Economía

Europa desentierra la idea de crear un fondo único de garantía de depósitos

El jefe del Gobierno italiano, el ex eurócrata Mario Monti, logró con el apoyo del socialista François Hollande, nuevo presidente de Francia, que la conservadora Angela Merkel, canciller de Alemania, acepte desempolvar el debate sobre la creación de un fondo europeo de garantía de depósitos. Y Hollande logró que también se reanude el debate sobre la emisión de eurobonos. Mario Draghi: Europa necesita un salto valiente hacia la integración política.

Éstas son algunas de las iniciativas más destacables que han quedado abiertas después de la maratoniana cumbre informal sobre el crecimiento celebrada el miércoles en Bruselas, a la que acudieron los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 países que integran la Unión Europea. Ninguna de ellas, sin embargo, llegará a tiempo para solventar las dudas existenciales que asaltan a las arcas públicas de Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia.

La UE es el único animal cuya reacción sistemática cuando se enfada o corre peligro de extinción es solicitar un informe. Y los eurobonos y el euro fondo de garantía de depósitos bancarios son dos de los aspectos del informe que a mediados de junio deberían presentar los primeros espadas de la eurocracia bruselense. Informe sobre algo tan concreto como "el método de trabajo para profundizar en la integración económica del Viejo continente. Es la conclusión más tangible de la cena que compartieron en Bruselas el miércoles los líderes europeos, que se prolongó hasta pasada la una de la madrugada.

El informe alimentará los debates de la cumbre de los dirigentes europeos en Bruselas los días 28 y 29 de junio. Cumbre de la que se supone debe salir un plan para impulsar el crecimiento y el empleo, sin renunciar a la austeridad.

Miedo al corralito

Crear un fondo de garantía de depósitos europeo serviría para evitar la fuga de depósitos de un banco a otro, de un país a otro. Lo que está pasando desde hace meses en Grecia, por ejemplo, donde la población teme perder su dinero por una quiebra o un corralito.

No será fácil. La negociación sobre una propuesta mucho menos ambiciosa que se limita a acelerar el pago de las indemnizaciones de estos fondos y a coordinar mejor los fondos nacionales en caso de que quiebre una entidad que opere en más de un país -propuesta planteada por la Comisión Europea en junio de 2010- vaga bloqueada por los pasillos del Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros de los veintisiete países de la UE.

Bruselas ya renunció en 2010 a proponer un fondo europeo único por problemas legales y resistencias políticas. Y anunció que dejaría el tema aparcado hasta 2014. Un año antes, cuando el ministro español de Economía y Hacienda era aún Pedro Solbes, Europa elevó a 100.000 euros por ahorrador el monto garantizado en cada Estado. La armonización fue por las quejas de Reino Unido, que temía una fuga de capitales a Irlanda donde el Gobierno garantizaba ilimitadamente a sus bancos en apuros. Y ya se sabe lo que pasó: la banca quebró y arrastró a Dublín en su caída.

En las próximas semanas también debería publicar Bruselas la propuesta de crear una red europea de fondos nacionales para liquidar de manera ordenada entidades de crédito zombis. La idea inicial, crear un fondo europeo de resolución, fue desechada incluso antes de ser formulada oficialmente por el Ejecutivo comunitario dada la resistencia de los Gobiernos nacionales.

Crear un fondo de garantía europeo de depósitos obligaría a integrar la supervisión bancaria. Alemania, por ejemplo, no permitirá que sus ciudadanos o sus bancos contribuyan a un fondo que podría rescatar, sin ir más lejos, a una Caja de Ahorros española, si las autoridades germanas vía algún tipo de supervisor único europeo no han tenido previamente ni voz ni voto en el control de tal entidad. Dos veces ha intentado Europa integrar la supervisión y reglamentación financiera en los últimos doce años. Y las dos veces el resultado se ha limitado a crear primero y reforzar después una red de agencias que están más cerca de ser un embrión que de un verdadero supervisor único. En el más reciente e insuficiente intento legislativo participó el ahora ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, cuando era eurodiputado.

Avanzar hacia una verdadera supervisión comunitaria podría implicar, al menos es lo que se ha asegurado hasta ahora para no hacerlo, un largo, complejo e incierto proceso de reforma de los Tratados de la UE que Reino Unido previsiblemente torpedearía. También habría que pasar por una reforma de los Tratados para que Europa pueda emitir eurobonos a la altura de las expectativas creadas en países en apuros como Grecia, Irlanda, Portugal, España o Italia. Aunque la Comisión Europea ha planteado opciones menos ambiciosas pero más rápidas precisamente para que el camino a recorrer sea menos abrupto.

En los pasillos comunitarios nadie cree que se pueda entablar una verdadera negociación sobre los eurobonos hasta que a mediados o finales del año que viene se hayan celebrado las elecciones generales en Alemania. Y hasta que Hollande demuestre a Merkel con pruebas fehacientes que se toma en serio dejar a finales de 2013 el déficit público francés en un nivel equivalente al 3% de su producto interior bruto (PIB). Si no hay dolorosos e impopulares tijeretazos de por medio, Bruselas prevé que el déficit público galo termine por encima del 4% este año y el que viene, y la deuda se dispare hasta el 92,5% en 2013.

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