
Las economías del núcleo de Europa afrontan gastos adicionales para reforzar su seguridad ante la amenaza yihadista. El aumento conjunto que encaran, en un supuesto homogéneo calculado sobre un incremento medio del gasto en Defensa del 5 %, puede ascender a 8.234,2 millones de euros.
Bélgica ya ha anunciado un alza de 400 millones en su financiación de la seguridad y la protección, lo que supone casi un 10 % más de su gasto en defensa, que en 2014 ascendió a los 3.917 millones de euros. Las medidas antiterroristas que pretende implementar Francia, objetivo de los atentados del 13N, en el marco del refuerzo de su ofensiva en Siria, se estiman en 600 millones, lo que supone un 1,2 % de su partida de Defensa del último ejercicio (47.204,4 millones de euros). Mientras, Reino Unido abordaría un alza cercana al 4,5 % sobre sus 45.693,3 millones). Las diferencias en el nivel de esfuerzo tienen que ver con el muy distinto volumen de gasto en Defensa que tienen los Estados. Según los expertos consultados por elEconomista, tomando un escenario central de un eventual aumento promedio del 5 % en seis de las economías del núcleo de Europa (España, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Bélgica), cuyo Presupuesto en Defensa sumó el año pasado 164.684 millones, el alza totaliza 8.234,2 millones.
El refuerzo de la seguridad se concreta en personal de Inteligencia, mayor dotación de personal a las fuerzas de seguridad, ciberseguridad, así como fondos para eventuales intervenciones sobre feudos del Estado Islámico.
Con todo, los expertos advierten de que este aumento de gasto tiene carácter expansivo para la economía y que su impacto fiscal será nulo, ya que se financia contra deuda pública, mientras que, además, se abre un escenario de relajación de las metas del déficit al tratarse de una circunstancia excepcional. Así se pronuncia el profesor del CEF Juan Fernando Robles, quien indica que además la actual coyuntura eleva la probabilidad de que el Banco Central Europeo adopte nuevos estímulos monetarios y de mayor envergadura para disipar la incertidumbre. Robles apunta que este eventual aumento del gasto público es positivo para la industria y no contrae el consumo. "Inyectará dinero en la industria informática, en la armamentística y en sus auxiliares, muchas de ellas ligadas a empresas públicas, concretamente en Francia", justifica.
Más seguridad
Francia prevé medidas antiterroristas adicionales por 600 millones el año que viene. Los 400 millones de euros que ha anunciado Bélgica son, sobre todo, para hacer frente a la amenaza interna. La Inteligencia belga se dotará de más personal y renovadas tecnologías, mientras que su sistema judicial otorgará poderes para prolongar la custodia policial de 24 horas a 72 horas.
Reino Unido ha extremado la estrategia de prevención, incluyendo un notable aumento de la financiación para los servicios secretos. De momento, ha anunciado ya el reclutamiento de 1.900 nuevos agentes, es decir, un 15 % más. Además, se espera que el próximo miércoles el Gobierno avance una dotación de 2.000 millones para la lucha contra el terrorismo, en la que se incluirá una duplicación de los fondos para seguridad aérea.
Italia destinará 30 millones adicionales a los 200 millones previstos para el Jubileo extraordinario de la Misericordia, que comienza en Roma el próximo 8 de diciembre. La oposición reclama un alza de 1.000 millones en la financiación de la seguridad, pero el Ejecutivo aún no ha cerrado una cifra.
España, por su parte, aprobó ayer la adquisición para las Fuerzas Armadas de un sistema aéreo tripulado remotamente (RPAS) conjunto, estratégico y operacional, compuesto por cuatro drones y procedente de la Fuerza Aérea de EEUU, por 158 millones de euros.
Impacto macro limitado
Tras la masacre de París, los expertos intentan calibrar su impacto en la economía. Un zarpazo que llega en un momento en que la eurozona todavía intenta levantar el vuelo mientras el BCE sufre la presión de aumentar sus estímulos.
A corto plazo, los atentados de París se dejarán notar en la economía gala, especialmente en el sector minorista y de servicios públicos. El hecho de que el consumidor francés manifieste su nerviosismo puede ser clave, dado que el consumo ha sido precisamente el pilar de la todavía modesta recuperación francesa. La confianza del consumidor no se verá perjudicada sólo en Francia sino en otros países que bien por cercanía o por su historia con el terrorismo también dejarán sentir esta tragedia, véanse España, Reino Unido y Bélgica, donde se identificaron células terroristas.
Pero como explica el profesor del IEB, Miguel Ángel Bernal, salvo dinámica de repetición de atentados, estos efectos nocivos sobre la economía suelen ser puntuales, limitados y se disipan a corto plazo.
Según el presidente de la Reserva Federal de Richmond, Jeffrey Lacker, en la CNBC, "el consumidor suele ser cauto y recortar su gasto, pero esta tendencia suele ser transitoria", matizó. Así se constató con ocasión de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas. EEUU se encontraba en recesión y los ataques magnificaron el ciclo bajista. Sin embargo, los indicadores con un desplome más acusado, como la actividad manufacturera o la confianza del consumidor se revirtieron pronto y la contracción se dio por terminada oficialmente en noviembre.
