Economía

Grecia, el IPC y el crudo añaden presión al BCE para que anuncie la compra de deuda

  • A las elecciones griegas se une que el petróleo alimenta el riesgo de deflación
  • Las bolsas de Italia, Grecia y Francia ya caen casi un 4% en lo que va de año

Las tres opciones de Mario Draghi. Quedan doce sesiones bursátiles para que se reúna el Banco Central Europeo con dos frentes abiertos (el temor a un impago o la salida del euro de Grecia y el desplome del crudo) que añaden más presión para que en la primera reunión del año, la que celebrará el 22 de enero, el presidente del BCE anuncie nuevas medidas -los analistas pronosticaban a finales de 2014 que en el primer trimestre de este año anunciaría un programa de compra de deuda soberana-.

Y a ambos factores se ha sumado hoy uno nuevo: la inflación de la Eurozona cayó en diciembre al -0,2% y se sitúa en negativo por primera vez en cinco años. 

Ninguno de los focos de incertidumbre es relativamente nuevo, pero ambos se están tensando hasta provocar pérdidas en las bolsas globales que para el Ibex 35 ya suponen el peor arranque de año desde el 2000.

El mercado ya estaba preocupado por la posible victoria de Syriza en las elecciones griegas del 25 de enero (el pasado fin de semana, Alexis Tsipras, su líder, reiteró la idea de llevar a cabo una quita de la deuda griega), a lo que se añadió la filtración a un medio alemán de que el Gobierno alemán se planteaba la salida de Grecia del euro.

Ayer, para más inri, el presidente del IFO (Instituto de Investigación Económica de Munich), Hans-Werner Sinn, defendió que se celebre una conferencial internacional sobre la deuda griega para preparar una "salida temporal" del país de la moneda única. Y eso que la propia Comisión Europea salió el lunes a la palestra para defender que la presencia de Grecia en el euro era un proyecto irreversible.

El crudo y la deflación

A este frente, se añade otro más grave: la caída del petróleo parece inagotable. El crudo, que en EEUU ya cedió los 50 dólares el lunes, ha perdido la mitad de su valor desde los máximos de junio del año pasado. De hecho, en los últimos dos días, el barril Brent cedió un 9,4% y va camino también de perder esa cota (durante la última sesión se asomó incluso a los 50,5 dólares, tras perder un 4,7%).

Su desplome hace un flaco favor al mandato del Banco Central Europeo de mantener la inflación próxima, aunque por debajo, del 2%. Un objetivo que Draghi ve ahora más lejano, tal y como reconoció el pasado viernes en declaraciones a un medio alemán: "El riesgo de que no cumplamos nuestro mandato de estabilidad de precios es actualmente mayor que hace seis meses", concluyó. Y un argumento, el de la caída de los precios, al que se aferran algunos expertos para pronosticar que esas medidas que espera el consenso para este primer trimestre del año lleguen tan pronto como el 22 de enero.

"Con la economía de la eurozona creciendo a niveles apenas perceptibles después de años difíciles y el conjunto de la inflación de camino hacia resultados negativos en toda Europa, pensamos que las amenazas políticas están jugando un papel fundamental que puede forzar las medidas de flexibilización por parte de Draghi", señalan los expetos de Ebury Partners.

Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB, también considera que el riesgo de la caída de precios es una amenaza que tiene de por sí bastante dimensión como para forzar a la institución monetaria a dar un paso más: "El BCE tiene mucha presión por la deflación. Yo creo que va a acometer un QE (quantitative easing, modelo utilizado por la Fed de EEUU en los últimos años), pero el día 22 sólo nos va a dar unas pautas de actuación, en mi opinión. Es decir, va a definir el programa a seguir".

Además, Bernal añade que el desplome de los precios no sería el único fantasma con el que tendrían que pelear los mercados: "La caída del crudo agudiza la deflación, pero hay otro problema, y es que si continúa cayendo se avecina un crisis financiera bastante importante. Economías como Rusia, Venezuela, Nicaragua, Congo, Colombia, Ecuador o Argentina se verían seriamente perjudicadas. No hay que olvidar que estamos en un contagio financiero del que todavía no hemos salido", apunta.

Otros expertos no lo tienen tan claro. Para Jose Gonzales, de ECG Asset Management, "Draghi todavía tiene que convencer a Merkel para activar la compra de bonos soberanos". Dicho esto, el analista cree que "la actual situación en Grecia y los malos datos recientes de la mayor economía de la eurozona podrían justificar la expansión del balance del BCE ".

Para Juan Ramón Caridad, director del máster de Finanzas FIA, "Si el BCE quisiese actuar para combatir el riesgo de deflación lo podía haber hecho posiblemente hace 4 meses también, ya que las expectativas de inflación para los próximos 10-20 años están por debajo de la inflación estructural que ha tenido Japón en los últimos 20 años". Caridad cree que la caída del crudo suma, "pero el problema es político". Sobre la oposición de países como Alemania a que el BCE compre deuda, sobre qué queremos hacer en Europa, ¿poner dinero para ganar tiempo y dar una sensación virtual de liquidez? La cuestión a la que nos enfrentamos es a qué tipo de Europa queremos ser, si a 10-20 años seremos competitivos con países como China y Brasil"

Desde J.P. Morgan, David Hensley indica que la incertidumbre política en Grecia "no afectará la decisión del BCE de emprender una compra de bonos soberanos pero sí podría afectar la forma y el tamaño de éste".

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