Economía

Dinamarca, la economía donde la izquierda derriba barrios 'no occidentales' y roba talento a países vecinos para prosperar

  • Dinamarca es uno de los países más ricos en PIB per cápita de toda Europa
  • Su mercado laboral funciona a la perfección con una de las tasas de paro más bajas
  • La tasa de empleo de los trabajadores de fuera de la UE supera el 72%

Dinamarca es uno de esos pocos países en los que parece primar el interés nacional y de sus ciudadanos sobre el de la ideología y la política. Ser un país pequeño (relativamente homogéneo) probablemente ayuda a tomar decisiones importantes que atañen a toda la sociedad y, sobre todo, a tomarlas bien, gobierne quien gobierne. Un buen ejemplo de esto último es el actual ejecutivo, que pese a pertenecer al 'socialismo europeo' es conocido por aplicar políticas económicas y sociales que ni siquiera podrían implementar un partido de 'derechas' en muchos países del resto de Europa. Políticas que, sin embargo, parecen haber sido la clave del éxito de Dinamarca frente a países muy cercanos geográfica y culturalmente que llevan años fracasando a la hora de integrar a la inmigración y lograr un desarrollo potente. Con todo, Dinamarca es una de las economías ricas de Europa, con una de las tasas de paro más bajas y con un crecimiento del PIB más sólido. Apenas tiene deuda pública y todo hacer indicar que la inmigración se está integrando, al menos, en términos laborales. Así es el país de 'izquierdas' que no le tiembla el pulso a la hora de derribar barrios enteros habitados por ciudadanos 'no occidentales' o que no duda a la hora de buscar el talento que necesita directamente en sus países vecinos o culturalmente afines... todo ello bajo el mando de Mette Frederiksen, primera ministra danesa del partido Socialdemócrata, que ha asumido esta semana la presidencia del Consejo de la UE. Así es Dinamarca.

Dinamarca suele aparecer como ejemplo de casi todo en los debates políticos y de las sociedades de otras economías menos exitosas. No parece extraño que esto ocurre en un país tan avanzado y que al mismo tiempo tiene las cosas tan claras. Dinamarca tiene una tasa de paro del 6% y una renta per cápita de 58.600 euros. Aunque las comparaciones son odiosas, aquí son relevantes para comprender la extrema riqueza de este país. Por ejemplo, la renta per cápita de España, según el mismo indicador de Eurostat, es de 27.740 euros (menos de la mitad) y la tasa de paro del 11,4% (casi el doble). Al mismo tiempo, Dinamarca presenta una renta per cápita ligeramente inferior a la de Noruega (pese a no tener casi petróleo), pero mucho más alta (10.000 euros de diferencia) respecto a Suecia o Finlandia (15.000 euros de diferencia a favor de Dinamarca.

Una de las claves de este éxito económico está en su mercado laboral y en la integración de los extranjeros. La agencia de estadísticas Eurostat muestra que la tasa de empleo de los no nacidos en la Unión Europea (UE) alcanza el 72% en Dinamarca, frente al 64% de Sueciao 59% de Finlandia. ¿A qué se debe tal diferencia? Según explican desde la BBC en un reportaje, Dinamarca ha dado un giro radicalmente diferente en lo que se refiere a la inmigración. El país se ha convertido en "pionero en políticas migratorias restrictivas" en Europa, según Marie Sandberg, directora del Centro de Estudios Avanzados sobre Migración (AMIS) de la Universidad de Copenhague, tanto en lo que respecta a solicitantes de asilo como a inmigrantes que quieren trabajar en Dinamarca, según explica en declaraciones a la BBC.

Demolición de barrios enteros

Dinamarca está implementando una política destinada a acabar con los guetos o zonas marginales que en casos extremos puede conllevar incluso la demolición de barrios enteros. Esta medida ha sido tan controvertida que incluso un asesor del Tribunal Supremo de la Unión Europea la declaró como discriminatoria, a la espera de una sentencia que se emitirá en los próximos meses.

La legislación sobre vivienda, vigente desde 2018, busca promover la integración en las zonas del país donde los inmigrantes han tenido un éxito relativo en el dominio del idioma y el empleo. Sin embargo, su implementación, que ha conllevado la demolición de viviendas sociales en la capital, Copenhague, y en otros lugares, ha generado reacciones negativas por parte de algunos grupos de derechos humanos, los afectados y las Naciones Unidas.

En la práctica, eso significa que miles de apartamentos están siendo o van a ser demolidos, vendidos a inversores privados o reemplazados por nuevas viviendas destinadas a otro tipo de perfiles (y a menudo no inmigrantes), para estimular la integración e impedir que se generen guetos como ha ocurrido en los barrios más peligrosos de Suecia.

El gobierno defiende que el plan tiene como objetivo desmantelar las "sociedades paralelas", que los políticos describen como enclaves segregados donde los inmigrantes no participan en la sociedad en general ni aprenden danés, incluso cuando se benefician del generoso sistema de bienestar social del país. Los opositores dicen que es una forma contundente de discriminación étnica y gratuita en un país que tradicionalmente mostraba una baja desigualdad de ingresos y donde la tasa de pobreza en las zonas más humildes es mucho menos pronunciada que en muchos países del entorno. Con todo, las críticas y los casos particulares han cobrado fuerza.

