
El Gobierno de Mariano Rajoy se llevó ayer su primer varapalo político de enjundia. El enfado ha sido de tal calibre que desde Moncloa ya se plantea el adelanto de las elecciones generales. Y no solamente por el revés al decreto de la estiba, sino por "la falta de confianza" que hasta ahora se depositaba en Ciudadanos, el socio preferencial, y el temor a que "en la votación de los Presupuestos Generales vuelvan a cambiar el sentido de su voto". De la Serna, "convencido" de que la reforma de la estiba "saldrá adelante".
En 38 años, ningún equipo de Gobierno había recibido un rechazo de tal magnitud. Hay que remontarse a 1979 para recordar que, hasta este jueves, nunca un Gobierno español había fracasado en reunir la mayoría simple necesaria para convalidar un decreto ley.
El fracaso del decreto de Rajoy trasciende al mero valor político. Su revés tiene una traducción internacional, especialmente en el ámbito comunitario, donde no dan crédito a la falta de apoyos para aplicar una sentencia, de carácter obligatorio, que viene directamente del Tribunal Europeo, y que tendrá un coste económico considerable. Primero una multa de 21 millones de euros, después 134.000 euros al día.
La decepción del PP y del Gobierno de Rajoy es mayúscula. Al varapalo parlamentario, se suma la actitud de Ciudadanos, quien, a priori, y según el PP, "había adelantado su apoyo" a la reforma de la estiba planteada por Fomento, lo que C's cuestiona hasta ese término.
Para Moncloa, y para el Grupo Popular, la actuación del partido de Rivera es "gravísima". Hasta ahora, los desencuentros entre las dos formaciones se circunscribían a pequeños escarceos estratégicos. Si bien en las tres últimas semanas, el PP ha notado "un cambio sustancial" en el comportamiento de C's, primero por Murcia, y seguido después con la Comisión de Investigación sobre la Financiación del PP, esta vez, de la mano de Podemos", sustancia el PP a elEconomista.
"Es asombroso", confiesa un destacado dirigente popular. "Pero si hablamos todos los días, nos vemos... Por eso no entendemos estos giros repentinos", de una relación medio-idílica que se quebró ayer. Porque, cuando por la noche se contaba con sus 32 votos, más los 5 del PNV, "con actitud responsable", sumando así 175 con el PP, "Ciudadanos se descuelga en vísperas de la negociación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE), causando un gran malestar en las filas del Gobierno y del PP". Fuentes del Ejecutivo consideran que detrás de este "cambio de posición" no hay un planteamiento ideológico, sino estratégico, y también "poca madurez". La cuestión es que "no quieren aparecer en la foto de la derrota". Interesa dar la imagen de ser los artífices de la mediación entre las partes.
Temor a otro cambio
Aunque desde el Gobierno no creen que lo que ha pasado ayer en el Pleno del Congreso vaya a influir en la negociación de Presupuestos, verbalizan una preocupación que hasta ahora no se planteaban. Es el hecho de que con las cuentas públicas, Albert Rivera y sus diputados puedan dar marcha atrás a última hora y cambiar el sentido de su voto como hicieron ayer.
"¿Y si C's se desdice de su posición con los Presupuestos Generales y cambia de parecer un minuto antes de la votación?", se pregunta el entorno del Ejecutivo. Pues "de seguir con este juego", y aquí vienen palabras mayores, Moncloa no descarta "trabajar con el escenario de un adelanto electoral", en un momento en el que el PSOE aun no ha cerrado heridas, y los sondeos no le dejan, con ninguno de los tres aspirantes a la Secretaría.