj. Según su abogado, el director financiero y de medios de la entidad defendió que todos sus gastos eran para sufragar costes relacionados con su cargo en Caja Madrid y Bankia. En la cuenta de Barcoj aparecen movimientos en supermercados, floristerías y mante- querías, además de viajes caros y estancias en hoteles de lujo.