
De un tiempo a esta parte, la economía española se ha convertido en la niña bonita de la eurozona. Mientras otros países como Grecia, Portugal e Italia experimentan un comatoso crecimiento, los ajustes y reformas implementadas en nuestro país han dado sus frutos. De ahí que España, con un crecimiento estimado del 3,1% para este año y un 2,5% en 2016, se haya convertido en la locomotora del Viejo Continente, según las cifras del Fondo Monetario Internacional. El FMI defiende el copago sanitario y déficits asiméticos en las CCAA.
Sin embargo, durante la presentación final del diagnóstico que anualmente ofrece la institución a la economía española, parte del Artículo IV que gobierna a sus 188 miembros, los expertos del Fondo aseguraron que España no debe dormirse en los laureles. "Una marcha atrás en las reformas podrían dañar la confianza y el crecimiento", avisaba desde Washington, Helge Berger, jefe de la misión para nuestro país del FMI.
Es cierto que España se ha visto beneficiada enormemente durante los últimos meses de un "rebote en la demanda, la confianza y las inversiones", según explicó Berger, quien ligó estos acontecimientos al fuerte marco de políticas implementadas por el Gobierno, tanto desde el punto de vista fiscal como de las reformas estructurales, con un importante hincapié en la reforma laboral. Aún así, el impulso de nuestro país se ha visto aderazado por factores externos como la compra de bonos soberanos del Banco Central Europeo, que ha devaluado el euro, y la caída en los precios del petróleo.
Dicho esto, buena parte de este contexto es temporal y a medida que estos vientos de cola comiencen a disiparse, el crecimiento económico comenzará a debilitarse hacia niveles cercanos a su crecimiento potencial, una cifra que los técnicos del Fondo consideran "muy baja" y sitúan entre el 1,2 y el 1,5%. "Sin más reformas, esta situación mantendrá el desempleo en un nivel estructural del 16,5%, incluso aunque la brecha de la productividad se cierre", apuntó el documento.
Las previsiones del Fondo contemplan un repunte en el crecimiento de España este año y el que viene pero, a partir de 2017, el PIB comienza a debilitarse y en 2020 podría alcanzar el 1,8%. En lo que se refiere al paro, la tasa de desempleo seguirá su tendencia a la baja llegando a quedar por debajo del 20% en los próximos dos años. Sin embargo, a medio y largo plazo, se corre el peligro de que la tasa de desempleo se quede anquilosada en niveles del 16%. En 2020, el FMI proyecta una nivel de paro del 15,8%.
Según los cálculos de la institución, el crecimiento potencial de nuestro país cayó de una media del 3% entre 1995 y 2007 hasta sólo un 0,75% entre 2008 y 2014. Dado que las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina y un cambio de gobierno podría frenar o deshacer las reformas ya implantadas, el Fondo mostró su preocupación al respecto. "Si por cualquier razón hubiera una vuelta atrás en las reformas, especialmente del mercado laboral, esto cuestionaría el crecimiento económico de España", aclaró el jefe de la misión del Fondo al ser preguntado por este periódico ante los principales riesgos a la vista. "Dado lo mucho que necesita crecer el país para reducir su desempleo, un freno en las reformas sería muy negativo", añadió.
¿Qué lastra el crecimiento?
Pero ¿qué frena a día de hoy el crecimiento a medio plazo de la economía española?. En primer lugar el desempleo estructural de nuestro país que ha incrementado el tiempo que un ciudadano permanece en el paro y agravado la falta de empleados cualificados, especialmente entre los más jóvenes. A ello hay que sumar la dualidad dentro del mercado laboral, que sigue siendo profunda, y la caída en la población activa. Otro factor importante es la falta de diferenciación en las dinámicas salariales entre distintas empresas y sectores, que ralentiza la posibilidad de reasignar mano de obra otros sectores más productivos.
Es precisamente la baja productividad de las empresas españolas, en especial de las pequeñas y medianas compañías, lo que incrementa el problema estructural dentro del mercado laboral. Las PYMES españolas superan en número a la de buena parte de países europeos pero son mucho menos productivas y no están acostumbradas a exportar. En estos menesteres, varios obstáculos impiden a estas empresas generar economías a escala tanto a nivel doméstico como internacional.
De hecho, en un ejercicio de simulación realizado por los funcionarios del Fondo, se estima que si durante los próximos 10 años se redujera el número de PYMES al que contemplan países como Alemania, cerrando la brecha de producción entre las grandes compañías y las de tamaño medio, así como reducir la dualidad laboral y otras lacras del mercado, el crecimiento potencial de nuestro país podría ser "tremendo" y alcanzar el 2,5%.
De acuerdo al diagnóstico realizado por Berger y su equipo, tras la aprobación e implementación de la reforma laboral, el crecimiento salarial de se ha moderado y la destrucción de empleos se ha estabilizado. El crecimiento anual de los salarios, en su tasa nominal, ha caído desde una media del 2,7% hasta el 0,2% entre 2012 y 2014. "En estos momentos nuestra recomendación es una subida salarial en línea con los niveles de productividad y competitividad", aclaró el jefe de la misión para España, indicando que las subidas salariales previstas para este año "están en línea con las recomendaciones del Fondo".
Otra de las losas sobre el crecimiento está en el endeudamiento. Según estima el Fondo, los niveles de deuda privada, en el 235% del PIB, y pública, en el 98% del PIB, siguen siendo "elevados". Desde Washington indicaron que especialmente la deuda de las familias españolas "es significativamente mucho más elevada de los niveles previos a la crisis". De ahí que el desapalancamiento tenga que continuar haciendo mella en la demanda interna.
Para el Fondo, España es vulnerable a sufrir, bajo las condiciones actuales, el azote de shocks externos, como por ejemplo, la inestabilidad en Grecia. Aunque parece que la situación del país heleno parece haberse calmado durante las últimas semanas, tras el principio de acuerdo para un tercer programa de rescate, es probable que sigamos "viendo periodos de volatilidad", anticipó Berger. En es sentido, la insititución no descarta una pérdida de confianza por parte de los mercados financieros y cierta presión sobre la deuda soberana y el sector bancario. Es por ello que el FMI insistió en que España debe continuar con su compromiso y completar la agenda de reformas así como reducir sus niveles de deuda soberana a través de una consolidación fiscal que garantice la confianza por parte de los mercados.
¿Es sostenible la deuda pública?
Según el Fondo Monetario Internacional, los riesgos sobre la sostenibilidad de la deuda pública siguen siendo "significativos" pese a la reducción del déficit fiscal durante los últimos cuatro años. Según el escenario base de la institución, la deuda pública tocará techo en el 98,5% del PIB en 2016 y comenzará una tendencia descendente a partir de entonces, hasta tocar el 93,9% en los próximos cinco años. Sin embargo, desde Washington indican que a partir de 2016, el gobierno tendrá que aplicar un ajuste fiscal del 0,5% del PIB al año si quiere asegurarse de que las dinámicas de deuda se mantienen en el camino correcto para reducir su vulnerabilidad ante los mercados financieros.
Las necesidades brutas de financiación deberían reducirse en un 16,2% del PIB a medio plazo, reflejando una caída en los déficits y la estructura de madurez a largo plazo de la deuda pública española. Recordemos que la deuda pública con respecto al PIB se ha disparado desde el 35,5% del PIB registrada en 2007 hasta el 97,7% registrado el año pasado. Un hecho que ha estado fomentado por el incremento de los déficits. El FMI indica que es importante mantener la tendencia a la baja en la reducción de la deuda ante posibles shocks en el balance primario, el crecimiento, los tipos de interés o la combinación de estos tres factores.