
Agua de enero, cada gota vale un dinero. Agua de febrero, llena el granero. Marzo en lluvias, buen año de alubias. En abril aguas mil. Agua de mayo, pan para todo el año. El español medio no mira al cielo con la preocupación del campesino, ni le interesan las predicciones del calendario zaragozano, pero la obligación de preservar este bien es común para todo el planeta. En el año 2025, la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua según Naciones Unidas. El Día Mundial del Agua forma parte de su campaña desde 1992 y trata de fomentar una gestión sostenible. El lema de este año es "Aguas residuales". ¿Cómo es la relación que vive nuestro país con esta fuente de vida?
España es el cuarto país del mundo con el mayor número de grandes presas, concretamente 1.200. Los ríos españoles recogen al año unos 106.000 hectómetros cúbicos, de los que sólo se podrían utilizar 9.000 si no hubiera embalses. Su pluviometría es irregular. Cerca del 80% de los recursos hídricos se emplean en agricultura. El uso urbano supone entre el 8 y el 10% del consumo, un porcentaje en aumento por el desarrollo del turismo -precisamente donde el agua es más escasa-, y se emplea en finalidades de ocio como piscinas o campos de golf. El consumo de la industria, en torno al 12-15%, se mantiene gracias a las medidas de ahorro que se implantan para reducir costes y residuos contaminantes.
Pero además de derrochar agua, España también suspende en otro aspecto. Nuestro país se sitúa a la cabeza de playas y ríos contaminados en el continente por detrás de Italia y Francia. En España hay 58 zonas de baño, el 2,6%, con una calidad insuficiente, según el informe anual sobre las aguas de baño de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Dejemos de lado las comparaciones: ¿cómo es el agua de nuestras ciudades? ¿dónde llueve más? ¿qué zonas sufren más sequía? ¿en qué municipio se paga la factura de agua más cara? Este mapa muestra un recorrido con los datos más relevantes.
Los problemas de agua de España
El futuro del agua en nuestro país es demoledor, según todos los pronósticos. El Libro blanco del agua ya avanzó en el año 2000 que el cambio climático produciría, en el escenario menos pesimista, una disminución del 5% en las aportaciones totales en régimen natural. El impacto más severo lo sufrían el sureste peninsular, la cuenca del Guadiana, el valle del Ebro y la España insular. Esta disminución vendría acompañada de una mayor variabilidad anual, interanual y estacional.
El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente también estudia el impacto del cambio climático en los recursos hídricos. El último trabajo, fechado en 2012, señala que el impacto sobre el agua es bastante negativo: reducción de los recursos hídricos, y aumento de la magnitud y frecuencia de fenómenos extremos como inundaciones y sequías.
Las proyecciones climáticas están compuestas por datos diarios de precipitación y temperatura en cuatro periodos temporales: 1961-1990 (periodo de control), 2011-2040, 2041-2070 y 2071-2100. Las proyecciones pronostican una reducción general de la precipitación conforme avanza el siglo XXI, por lo que se reducirían las disponibilidades de agua. Existen diferencias regionales entre zonas de costa e interior y entre zonas con mayor o menor influencia mediterránea o atlántica.
El mapa de la Figura 2 muestra que en la zona oriental de la Península se prevén menores disminuciones e incluso algún aumento para el periodo y el escenario considerados. Este trabajo se está actualizando con los escenarios del IPCC-AR5.
Pero esta no es la única previsión catastrófica. España será uno de los 33 países más afectados por estrés hídrico en el horizonte del año 2040, según un informe elaborado por World Resources Institute y presentado en 2015. La lista negra la encabezan países de Oriente Medio como Bahréin, Kuwait y Catar. España y Grecia, en el puesto 31 y 28 respectivamente, son los dos únicos países de la Unión Europea incluidos en el informe.
La sequía, el principal enemigo
España ha sufrido a lo largo de su historia intensos periodos de sequía. Desde finales del siglo XVII se han producido 36 años extremadamente secos y 28 muy húmedos. La etapa más seca de los últimos tres siglos fueron los doce meses anteriores a julio de 2012 en zonas del Sistema Ibérico y del interior peninsular.
Esas fueron las conclusiones del estudio publicado por la revista International Journal of Biometeorology liderada por el científico e investigador de la Universidad de Zaragoza, Ernesto Tejedor. Su objetivo era radiografiar las sequías de los últimos 318 años (1694-2012). Para comprobar la evolución se estudiaron los anillos de los árboles y el índice estandarizado de precipitación.
"Las sequías en la Península Ibérica son un fenómeno recurrente, y por tanto, cada cierto tiempo se van a producir", dice Tejedor en su informe. El problema es que "las piscinas las queremos llenar todos los años... Hay cada vez una demanda mayor del recurso agua, y la gestión en muchos casos, no es la más adecuada.", explica Tejedor.
El autor principal del estudio reconoce que es difícil pronosticar cuáles serán las zonas más afectadas en los próximos años. "El último informe del IPCC (2013) sugiere el conjunto de la cuenca mediterránea como el área que va a sufrir mayores sequías", señala.
Pero no todo es tan dramático. Cada vez contamos con más herramientas que nos permiten identificar a tiempo las sequías y tomar medidas para minimizar los efectos. En el monitor mundial de la sequía, se puede consultar la situación actual y en ella se aprecia que en noviembre del año pasado es Galicia la comunidad que está sufriendo mayores sequías. En el resto de la Península las lluvias han propiciado que la situación pueda volver a la normalidad. En el visor de escenarios de AdapteCCA, con datos procedentes de la AEMET y derivados del IPCC-AR5, permite consultar las proyecciones desde varios índices climáticos a lo largo del siglo de España, incluyendo duración de periodos secos y olas de calor.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos para cambiar este panorama tan desolador? "Tenemos que partir de la base de que el agua es un recurso limitado, y trabajar desde los niños con la educación. Una de las palabras claves es la eficiencia. Tenemos que concienciarnos de hacer un uso responsable del recurso agua en todas las actividades diarias que realizamos" destaca Tejedor.
La esperanza es que los españoles tomen conciencia poco a poco. Según la última encuesta del INE sobre el Suministro y Saneamiento de España, publicada con datos de 2014, el consumo medio de los hogares fue de 132 litros por habitante y día. Los españoles hemos mejorado a la hora de cerrar el grifo, ya que en 2007 éramos el país europeo que más agua consumía, según Bruselas, con una media de 250 litros por persona y día.
Hoy, Día Mundial del Agua, es un buena ocasión para seguir mejorando.