
El Gobierno español ha confirmado hoy que la aportación de España al rescate de Grecia sería un préstamo que rondaría los 2.000 millones de euros. Según fuentes del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, presidente español y presidente semestral de la UE, se ha reunido en Bruselas con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y ambos han coincidido en la necesidad de intervenir en apoyo de Grecia de manera "inmediata" para eliminar la incertidumbre y evitar que el rescate termine por ser más caro.
Alemania sigue siendo el principal obstáculo para que la UE cierre esta semana un acuerdo para apoyar a Atenas. España y Francia seguirán maniobrando a lo largo de este jueves en los pasillos de la cumbre que celebran este jueves y este viernes en Bruselas lo jefes de Estado o de Gobierno de los Veintisiete.
Su intención es que esta noche, alrededor de las diez, se reúna una cumbre del Eurogrupo: los dirigentes de los 16 países que comparten el euro como moneda común. En la reunión del Eurogrupo se escenificaría el pacto para apoyar a Atenas.
Merkel, en su laberinto: tratando de ganar tiempo
La canciller alemana, Angela Merkel, insistió hoy ante la Cámara baja del Parlamento alemán (Bundestag) en que cualquier ayuda de emergencia a Grecia sólo debe plantearse como "último recurso" e incluir préstamos bilaterales entre los países de la eurozona y la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los ladridos del dóberman alemán son un simple farol dentro de la partida de póquer en la que se está convirtiendo el rescate de Grecia, ya que Alemania apoyaría una fórmula mixta para ayudar a Grecia que incluyera tanto a la Unión Europea como al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al fin y al cabo, triunfaría su tesis de que el FMI es el organismo cualificado para orquestar la operación y no estaría tan expuesta a las consecuencias de un rescate que plantea problemas politicos y morales.
Alemania sigue maniobrando y ganando tiempo porque necesita crear unas condiciones propicias para acabar cediendo en el rescate griego, ya que Merkel no puede dejar cabos sueltos debido a que el rescate es una bomba política.
La UE teme provocar la caída del Gobierno alemán
El problema es que la convivencia en el interior de la coalición gubernamental entre los conservadores de Merkel y los liberales es más tensa que entre el vecindario de la comedia televisiva Aquí no hay quien viva.
Los liberales se oponen al rescate, al contrario que los socialistas que hace un año aún formaban parte del Gobierno. Y es que el país sufre la efervescencia de la precampaña de unas elecciones regionales cruciales. Además, entre la prensa y la opinión pública están calando lugares comunes nacionalistas y populistas que no son nuevos, pero sí muy antieuropeos.
Argumentos que añoran la solvencia del marco, y lamentan que el contribuyente alemán siempre tenga que pagar los platos rotos en la UE.
Pese a que consideran que la credibilidad del euro exige que sus miembros arreglen entre ellos sus problemas sin necesidad de ayudas externas, Francia, España, Bélgica, la Comisión Europea, y el presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, han minimizado su oposición a acudir al FMI para que corra con parte del rescate, como pedía Alemania para reducir el costo.
Y Grecia parece conformarse con un pacto sobre el mecanismo de ayuda aunque no incluya su activación inmediata. Al fin y al cabo, la preocupación es la siguiente: ¿de qué sirve recortar el gasto si suben los intereses de la deuda?