Muhammad Aslam, de 58 años, presidente de la asociación de viviendas de Mjolnerparken, fue desalojado en virtud de la política de dispersión de viviendas junto con su esposa y uno de sus cuatro hijos en 2023, según publican desde la agencia Reuters. "Mis cuatro hijos nacieron y crecieron en la vivienda de la que nos desalojaron", declaró. Todos esos recuerdos desaparecieron de la noche a la mañana. Y no solo nuestra familia, sino también muchos de nuestros vecinos. Aslam, que llegó a Dinamarca desde Pakistán en 1975, ha sido realojado dos veces. "Todos estamos incluidos en las estadísticas negativas porque nací en un país no occidental; mis hijos, que nacieron y crecieron en Mjolnerparken, Dinamarca, también son ciudadanos daneses", aseguraba el afectado.

Las zonas de transformación

Dinamarca designa un barrio como 'zona de transformación' si más del 50% de los residentes son inmigrantes no occidentales o sus descendientes y si se cumplen al menos otros dos criterios de educación, ingresos, delincuencia y participación laboral. La ley exige que las asociaciones de vivienda pública reduzcan la proporción de viviendas públicas en los barrios al 40% para enero de 2030.

La ministra de Asuntos Sociales y Vivienda de Dinamarca, Sophie Hastorp Andersen, señaló con rotundidad que este plan funciona, además de remarcar el carácter no vinculante del dictamen del abogado general del tribunal europeo. "Por lo tanto, esperaré la decisión final de los jueces", declaró en un comunicado. Tras el fallo del TJUE, el caso volverá a un tribunal danés para determinar su ejecución.

No obstante, como destacan desde la BBC quizás lo más sorprendente sea quién está detrás de esta iniciativa: el Gobierno socialdemócrata de Dinamarca. En Dinamarca se está abordando el problema de una manera muy distinta a la de buena parte de los países de Europa, aunque algunos de ellos, como es el caso de Suecia, están empezando a copiar rápidamente las políticas danesas ante el creciente descontento de la población.

Desde la BBC explican que muchas de las duras medidas danesas parecían tener dos objetivos claros: acaparar titulares como y funcionar. Las autoridades danesas crearon intencionadamente un "entorno hostil" para los inmigrantes", afirma Alberto Horst Neidhardt, analista del Centro de Política Europea, en declaraciones a la BBC.

Por ejemplo, publicó anuncios en diarios y prensa libanesa en pleno auge de la crisis migratoria, destacando la dureza de las políticas migratorias danesas. "El objetivo ha sido reducir los incentivos para venir a Dinamarca", comenta Susi Dennison, investigadora principal de políticas del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, en declaraciones a la BBC. "Los daneses han ido más allá que la mayoría de los gobiernos europeos", apunta.

Busca extranjeros cualificados

Mientras que Dinamarca impone duras legislaciones para la inmigración 'no occidental' busca talento en países con una cultura más afín en perfiles con cualificación y formación, algo que tampoco está bien visto entre los países vecinos (a los que les 'roba' el talento). El gobierno de Dinamarca publica frecuentemente lo que se conoce como 'Listas Positivas' para trabajadores altamente cualificados de otros países para cubrir la escasez de mano de obra a la que se ha estado enfrentando Dinamarca. Estas listas se actualizan de forma habitual con nuevos puestos de trabajo y la descripción de los mismos.

La Agencia para el Reclutamiento Internacional y la Integración (SIRI) explica que la Lista Positiva para personas con Educación Superior incluye un total de 45 títulos de trabajo, mientras que la Lista Positiva para Trabajadores con habilidades específicas (formación profesional y otro tipo de educación que profundice en los campos demandados incluye 46 títulos. La lista va desde ingenieros, asistentes sociales, trabajadores especializados en personas mayores, técnicos de laboratorio, agentes inmobiliarios, asistentes de la industria logística, radiólogos o empleados especializados en atención al cliente.

Desde el Banco Nacional de Dinamarca explicaban en un paper publicado en 2022 que la economía atrae mucho más a un tipo concreto de trabajador extranjero y precisamente son los que están poco cualificados o no cuentan con educación superior. La explicación es que en Dinamarca la prima salarial por tener una formación amplia es menor que en otros países, por lo que la economía logra atraer en mayor medida a trabadores con menores habilidades, que en sus países de origen tenían salarios relativamente mucho más bajos respecto a lo que pueden obtener en Dinamarca. Por el contrario, las empresas tienen más complicaciones para atraer a trabajadores cualificados (ingenieros, doctores...), porque la prima salarial por mudarse a trabajar en Dinamarca es menor y, por ende, resulta menos atractivo. Es por ello por lo que se están lanzando estos programas y oficinas para encontrar este tipo de empleados en Europa y otros países occidentales.

Al igual que el resto de Europa, aunque Dinamarca muestre este mensaje y políticas duras contra la inmigración, el país nórdico se enfrenta el envejecimiento de su población a la escasez de mano de obra. El Gobierno socialdemócrata quiere resolver estas amenazas, pero no a cualquier precio. "Antes de la crisis de refugiados de 2015, existía el estereotipo de que los países nórdicos eran muy internacionalistas y tenían una cultura de acogida para los solicitantes de asilo", apunta. Todo esto cambio muy rápido. Este giro tan radical, explica, también lo provocó el hecho de que Alemania, economía que hace frontera con Dinamarca, permitiera que más de un millón de refugiados entraran en el país durante la crisis migratoria, con unos resultados un tanto dudosos: "Esa fue una decisión política que tuvo repercusiones en toda Europa", sentencia.

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