
Hace pocos días, el célebre economista Nouriel Roubini aseguraba en un artículo de opinión que la salida de Italia del euro es el escenario más probable a medio plazo. Sin embargo, el propio Roubini reconocía que los costes de esta ruptura serían tan elevados, que posiblemente sean el principal obstáculo para que los italianos se decanten de una forma clara por el 'Italexit'. Este elevado peaje podía incluir el default de cientos o miles de empresas italianas, la pérdida de riqueza de los ahorradores, una retirada masiva de depósitos y el posterior corralito. Por ahora, los bonos italianos sufren esta incertidumbre ante la amenaza del nuevo Gobierno de llevar a cabo su controvertido programa económico.
La incertidumbre y los costes económicos serían tan elevados a corto y medio plazo que podrían ser el principal motivo para que los italianos opten por continuar en la Eurozona. Según destacan los economistas de UBS en una nota "la salida de Italia del euro sería muy diferente de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Los costes de cualquier país dejando una unión monetaria serían extremadamente elevados".
Estos expertos destacan de forma resumida que los costes incluirían corridas bancarias, una escasez de liras en los primeros momentos, impagos de deuda de gobiernos y empresas, problemas crediticios para los importadores, la salida potencial de la Unión Europea e inestabilidad social. Este escenario podría dar más miedo a los italianos que los 20 años de estancamiento económico que suman desde la entrada del euro.
Los italianos tienen mucho que perder
Por un lado, los hogares italianos cuentan con activos denominados en euros por valor de 9,6 billones, mientras que la deuda pública es de 2,63 billones de euros (132% del PIB). Según los últimos datos de Eurostat, el 67% de toda la deuda pública italiana está en manos de nacionales: "Esto es una razón de peso para votar a favor de defender el valor de los ahorradores en lugar de devaluar y ayudar a los agentes endeudados", sostienen desde UBS.
Roubini coincide en este aspecto. El profesor de la Universidad de Nueva York cree que los costes inmediatos de un 'Italexit' serán absorbidos por los ahorradores, cuyos capitales serán redenominados en una lira con un valor que será muy inferior al del euro. Y los costes serían aún mayores si una salida italiana precipitara otra crisis financiera con cierres temporales de los bancos y controles de capital. Este escenario es el que todavía da una ligera ventaja a los que prefieren quedarse en el euro dentro de Italia
"Los elevados costes de dejar el euro ayuda a explicar por qué es tan improbable que esto ocurra... dejar una unión monetaria es muy similar a sufrir una hiperinflación, pero peor", comentan los economistas de UBS. La nueva lira nacería en una situación convulsa y con un valor muy inferior al del euro que encarecería sobremanera las importaciones.
Además, si los ciudadanos italianos creen que Italia tiene posibilidades reales de abandonar el euro "se llevarán su dinero fuera del país antes de que esto ocurra... o también podrían sacar sus euros y guardarlos en forma de efectivo en casa".
Los expertos de UBS destacan que esto sería una corrida bancaria (retirada masiva de depósitos) en toda regla con una fuga de capitales incluida, algo que ha sucedido cada vez que una unión monetaria se ha roto o ha colapsado en los últimos cien años: "Los checos y los eslovacos anunciaron seis meses de negociaciones para finalizar su unión monetaria en enero de 1993. La unión sólo duró cosa de dos días. La dinero huyo desde Eslovaquia hasta la República Checa de forma inmediata". La República Checa ha sido en las últimas décadas el vecino rico e industrializado de los eslovacos.
Comenzar a hablar de forma sería sobre una salida del euro desataría fuertes presiones en el sector bancario de Italia, la gente huiría con dinero en efectivo en maletas y es probable que se produjese un 'corralito' bancario al estilo de lo que sucedió en Grecia en 2015.
Muchas empresas italianas tendrían que impagar sus deudas, sobre todo las medianas y pequeñas que tienen la mayor parte de su negocio concentrado dentro del país y por tanto recibirían ingresos en unas liras que valdrían muy poco, por lo que tratarían de reconvertir sus deudas en la divisa italiana, lo que sería considerado como un default por parte de los acreedores. En el caso de las grandes empresas también dependería de los ingresos que mantengan en euros por las exportaciones y de los pasivos que hayan captado en esa divisa bajo la ley internacional.
Mayor coste de financiación
Los defaults siempre tienen un coste. A los inversores les cuesta volver a confiar en las empresas y países que han impagado sus deudas, por lo que exigen un interés superior para prestar su dinero a esos agentes. Además, se dice que el euro ha conseguido que los países del sur se financien a unos tipos inferiores por la seguridad que aporta esa divisa, eliminando por completo el riesgo de tipo de cambio entre los países del área, por un lado, y por la estabilidad de precios que ha aportado la divisa única. El Gobierno de Italia y las empresas tendrían que pagar un precio elevado a la hora de emitir deuda y pedir prestado.
Por otro lado, "desde un punto de vista práctico, Italia no podría introducir los billetes de la nueva lira de una vez. Imprimir los billetes lleva tiempo. Este fue una de las razones por las que hubo dos años de transición entre la entrada del euro en 1999 y su uso físico total en billetes y monedas en 2001", sostienen los expertos.
La nota de UBS culmina parafraseando a Keynes y Lenin: "No hay forma más sutil y segura de destruir la base de la sociedad que corromper la moneda". Además, los expertos del banco suizo concluyen que "las rupturas de una unión monetaria casi siempre conducen a la inestabilidad social o a gobiernos autoritarios que prometen detener la inestabilidad social. Los costes de salir del euro son más que económicos".