
Apenas quedan dos días para el encuentro del Eurogrupo en el que se debería sellar un acuerdo entre Grecia y sus acreedores europeos, para así desbloquear al menos parte de los 7.200 millones del rescate con los que evitar la quiebra. Pero los ministros de Finanzas del euro se encontrarán este jueves sin nada sobre la mesa, porque Atenas y las instituciones han cambiado la negociación por un juego de culpabilidades. Varoufakis asegura que Grecia no presentará nuevas medidas en el Eurogrupo del jueves.
En medio de todo, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, advirtió este lunes que en caso de quiebra helena, la eurozona entraría en un "terreno inexplorado", pero que "se tienen las herramientas para gestionar un contagio de la mejor manera".
La Comisión Europea desveló los detalles de la negociación, para contrarrestar las "desinformaciones" de Atenas y negó que esté pidiendo al Gobierno griego que recorte sus pensiones y salarios, y volvió a insistir en que los griegos deben presentar propuestas creíbles para cumplir con los objetivos fiscales que reclaman para los próximos cuatro años, que aumentarán progresivamente desde un superávit primario del 1% del PIB este año hasta el 3,5 en 2018. Mientras, el líder heleno, Alexis Tsipras, volvió a descalificar las propuestas de sus acreedores al decir que "esperará con paciencia hasta que las instituciones sean más realistas".
Una portavoz comunitaria recordó las cinco áreas donde se piden cambios: ajuste fiscal, gestión de impuestos, sistema financiero, reformas en el mercado laboral y la apertura de sectores y servicios, y la modernización de la administración. El mensaje se ha moderado ante la fecha límite de finales de mes, y ahora sólo piden que los griegos presenten los ajustes que deseen, siempre que salgan los números: 1.800 millones de superávit este año antes del pago de intereses.
Sin propuesta o repetida
El problema es que, sin meter la tijera en partidas como las pensiones, las cuentas no salen. Y mientras Grecia propone un ajuste de 17 millones de euros en pensiones para el próximo año, la Comisión pide unos 1.800 millones. La resistencia de Atenas ha hecho perder definitivamente los nervios a sus acreedores. Según fuentes comunitarias, el Gobierno heleno se negó a enviar el pasado jueves una propuesta de síntesis con la que desbloquear los fondos para evitar su bancarrota. En su lugar, los griegos pidieron una reunión secreta en Bruselas, temerosos de que el email fuera filtrado o el teléfono pudiera estar pinchado. Cuando llegaron el sábado a Bruselas no sólo filtraron ellos mismos la reunión y su objetivo, sino que se presentaron sin ninguna propuesta.
Para desesperación de los representantes de la Comisión, el FMI y el BCE, la delegación helena recicló una propuesta previamente rechazada el pasado lunes y que, tras más horas de espera y algunos ajustes, continuaba sin contar con cifras sólidas para sus acreedores. El domingo la desesperación llegó al clímax, cuando los griegos se presentaron con la misma propuesta, "una hoja con una tabla".
El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, se topó atónito con el reconocimiento de los griegos de que era el mismo documento, y ante la falta de una base para la discusión se detuvo la negociación sine die. La situación se complicará en los próximos días, dado el estancamiento técnico y la desconfianza política. Si Grecia no logra un acuerdo con días suficientes para que lo apruebe el Eurogrupo y los Parlamentos de cuatro países antes del 30 de junio, cuando termina el programa de rescate, se espera que el país sea incapaz de pagar 1.600 millones al FMI a finales de mes. Tras este default, su Gobierno se vería obligado a imponer controles de capital y, sin acceso a los mercados ni ayuda de sus socios, la salida del euro sería cuestión de días.
La rapidez y firmeza con que los europeos rechazaron la última tentativa griega, por "vaga y repetitiva", hace pensar que Tsipras estaría con la vista puesta en pedir mejores condiciones a la canciller Angela Merkel y el conjunto de líderes europeos en la Cumbre que se celebrará en Bruselas el 25 de junio. Si ahí falla, el escenario más adverso estará servido.
Los más catastrofistas, como el comisario europeo de Agenda Digital, el alemán Günter Oettinger, hablan de preparar un plan en caso de que Grecia salga de la eurozona. Sin embargo, el presidente del BCE manifestó que la eurozona está preparada e insistió, en una comparecencia en el Parlamento Europeo, en que "la pelota está en el terreno del Gobierno griego" y recordó los 223.000 millones transferidos por los socios europeos a Grecia desde 2010, a los que hay que sumar los préstamos del FMI, la liquidez de emergencia suministrada por el BCE a sus bancos (un 66% de su PIB) o la quita a la deuda que afectó a inversores privados, un 53,5% de su deuda.
Draghi, figura clave por tener la llave para mantener a flote los bancos griegos, se desmarcó de su protagonismo político al subrayar que el BCE es "una institución basada en las reglas", al contrario del Eurogrupo, que toma decisiones políticas, y descartó que se pudiera elevar el techo para que Atenas emita más deuda a corto, o que el BCE pueda comprar bonos griegos bajo el programa de compra de activos.
Mientras, la frustración se acentúa en Washington, donde el FMI continúa expectante tras tirar la toalla la semana pasada. "La frustración del Fondo de abandonar las negociaciones no sólo es con Grecia, sino también con sus acreedores europeos", matizaba Bruce Kasman, economista jefe de J.P. Morgan. Un hecho que refrenda su homólogo en el FMI, el galo Olivier Blanchard, quien aseguró que para lograr un posible acuerdo, ambas partes deberán enfrentar decisiones difíciles.
"El Gobierno heleno debe ofrecer medidas creíbles [...] además de mostrar cierto compromiso con un número limitado de reformas. Por otro, los acreedores europeos deberían ponerse de acuerdo en ofrecer un ayuda financiera adicional significativa además de reducciones de deuda suficientes que garanticen que el país puede mantener cierta sostenibilidad al respecto", explicó. "Son decisiones y compromisos duros para ambas partes", incidió.
"Empezar de cero"
El ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, afirmó que con Grecia hay que hacer "tabla rasa" y defendió con firmeza la idea de "empezar de cero con el plan de rescate de Grecia". Unas declaraciones que suceden a las del fin de semana, cuando manifestó no contemplar una salida de Grecia como una solución con sentido, en entrevista con el diario 'Bild' alemán aunque aclaró que tampoco puede descartarse, como la probabilidad de que "un cometa impacte contra la Tierra".
Expresó que "sería posible rubricar un acuerdo en tan sólo una noche" si la canciller alemana, Angela Merkel, tomase parte en las conversaciones. En este sentido, Varoufakis habló de nuevas quitas y una reestructuración sobre la deuda como condiciones para un acuerdo. Mientras, el presidente del Instituto Ifo, Hans-Werner Sinn, dijo en Berlín que la situación se ha convertido "en un experimento y éste ha fallado". Este 'think tank' con sede en Munich reitera al Gobierno de Grecia que abandone la eurozona y regrese al dracma.