El 11-M y el 7-J
Por cercanía geográfica y temporal, son los atentados ocurridos en Londres en julio de 2005 y los acontecidos un año antes en la Estación de Atocha de Madrid, aquel fatídico 11 de marzo, los que sirven para comparar las repercusiones más previsibles de lo ocurrido en la Ciudad de la Luz. "La actividad económica tiende a ser bastante resistente", explica Horward Archer, economista jefe para Europa de IHS Global Insight. Las consecuencias macroeconómicas de ataques terroristas están relacionadas principalmente con el impacto en la confianza, sobre todo en sectores como el comercio minorista, el turismo y el transporte.
Otros factores incluyen un incremento del gasto en seguridad así como el incremento en las primas de las aseguradoras. David Mackie, economista de J.P. Morgan, resalta que "los atentados de Madrid, en marzo 2004, no interrumpió la tendencia alcista en la confianza de los consumidores iniciada a finales de 2003". En un análisis elaborado junto a su colega Malcolm Barr, se indica que la confianza en España comenzó a caer en mayo de ese año, por lo que es difícil atribuirlo específicamente a los atentados. El PIB durante los dos trimestres a mitad de 2004 registró un avance del 3,6 % anualizado, ligeramente por encima de la media registrada en los dos trimestres anteriores.
Por su parte, los atentados contra el sistema público de transporte londinense, donde murieron 52 personas y más de 700 resultaron heridas, no impidieron que la confianza del consumidor creciera en ese mes El PIB británico avanzó un 1 % en el tercer trimestre y un 1,4 % en el siguiente. Aún así, es cierto que la confianza de los ingleses inició una tendencia bajista que duró hasta principios de 2006 durante el mes posterior a los ataques. Esto no impidió que el consumo privado real creciera a un ritmo del 3,5 % en la primera mitad de 2005, con un crecimiento medio del PIB del 5 % a través de ese mismo período (más rápido que el registrado durante los dos trimestres anteriores al trágico suceso.
Si había un riesgo para la economía, éste era, precisamente, su situación estructural. Aunque el Banco de Inglaterra redujo los intereses un 0,25 % en agosto de 2005, los analistas creen que el movimiento habría tenido lugar igualmente. El 7-J se produjo, precisamente, en el contexto económico menos conveniente para Londres, que presentaba el peor crecimiento desde 1993, y la confianza del sector empresarial había caído a niveles inéditos desde las vísperas de la guerra de Irak.
El coste del terrorismo
Existe un coste implícito que va más allá del impacto a corto plazo y que en ocasiones supone un arma de doble filo para el PIB. El incremento de los costes por las políticas antiterroristas diseñadas para frustrar ataques posteriores, y por tanto del gasto público, suele impulsar la inversión del sector privado, explica Walter Enders, profesor de Economía de la Universidad de Alabama. Por su parte, los costos microeconómicos "tienden a concentrarse en los sectores del turismo, el comercio y el transporte, además de la inversión extranjera directa neta de la nación", añade. Pero hay que añadir costes implícitos de factores colaterales. Contando con ellos, y según un sondeo de The New York Times la factura estadounidense sobrepasó los 3 billones de euros. Ahí computa el daño físico, el económico, el refuerzo del Departamento de Seguridad Nacional, la financiación de guerras posteriores y el coste de los veteranos y heridos.
Desde el Peterson Institute for International Economics, el economista Jacob Funk Kirkegaard indica que "el coste de asegurar las fronteras es la principal prioridad para la zona del euro", como constatan las conclusiones de la reunión del viernes en Bruselas.
En este sentido proyecta que el coste de la integración de los refugiados sirios junto al factor anterior, "sobrepasará con creces los presupuestos actuales". Desde su punto de vista, sólo en estos menesteres, Europa podría gastar 20.000 millones de euros en reforzar fronteras y entre 10.000 y 20.000 euros por inmigrante.
Las cifras tras París
- 164.684 millones de euros: Es el gasto en Defensa conjunto de las economías de España, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Bélgica, con muy dispar volumen por países.
- 3,6%: Fue el crecimiento anualizado del PIB español durante los dos trimestres centrales del año 2004, cuando se produjeron los atentados del 11M.
- 20.000 millones de euros: Según Jacob Funk Kirkegaard, del Petersen Institute for International Economics, es la cifra que Europa podría gastar en reforzar sus fronteras.
- 47.204,4 millones de euros: Es el gasto que Francia destina a Defensa, ligeramente superior al de Reino Unido (45.693,3 millones de euros) y muy superior a los 3.917 millones en el caso belga.
- 3,5%: En los primeros 90 minutos posteriores a la masacre del 7-J, el valor de la bolsa de Londres cayó un 3,5 %, pero a lo largo de la jornada logró recuperarse.
- 140 millones de euros: Es la parte que destina la UE al control fronterizo frente a los aproximadamente 30.000 millones de euros que gasta EEUU anualmente,según expertos.