
Las grandes cifras de los datos de empleo del tercer trimestre en Reino Unido se sitúan en niveles históricos, con la tasa de paro en el 4,3%, en mínimos de 1975, y la mayor tasa de ocupación rozando máximos históricos. Pero la proximidad del Brexit está asustando a las empresas. El número de empleados en el tercer trimestre registró la mayor caída en dos años y medio, aumentan las personas inactivas, los salarios siguen perdiendo poder adquisitivo y los subsidios por desempleo se disparan. l El Reino Unido podría sufrir el mayor descenso de nivel de vida de su historia
Durante el tercer trimestre del año, la economía británica vivió la paradoja de seguir manteniendo el paro a raya, en mínimos desde 1975, mientras repuntó la destrucción de empleo en 56.000 puestos de trabajo, la mayor caída desde mayo de 2015. La explicación para que el indicador de desempleo no se mueva hay que buscarla en el número de personas que salen del mercado laboral. Los inactivos que ni trabajan ni tienen intención de buscar un empleo ascendieron en 115.000 individuos. Con lo que al reducirse el número de población en disposición de trabajar facilita que la tasa de paro se mantenga baja.
Pero bajando al detalle, la presión del Brexit y la cercanía del mismo han provocado que la caída en la ocupación haya superado las previsiones más pesimistas. En el tercer trimestre se destruyeron 56.000 empleos, la cifra más alta desde mayo de 2015, enviando una clara señal de desaceleración de mercado laboral.
Los salarios aumentaron un 2,3%, una décima respecto al trimestre anterior, lo que confirma que los trabajadores siguen perdiendo poder adquisitivo por el repunte de la inflación. El IPC superó el 3% cumpliéndose los temores del gobernador del Banco de Inglaterra. La institución se vio obligada a subir los intereses por primera de vez desde 2007 para contener los precios.
Además, se registraron una fuerte subida de solicitudes de prestaciones por desempleo en 5.900 hasta las 817.500 totales. Supone más del doble de las esperadas por los analistas, según Reuters, y una advertencia clara de que la economía británica puede empezar a echar el freno de mano.