Una vez más, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dictado sentencia. En un momento en que los emergentes sufren el impacto del debilitamiento chino, así como la caída de las materias primas, EEUU intenta determinar si es el momento de apretar su política monetaria y la locomotora alemana pierde fuelle, la economía española logra brillar de nuevo en el panorama mundial. En paralelo, la institución ha recortado sus expectativas de crecimiento mundial para 2015 y 2016.
Un optimismo moderado, que según indica el Fondo en sus Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, por sus siglas en inglés), llevará a la economía de nuestro país a despedir el año creciendo un 3,1%, su mejor ritmo desde 2007.
En las previsiones presentadas hoy en Lima, el equipo liderado por Maurice Obstfeld, nuevo consejero económico de la institución, realiza pocos ajustes sobre la radiografía económica de España. Como ya se estimó en la revisión realizada en julio, el PIB crecerá en el conjunto del año un 3,1% mientras en 2016 perderá algo de impulso y se expandirá a un 2,5%.
"La recuperación para la zona euro ha quedado ampliamente en línea con las previsiones de abril", reconocía el documento donde se detalló que el crecimiento está siendo más fuerte de lo previsto en Italia pero "especialmente en Irlanda y España", donde el avance está sostenido por la recuperación de la demanda interna y "compensa el crecimiento más débil de lo esperado en Alemania".
Estas cifras suponen una mejora del seis y cinco décimas respectivamente con respecto a la radiografía presentada el pasado mes de abril durante las reuniones de primavera del FMI. Pese a que la economía española perderá algo de brío el año que viene, seguirá postulándose como la locomotora de la Eurozona, ya que Alemania crecerá un 1,6%, Francia un 1,5% e Italia un 1,3%.
Además, el organismo ha empeorado ligeramente sus previsiones de déficit para España y cree que el país no cumplirá los objetivos marcados ni en 2015 ni en 2016.
El paro tocará en 2016 mínimos desde 2010
En lo que al paro se refiere, el Fondo estima que este año caerá hasta el 21,8%, siete décimas por debajo de lo barajado hace seis meses, mientras que en 2016, la tasa de desempleo caerá por debajo del 20% por primera vez desde 2010 y se situará en el 19,9%, una mejora de 1,2 puntos con respecto a lo esperado en abril.
Sin embargo, no todo el monte es orégano para nuestro país. La institución estima que la actividad económica irá desacelerándose hasta crecer alrededor de un 1,8% en 2020. Las elecciones generales a finales de este año podrían poner en peligro las reformas que todavía necesita nuestro país para seguir destacando a nivel internacional y, sobre todo, seguir reduciendo los niveles de paro, que junto con los de Grecia, son los más elevados entre las economías avanzadas.
Los expertos del Fondo ya aseguraron en agosto que España no debe dormirse en los laureles. "Una marcha atrás en las reformas podrían dañar la confianza y el crecimiento", avisaba desde Washington, Helge Berger, jefe de la misión para nuestro país del FMI.
Compra de bonos por parte del BCE
España se ha visto beneficiada enormemente durante los últimos meses por un rebote en la demanda, la confianza y las inversiones. Aún así, el impulso de nuestro país se ha visto aderazado por factores externos como la compra de bonos soberanos del BCE, que ha devaluado el euro, y la caída en los precios del petróleo.
Dicho esto, buena parte de este contexto es temporal y a medida que estos vientos de cola comiencen a disiparse, el crecimiento económico comenzará a debilitarse hacia niveles cercanos a su crecimiento potencial, una cifra que los técnicos del Fondo consideran muy baja y sitúan entre el 1,2 y el 1,5%.
Sin más reformas, avisó el FMI en su más reciente revisión de la economía española el pasado verano, esta situación mantendrá el desempleo en un nivel estructural del 16,5%, incluso aunque la brecha de la productividad se cierre. apuntó el documento.