Economía

Carta al Gobierno: urge un plan para defender la credibilidad española

A la atención de los responsables económicos del Gobierno. Por la presente, y con el mayor de los respetos posibles, me dirijo a ustedes para rogarles que, por favor, presenten pública y formalmente un plan en el que detallen cómo y en qué plazos tienen previsto reducir el déficit público. Emilio Botín: "Es necesario el esfuerzo conjunto para mantener el rating de España".

De lo contrario, la credibilidad financiera de España, que tanto ha costado construir en las tres últimas décadas, correrá el riesgo de desmoronarse.

Pueden distraerse en discutir la autoridad o no de las agencias de calificación de riesgos o el determinante papel que éstas desempeñaron para alimentar la crisis en la que seguimos inmersos. Si eso consuela su conciencia, adelante. Están en su derecho. Pero sería desviar la atención. Una simple cortina de humo. Lo sustancial es que el mercado está asustado.

Que los acontecimientos de Dubai y Grecia han sensibilizado de nuevo a los inversores, que vuelven a huirde todo aquello que huele -o puede oler- a riesgo. Y que, tras el anuncio realizado ayer por la agencia Standard & Poor's (S&P), que ha situado nuestra calificación crediticia en perspectiva "negativa", pueden meter a España en el mismo saco que a Dubai y Grecia.

El pasado más reciente ha dado sobradas muestras de que, cuando el temor retorna, los inversores no hacen miramientos ni se andan con discriminaciones. Se van con su dinero a otra parte, y ya está.

Ténganlo claro. Con el mercado no se juega. Si nos da la espalda, si nos cuelga el sambenito de que somos un país arriesgado, de que no somos de fiar, la amenaza será mayúscula. No la menosprecien, por favor. Porque las cosas no pasan hasta que pasan, y no conviene tentar la suerte.

Cuentan, además, con armas de peso para dirigirse a la comunidad internacional. Como la proporción de deuda pública sobre el Producto Interior Bruto (PIB), que en nuestro país no llega al 60%, cuando, por ejemplo, la de Francia y Alemania supera el 70% y la de EEUU camina hacia el 85%, mientras que la de Grecia o Italia rebasa el 100% del PIB.

Pero tampoco caigan en triunfalismos, porque hay motivos para la preocupación y para la actuación de los evaluadores del rating. Entre ellos, destaca el desajuste que arrojan las cuentas públicas. Para este año, y tomando las distintas previsiones existentes, el déficit fiscal puede oscilar entre el 11 y el 12,5% del PIB, un porcentaje que en 2010 puede moverse entre el 10 y el 11%. ¿Será la deuda pública el gran tema del año 2010?

Cuestión de expectativas

Por favor, reaccionen. S&P lo dijo ayer muy clarito. "Reducir el tamaño de los desequilibrios fiscales y económicos de España requiere acciones políticas fuertes", subrayó la agencia. Y para que no haya equívocos ni tremendismos, agregó: "Dada la relativamente fuerte posición de partida las finanzas públicas, creemos que hay tiempo para que el Gobierno fragüe un consenso político que apoye una consolidación fiscal creíble que sea consistente con el rating actual".

Dicho de otro modo: pide información sobre cómo tienen previsto desandar el camino emprendido desde 2008 con respecto a las cuentas públicas. El mercado, no sólo S&P, precisa claridad y se mueve por expectativas. Actúen para que las de nuestro país no caigan en las garras del pesimismo como está pasando con Grecia o Dubai.

Defiendan a España como se merece. Con seriedad, presentando un plan que se pueda alcanzar -realista, vamos- y comprometiéndose, por supuesto, a su cumplimiento para reequilibrar la posición fiscal. De lo contrario, los atisbos de mejoría -unos importados, otros propios- que se intuían en España podrían morir antes de arraigar.

Atentamente.

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