Economía

Juncker se juega el miércoles evitar el gravamen americano a los coches

  • Visita Washington con la esperanza de limar las relaciones con Trump
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el presidente de EEUU, Donald Trump. Reuters.
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El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, confía gran parte de sus resultados políticos a la química personal y las viejas amistades. Tras casi tres décadas en la primera línea de la política europea, apenas no existe figura a la que no se refiera como un amigo al que conoce desde hace años.

Pero será diferente cuando se reúna con el presidente estadounidense Donald Trump este miércoles, precisamente cuando tiene una de las misiones más delicadas de su mandato: restaurar la relación transatlántica.

Juncker, cuya salud le dejó tocado hace dos semanas, pasará apenas 24 horas en Washington con una misión. Presentar "hechos y argumentos" de los europeos frente a las "desinformaciones" que extiende el inquilino de la Casa Blanca, según explicó la semana pasada. "Estoy animado y relajado" respecto al encuentro, dijo el pasado miércoles en una rueda de prensa.

El gran objetivo es evitar la escalada de la guerra de aranceles

El objetivo es evitar lo que cada vez parece más inevitable: una escalada significativa en la guerra comercial entre Estados Unidos y Europa con la imposición de aranceles a la importación de coches. Si las restricciones de Trump al acero y el aluminio causaron un golpe por valor de 6.400 millones de euros, la exportación de coches europeos al mercado estadounidense representa unos 51.000 millones de euros.

Sin embargo, las expectativas son mínimas, según comentó una fuente comunitaria a elEconomista. Los europeos no quieren pasar por el aro de Trump y ofrecerle una rebaja de aranceles a sus coches tal y como insiste.

Alemania, la más conciliadora por lo que se juega con sus fabricantes, está casi sola frente al resto de países que insiste en mantener la unidad y la firmeza frente al matonismo del inquilino de la Casa Blanca.

Pero incluso si los europeos le ofrecieran un acuerdo comercial solo de bienes que incluyera una rebaja a ciertos productos industriales, incluidos los coches, no está del todo claro que Trump se diera por satisfecho. El conflicto con el Viejo Continente alimenta a una parte importante de su base y la de los Republicanos de cara a las elecciones al Congreso de Noviembre.

"Intentaremos establecer buenas relaciones, intentar ver cómo podemos desescalar la situación".

Así, mientras Trump espera a que los europeos hinquen la rodilla con una buena oferta comercial, la comisaria de comercio de la UE, Cecilia Malmström, quien acompañará a Juncker, ya advirtió el pasado jueves que el "no vamos allí para negociar nada".

La sueca dijo que el objetivo de la visita es "intentar establecer buenas relaciones, intentar ver cómo podemos desescalar la situación".

Trump ha deteriorado tanto el vínculo transatlántico que, como explicó la mano derecha de Juncker, el secretario general de la Comisión Martin Selmayr, "la esperanza es convencerle de que somos estrechos aliados y no enemigos".

Pero dado la inestabilidad del "genio estable", como se define Trump, los europeos ya se preparan para lo peor. Mientras Malmström viaja a Washington, su equipo continuará puliendo la lista de productos estadounidenses a golpear para responder a los aranceles que probablemente terminará por imponer Trump a los vehículos importados. "Continuaremos reaccionando ojo por ojo a las provocaciones que nos puedan arrojar", sentenció Juncker.

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