Economía

Islandia estudia subir los impuestos al turismo para frenar la avalancha de visitantes

  • La llegada de turistas se multiplica por cinco en menos de diez años
  • El país ya es uno de los destinos más caros del mundo
El valle de Thingvellir en Islandia. // Fuente: Getty

Islandia está abrumada por la avalancha de turistas que recibe cada años, a pesar de ser uno de los destinos vacacionales más remotos y caros del mundo. El Gobierno estudia limitar el acceso a los visitantes con una subida de impuestos. l La corona islandesa se ha apreciado un 30% frente al euro desde 2013

El pequeño país nórdico vive un boom en turismo. El país ha multiplicado por cinco el número de visitantes en menos de diez años. En 2010, recibió 490.000 turistas; a cierre del año pasado se elevó a 2,3 millones, seis veces más que su población, que apenas llega a 340.000 habitantes.

"Tenemos que tener cuidado de no morir de éxito", ha repetido en varias ocasiones el ministro de Turismo de Islandia, Thordis Kolbrun Reykfjord Gylfadottir. Al Gobierno le preocupa que el turismo masivo arruine el tesoro de los parajes naturales. El parque nacional de Thingvellir o el glacial de Jokulsarlon son algunos de los lugares más famosos, pero "es imposible que soporten más de un millón de visitantes" , señala Gylfadottir a Bloomberg.

El ministro ha pedido a sus socios de Gobierno y la industria del turismo ser "valientes". Gylfadottir es de la opinión de que si no se aplican restricciones estos lugares sufrirán un deterioro y parte de la exclusividad que ahora los hace atractivos.

La coalición de Gobierno está considerando una serie de opciones que incluyen impuestos especiales a empresas de autobuses y operadores turísticos en ciertos destinos. Islandia ya tiene en vigor una tasa especial en hoteles que generó unos ingresos de 3,4 millones de euros. Las previsiones del Ministerio de Finanzas es que superen los 10 millones este ejercicio.

El año pasado el anterior Ejecutivo fracasó en su intento de aplicar una tasa de 13 euros a turistas y nacionales que visitaran zonas naturales de interés turístico.

Islandia es un país caro, lo será aún más si prosperan las nuevas medidas tributarias para la industria del turismo. El viaje del aeropuerto a Reikiavik cuesta de media 140 euros, el precio medio por habitación triplica a cualquier otro país nórdico y la bebida vale el doble que la media europea.

Gylfadottir defiende que cualquier subida e impuesto irá destinada a mejorar infraestructura y renovar el sector para "garantizar la experiencia única a los turistas". Islandia está catalogada como un destino de calidad que se enfrenta al impuesto involuntario de la fortaleza de su divisa. La corona islandesa se ha apreciado un 30% frente al euro desde 2013.

La reciente eliminación de los controles de capital intenta contener la apreciación de la moneda, mientras que traer un grado de normalidad a la economía, con lo que los nuevos impuestos puede suponer que el Gobierno se pase de frenada en contener a los turistas.

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