Economía

Merkel recupera el plan para compartir la carga de la deuda soberana en la UE

  • Supone crear un fondo para colectivizar las deudas que estén por encima del 60%
La canciller alemana, Angela Merkel.

La canciller alemana, Angela Merkel, tiene su propio plan para impulsar el crecimiento en la UE. Y va más allá del pacto fiscal para lograr una mayor disciplina presupuestaria, e incluso de los llamados project bonds, para financiar la inversión en infraestructuras. Pero necesita el sí de la oposición para sacar adelante estas medidas en su propio país. Y ésta ya le ha puesto condiciones a cambio de su apoyo.

Una de ellas, recuerda Bloomberg, reconsiderar una vieja propuesta que, sin suponer eurobonos, también implicaría una responsabilidad para compartir a nivel europeo la carga de la deuda soberana. Ésta pasa por crear un fondo de redención, que ayudaría a los países participantes a reducir su deuda por debajo del 60% del PIB a cambio de  asumir compromisos constitucionales.

De momento, las dos principales fuerzas opositoras -Partido Socialdemócrata (SPD) y Verdes- ya han arrancado de la canciller el compromiso de discutir esta propuesta en una reunión en la cancillería el próximo 13 de junio. Y lo han hecho a la vuelta a Berlín de la canciller, tras la cumbre del pasado miércoles.

Precisamente en esa cumbre, los líderes europeos desenterraron, además, la idea de crear un fondo único de garantía de depósitos.

¿Cómo funcionaría?

La creación del citado fondo, un pacto para amortizar la deuda, es una propuesta que hicieron en noviembre los llamados sabios alemanes. En virtud del mismo, los Estados participantes tendrían que fijar en su legislación nacional un freno a la deuda y establecer una senda vinculante de consolidación presupuestaria. Algo que, en la práctica, ya persigue el pacto fiscal acordado por 25 de los 27 miembros de la UE el pasado marzo.

A cambio de ello, a los países se les abriría la posibilidad de financiar parte de su deuda a través de un fondo de amortización común que los miembros del pacto garantizarían conjuntamente.

Las deudas que superasen el 60% del PIB se desplazarían al fondo de amortización conjunto que emitiría títulos por valor de 2,3 billones de euros. Italia sería el principal participante, con un 41%, seguido por Alemania, con el  25%. Otros miembros importantes del pacto deberían ser Francia, Bélgica y España.

A través de la senda de consolidación fiscal, los países del pacto se comprometerían a amortizar la parte de su deuda trasladada al fondo en un plazo de entre 20 y 25 años. Como garantías, tendrían que ofrecer parte de sus reservas de divisas o de oro.

Además, parte de la recaudación de un impuesto nacional, que podría ser el IVA o el impuesto a la renta, no debería ir a los presupuestos nacionales sino directamente al fondo de amortización.

El fondo de amortización tendría que ser una institución limitada en el tiempo, que se aboliría en el momento en que los países redujeran sus deudas por debajo del 60% del PIB, un límite que no podrían volver a superar.

El sí al pacto fiscal alemán

La ratificación por Alemania del pacto fiscal precisa de la mayoría de dos tercios de la cámara baja (Bundestag) antes de pasar por la cámara alta (Bundesrat). La coalición de centro-derecha de Merkel no tiene ni esos dos tercios en el Bundestag ni la mayoria simple del Bundesrat.

Hasta el momento, el Partido Socialdemócrata (SPD) ni siquiera había entrado a defender los eurobonos, que rechazan una mayoría de los contribuyentes alemanes, y el propio Bundesbank. Pero de pronto endurecieron el tono, contagiado por el giro francés.

Los Verdes van incluso más allá e insisten en someter el sí al pacto fiscal a un congreso extraordinario, en septiembre. Ello echaría irremediablemente atrás el propósito de Merkel de verlo aprobado en julio.

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