Economía

¿Sirve el método Solbes para la crisis?

España está empezando a vivir, una vez más, una crisis económica. Aunque el país ostenta aún un alto nivel de bienestar, todos los indicadores revelan una cuesta abajo pronunciada cuyo final es incierto. El último periodo de crisis se remonta a principios de los años 90, en especial al cuatrienio 1992-1995. Curiosamente, el responsable de la política económica del país era el mismo de ahora, Pedro Solbes. Por eso, no es baladí recordar cómo se enfrentó a aquella crisis el que fuera ministro de Economía de 1993 a 1996.

El periodo aludido presentaba un panorama crítico. Solbes heredó de su antecesor, Carlos Solchaga, un desempleo histórico -24 por ciento de tasa de paro según la EPA-, un déficit público muy por encima del 6 por ciento del PIB y conflictos sociales que culminaron con una huelga general. El año 93 terminó con la intervención de Banesto, que convulsionó al sistema financiero español.

Cuando el PSOE dejó el Gobierno, la tasa de paro era del 22,8 por ciento, el déficit público se situaba en el 6,6 por ciento y la inflación se acercaba al 5 por ciento.

La gran medida de ajuste que se tomó desde el despacho de Solbes fue devaluar la peseta, hasta tres veces en tres años, debido a la total falta de competitividad de España en el exterior. Hoy no se puede tomar una decisión semejante, pero nuestra competitividad empieza a asemejarse mucho a la de entonces pues el déficit exterior alcanza ya el 10 por ciento del PIB.

Las cuentas públicas no se parecen ni de lejos a las de aquellos años. Sin embargo, el superávit del Estado se ha recortado y algunas previsiones apuntan a que este año puede llegarse al 1 por ciento de déficit público y el que viene, nada menos que al 3 por ciento. Las recetas de ahora sí recuerdan a las de los 90, ya que el plan de choque aprobado por el Gobierno consiste en un gasto público de 10.000 millones de euros. Durante toda la legislatura pasada, el gasto público creció año tras año por encima del PIB nominal, lo mismo que ocurría en el último Gobierno de González. Pedro Solbes moderó el crecimiento del gasto que caracterizó los años de Solchaga y así consiguió que el déficit, que se había disparado en 1993, volviera a los niveles del 6 por ciento con los que llegó a 1996.

Para sortear el aumento de gasto, el Solbes del periodo 1993-96 subió un punto el IVA, lo que se tradujo en un menor consumo. Aunque ahora no subiría los impuestos, el ministro ya ha dejado claro que tampoco es partidario de bajarlos más. "Depende de cómo vayamos", ha respondido a las demandas de reformas fiscales más profundas.

En la legislatura anterior se firmó una reforma laboral cuyo objetivo era fomentar la contratación indefinida. Aun así, la tasa de temporalidad baja muy tímidamente y continúa por encima del 30 por ciento de la contratación. Empresarios y sindicatos reclaman medidas urgentes ante la destrucción de empleo que ya ha empezado. En 1994 también se aprobó una reforma laboral que pretendía luchar contra el desempleo juvenil y que incluía, entre otras cosas, una modalidad de contrato de bajo salario, conocido como "contrato basura". Esta reforma provocó la huelga general en enero de ese año, la segunda de la época de Felipe González.

Privatizaciones

A principios de los 90 empieza la privatización de las empresas públicas. En estos años se vendían paquetes de acciones de Repsol, Telefónica o Endesa y parecía que la liberalización de la economía había llegado. En realidad, medidas liberalizadoras, más allá de las obligadas por las directivas europeas, no hubo apenas. En el momento actual, con una inflación que se acerca a la de entonces, desde distintos sectores, como el energético o el comercial, se siguen reclamando menos regulaciones.

En este repaso somero no podía faltar un recuerdo: los Presupuestos de Solbes para 1996 no fueron aprobados en las Cortes porque CiU retiró su apoyo al Gobierno y tuvieron que prorrogarse los de 1995.

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