
Si vis pacem, para bellum. "Portugal ya es un condenado a muerte" y los líderes europeos podrían estar empezando a darse cuenta de que la situación es más que seria y de que pueden caer más países. No en vano, y como ayer señalaba el Financial Times, los mercados financieros y los políticos europeos son "como dos bandos rivales en un campo de batalla". Así será el nuevo plan de la UE: rescates, compras de deuda y menores intereses.
Así las cosas, los Gobiernos de la UE han retomado esta semana la negociación para ampliar el fondo de 750.000 millones de euros con el que Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevén rescatar a los países del euro en apuros.
La realidad obliga porque ahora parece claro que los mercados están empujando a Lisboa, Madrid, Roma y Bruselas al filo del abismo de la quiebra tal y como el año pasado hicieron con Grecia e Irlanda.
Durao Barroso abre el melón...
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha pedido a los líderes europeos que en su próxima cumbre prevista para el 4 de febrero aprueben incrementar la dotación y flexibilizar el uso del fondo de rescate de 750.000 millones de euros.
No obstante, Durao Barroso templó su discurso asegurando que este aumento no significa que vaya a ser necesario utilizar el fondo para asistir a Portugal y España. "Con esto no queremos dar a entender de ninguna manera que lo utilizaremos para el país A o para el país B", ha resaltado el presidente de la Comisión.
"Es una medida de precaución que tiene sentido en la medida en que tenemos una moneda común con diferentes posiciones fiscales y presupuestarios", ha agregado.
...y Rehn confirma que algo se cuece
El comisario de Asuntos Económicos, el finlandés Olli Rehn, señaló que la Eurozona está trabajando en un plan "integral" para contener la crisis soberana.
"Necesitamos revisar todas las opciones sobre el tamaño y el ámbito de actuación de todos nuestros fondos de asistencia financiera, no sólo del actual, sino también del mecanismo europeo permanente de estabilidad, que estará en vigor desde mediados de 2013", apuntó. "Es mejor prevenir que lamentar y garantizar que tenemos suficientes instrumentos de garantía incluso para los peores necesarios posibles", sentenció Rehn.
El aumento de este fondo ya fue abordado a finales del año pasado, y los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 países de la UE se comprometieron en diciembre a hacer cuanto fuera necesario para evitar que la crisis de la deuda pública se cobrara nuevas víctimas en el Viejo Continente. Así lo aseguró Barroso en una entrevista publicada por elEconomista el pasado 18 de diciembre. Pero al no cifrar hasta dónde están dispuestos a llegar, no han logrado calmar las incertidumbres de los inversores.
Otra opción que vuelve a plantearse es permitir que este fondo compre deuda pública para suavizar la presión de los mercados sobre los Estados en dificultades.
También resurge la idea de que el FMI conceda una línea de crédito a España para garantizar su liquidez. Era uno de los elementos principales del artículo editorial de la edición de ayer del diario británico Financial Times. El pasado 16 de junio, elEconomista destapó los contactos entre Madrid, Bruselas y Washington para explorar este posible apoyo y prevenir una quiebra en toda regla, apoyo cifrado en unos 250.000 millones de euros.
Las medidas deben ser contundentes
Los gobiernos europeos están considerando un nuevo paquete de medidas para frenar la crisis soberana. Según publica Bloomberg citando a dos fuentes cercanas a las negociaciones, éste incluirá ayudas para Portugal, compras de deuda, una reducción de los intereses en los préstamos de rescate y garantías contra un excesivo endeudamiento.
El nuevo plan incluiría un crédito a Portugal de unos 60.000 millones de euros y la compra de deuda griega, lo que supondría una nueva vuelta de tuerca a los esfuerzos de la Eurozona para calmar a los mercados.
Los detalles se discutirán la semana que viene, según la agencia de noticias, aunque el debate es tan delicado para Alemania que las decisiones definitivas se podrían posponer hasta la cumbre que se celebrará el 4 de febrero.